Con el envío de la invitación a un nuevo evento de Apple para el 18 de Octubre, se avivan las especulaciones sobre lo que lanzará la compañía luego del anuncio de los nuevos iPhone 13 y el Apple Watch Series 7 antes de finalizar el 2021.
Muchos especulan que veremos, entre otros, nuevos computadores que ostentarán el sucesor del Chip M1, al que por ahora se refieren bien sea como el M1X o el M2, un procesador mucho más rápido y efectivo que el M1 (que ya de por sí destruyó a la competencia) y que le da a Apple una ventaja competitiva sobre la competencia, al punto que otras marcas han comenzado a imitar con el desarrollo de sus propios chips.
Por eso me pareció relevante actualizar mi experiencia, luego de casi un año de venir usando el Chip M1 en diversos dispositivos: en el MacBook Pro de 13″, en el iMac de 24″ y en el iPad Pro de 12.9″; porque una cosa es evaluar un dispositivo durante unas semanas y otra, muy distinta, es depender de él por largos períodos de tiempo.
Escribí en Abril pasado sobre lo que creía representaba la proliferación del M1 dentro del ecosistema Apple, cuando vimos que más allá de los computadores de la marca el Chip estaba llegando también al iPad Pro y, mirando hacia atrás, veo que muchas de mis apreciaciones se mantienen: el M1 es la base de la estandarización del ecosistema. Una estandarización que le da a Apple control del stack completo de hardware (y todos sus componentes), software, servicios . Un Stack que le ha permitido a la compañía liberar espacio, mejorar -radicalmente- el funcionamiento de otros componentes (como por ejemplo de las cámaras) y amplificar los niveles de seguridad y privacidad que estos ofrecen.
En el Macbook me sigue sorprendiendo la duración de la batería. No creo que sería capaz de volver al mundo anterior y menos a un equipo (con procesador Intel) que me deje botado a las 6 u 8 horas.
En el iPad, por el contrario, hubiera pensado ver mejoras similares pero no ha sido así (posiblemente porque el Chip del modelo anterior ya ofrecía un rendimiento extremadamente bueno). Lo que sí he visto, ahora que instalé formalmente iPadOS 15, es una mejora sustancial en el performance de muchas de mis aplicaciones, incluidas aquellas de tipo profesional ahora que pueden hacer uso de hasta 12GB de RAM para su funcionamiento, y que sienten más fluidas, más vivas, más poderosas que nunca.
Y bueno, qué decir del iMac. Un diseño innovador que aprovecha el espacio que ha liberado el M1 para introducir unos parlantes fantásticos y una pantalla que enamora en un dispositivo que es ligeramente más ancho que un iPhone.
La llegada del M1 al iMac le ha permitido a Apple adicionar Touch ID en el teclado inalámbrico, algo que incrementa de manera notoria la seguridad y la privacidad de los usuarios al poder utilizar un reconocimiento biométrico para loguearse no sólo al dispositivo sino a aplicaciones y sitios web, completar claves de acceso almacenadas en KeyChain y rellenar formularios con información sensible como números de tarjetas de crédito.
Pero no para ahí:
- Sin mayor cambios en el hardware de las cámaras, el motor neuronal del M1 le ha permitido a Apple ofrecer una calidad de fotos y videos -por ejemplo para videoconferencias- muy superior a lo que teníamos en los modelos basados en Intel.
- Gracias a ese mismo chip, en el Mac ahora tenemos dictado ilimitado, con el que es posible dictarle documentos enteros sin tener que parar o pausar, y
- Con la llega de Live Text en macOS Monterey (que estará disponible para el público en general en un par de semanas) podemos reconocer y traducir textos en páginas web o vía las cámaras tal y como podemos hacerlo en nuestros dispositivos móviles.
Hablando de cómo los Mac se parecen más al iPhone y al iPad debo confesar que el M1 me permitido hacer algo que nunca pensé necesitar y que va en la misma línea de por qué creo que el mejor de los productos de Apple es la continuidad que ofrece la plataforma a nivel de documentos, archivos y funcionamiento y que hace que cada dispositivo se sienta como una extensión del flujo total de trabajo y no como un dispositivo diferente.
Y es que con la introducción del Chip M1, en el MacBook y en el iMac es posible correr aplicaciones de iOS / iPadOS de forma nativa, algo que nunca pensé necesitar pero que hoy utilizo de manera constante. Bien sea para escuchar La X en las mañanas vía su App para iOS (¿ya oyeron el snippet semanal de Hablemos de Apple que está apareciendo en Mañanas X?), para poder revisar las cámaras de la finca vía en una pantalla más generosa que la del iPhone, para jugar alguno de los tantos juegos que tiene el App Store (como Mini Motorways que se ve genial en el iMac).
Seguramente preguntará por la compatibilidad de aplicaciones de terceros. Y es que bien a finales del año pasado algunos usuarios reportaban problemas de compatibilidad y de aplicaciones que no estaban listas de forma nativa hoy pasan 2 cosas: 1) cada vez son más las apps ya portadas y 2) Rosetta funciona a la perfección. Bueno, a menos que usted sea de los que piratea software pues en ese segmento si se sigue viendo algo de problemas.
¿Qué esperar del nuevo procesador?
Joz parece no dejar mucho a la imaginación: velocidad.
Unleashed! These next six days are going to speed by. #AppleEvent pic.twitter.com/0ops2bVPvl
— Greg Joswiak (@gregjoz) October 12, 2021
Tanto por el “unleashed” como por el juego de palabras de “los próximos 6 días se pasarán volando” es claro que el foco es la velocidad. La gran pregunta es en qué dispositivos.
Originalmente Tim Cook mencionó que el paso de Intel a Apple Silicon debía tomar 18 meses. En Noviembre se cumple el primer año y por ahora el MacBook Air, el MacBook Pro de 13″, el Mac mini y el iMac (de 24″) ya han sido portados a la nueva arquitectura. Eso nos deja el MacBook Pro de 16″ (y un rumorado MacBook de 14″), el iMac de 27″ y el Mac Pro aún pendientes de actualización.
Esos deberían ser los equipos que veamos en este evento de la próxima semana. Pero ¿Se enfocará Apple sólo en ellos? ¿Actualizará los modelos actuales? ¿Aprovechará para lanzar nuevos form factor y tamaños? Lo bueno es que falta poco para que salgamos de la duda.