Tal como lo decía anteriormente en otro artículo, las redes sociales, en teoría, son “la panacea” para obtener amigos y llegar a una gran masa de personas que fielmente siguen todo lo que usted hace, dando una valoración y llegando incluso hasta comentar o compartir cada publicación. Ahora bien, cuando a tanta atención se le añade la capacidad de intercambiar mensajes de texto, audio o video y hasta llamadas mediante una aplicación como WhatsApp en un dispositivo móvil, puede que esto sea ya demasiado si no se maneja la interacción con cuidado y responsabilidad.
Muchos pueden pensar: cualquier persona con un nivel básico de estudios y con cierta familiaridad, teniendo a la mano un dispositivo móvil puede llegar a usar una red social y un chat, lo cual es totalmente cierto; pero no está por demás analizar y entender el origen de todo esto: de dónde vienen y para qué se usan las redes sociales en la actualidad?. Lo anterior, sumado al sentido común, puede parecer muy trivial, pero, seguramente, a más de uno le puede evitar distraerse con la abundancia de contenido aburrido y de basura o, en el peor de los casos, con un un escándalo de marca mayor como el de las fotos de las celebridades desnudas.
Ahora bien: habiendo entendido todo lo anterior es posible entrar en el contexto de WhatsApp que, aunque no es una red social sino una aplicación de mensajería (bastante útil para comunicarse entre SmartPhones que operan con distintos sistemas operativos), debería ser aún más simple en su uso. En caso contrario, vale la pena recordar que :
- Generalmente la interacción es con individuos que hacen parte del directorio de contactos (están plenamente identificados y/o aceptados), y aunque esta no es una restricción, debería ser la norma de conducta para no terminar chateando con extraños,
- La interfaz es simple e intuitiva; basta con redactar el mensaje de texto o de multimedia y enviarlo; en segundos este será procesado por medio de los servidores de WhatsApp y remitido al destinatario(s) final(es). Posteriormente el receptor recibe una notificación del nuevo mensaje y procede a visualizarlo.
Hasta ahí todo parece “color de rosa”, pero recientemente se ha detectado una amenaza o “hueco de seguridad” que le ha “puesto los pelos de punta” a más de uno! Ya que Ahmed Lekssays, un estudiante de primer semestre de Ingeniería de Sistemas ( que en otros países se llama Informática) en Marruecos, logró romper la seguridad de la popular aplicación de mensajería y los alcances de la intrusión no llegan sólo a husmear en las conversaciones de terceros sino hasta el punto de poder ver todos los detalles de los contactos (en el caso de los usuarios de la aplicación en un iPhone).
Al igual que en el reciente ataque contra los usuarios de Android, estos no deben hacer nada para activar la amenaza y, lo que aun es más escalofriante de todo, es que Ahmed afirma que puede atacar incluso los teléfonos bloqueados con clave de acceso.
A pesar de que la gran mayoría de las aplicaciones de mensajería tratan de encriptar la información durante la transmisión de los datos, muchas (como Whastapp) permiten al proveedor del servicio y a más de un experto en informática tener acceso a la información que está siendo transmitida, a las comunicaciones pasadas y, lo peor de todo, a los contactos. Por lo mismo, vale la pena tratar los temas críticos de una forma más privada, y, en la medida de lo posible:
- Usar una red WiFi o de datos segura, para establecer la comunicación por medio de un VPN y un firewall.
- Buscar otra app de mensajería más segura que cuente con OTR y que las personas con las que va a conversar también lo estén usando.
Tener mucho sentido común y evitar al máximo revelar información confidencial y/o privada en los mensajes del chat.
