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Elon está jugando con fuego (y el impacto será catastrófico)

Los recientes cambios en Twitter solo pueden significar una cosa: el aumento de la desinformación y los peligros que ello conlleva

En su afán por salvar a Twitter (económicamente y no de los ‘bots’ como afirmó originalmente) Elon Musk ha cumplido su promesa de eliminar los badges de verificación de identidades de todos los usuarios de la plataforma. Ahora, para obtenerlo, personas, organizaciones y compañías deben pagar la suscripción a Twitter Blue (o esperar a ver si el propio Musk paga por dicha suscripción como lo está para ciertos personajes como Lebron James, Stephen King y Kara Swisher, entre otros).

 

Hasta ahí todo bien, al fin y al cabo vivimos en un mundo capitalista en donde el dueño del balón puede hacer lo que se venga en gana con él. El problema es que la suscripción a Twitter Blue no tiene ningún tipo de verificación de identidad (sólo se verifica que el número de teléfono de quien pide la verificación sea de esa persona) y, por lo tanto, desde que fue anunciada hemos visto la proliferación de cuentas falsas que, a simple viste, están verificadas. Celebridades, políticos, compañías, medios de comunicación, entidades gubernamentales y hasta grupos terroristas han visto a otras cuentas impersonarles y difundir información falsa.

 

Vea, por ejemplo, el caso del gobierno de la ciudad de Nueva York…

 

 

O mire lo ocurrido en Sudan, que está en medio de una guerra civil y en donde una cuenta falsa de una las facciones reportó la muerte de su líder (pero resultó que esa no era la cuenta de la organización aunque está verificada)…

 

 

Y es que según diversos estudios cerca de la mitad de los adultos se informan a través de redes sociales y el grueso de la gente cree todo lo que recibe por redes sociales y/o de mensajería. Mire el exterminio de los Rohinya en Myanmar, en el que Facebook jugó un papel decisivo. O el caso de la casa de una familia en la Costa Caribe Colombiana cuya casa fue quemada por una turba enardecida vía WhatsApp con la historia de que el joven que vivía en ella había violado una niña.

 

¿Qué pasa cuando no sólo no podemos confiar en la información que recibimos -por su contenido- sino que tampoco podemos discernir si quien la está compartiendo es la persona u organización que creemos es?

 

Piense qué pasaría si un grupo que quiere sembrar el terror en una población, decide abrir una cuenta suplantando a una autoridad, la verifica y envía un mensaje de urgencia para evacuar la zona porque hay, no sé, una avalancha o una erupción volcánica. O piense en alguien que quiere generar pánico económico en el mercado y crea una cuenta que parezca ser la de la FED (por ejemplo), se suscribe a Twitter Blue y automáticamente queda “verificada” y comienza a compartir información falsa sobre inflación, desempleo y demás.

 

Piense en la destrucción de las bases de nuestra sociedad si alguien crea cuentas falsas de medios de comunicación reconocidos y, con solo USD 8 logra que Twitter les “verifique” la cuenta y comienzan a compartir falsedades. Piense en cómo le pueden destruir la imagen, la identidad y la vida a una persona si con solo pagar USD 8 Twitter le permite a cualquiera crear una cuenta con el nombre, la foto e información de un tercero a quien le quiere hacer daño y este comienza a compartir información “propia” falsa.

 

Piense en si, además de esto, se soporta con audios, imágenes y videos que a simple vista parecen reales pero que en realidad fueron creadas a partir de algoritmos de Inteligencia Artificial como la foto viral del Papa con su abrigo de invierno. ¿Se imagina el nivel de manipulación alcanzable y el riesgo que esto puede siginificar?

 

El problema no es pagar o no pagar. El problema es que quien pague debe ser verificado ANTES de poder ostentar el que, por años, ha sido un símbolo de “autenticidad”. Un símbolo en el que los cerca de 800 millones de usuarios de la plataforma han llegado a confiar. Mire, por ejemplo, la cuenta de Hugo Chavez, recién “verificada”. ¿Cómo diablos hizo el difunto para verificar su número de teléfono? Es una payasada!

 

 

Se ha equivocado Elon. Y los números así lo demuestran. Menos del 2% de los usuarios de la plataforma (personas y organizaciones) han optado por la suscripción y decenas de las suscripciones que se han pagado han sido para suplantar a terceros que perdieron su chulo por no querer pagar la suscripción. Y sólo hay una solución: separa la verificación de identidades de los usuarios de los servicios adicionales de la suscripción. Porque de lo contrario el riesgo es enorme.

 

Mi rant, en video…

 

 

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