Señor
Timothy Donald Cook
1 Apple Park Way
Cupertino, California
Estimado Tim:
Confieso que he tenido pensamientos pecanimosos y que van en contravía de aquello que me caracterizado como hombre de bien, devoto – casi a nivel religioso – de la compañía que usted lidera. Confieso que por primera vez he pensado – seriamente – en otra marca de smartphones y que me emocioné, casi como cuando tuve el placer de verlo a usted en vivo en el escenario en WWDC de este año en San José, al ver los anuncios de Huawei del día de ayer (y eso que fue de forma remota) y en especial aquellos relacionados con el Mate 20 Pro (Ya vieron la nota de Felipe sobre los anuncios?) .
No. No fue como cuando escribí que el Samsung Galaxy S8 era casi perfecto ni cuando me regué en prosa exaltando las cualidades del Note 9. No fue como cuando he dicho que me encanta la estrategia de los Mods de Motorola y la pureza de sus equipos. Ni siquiera cuando he hablado de la relación costo-beneficio que ofrece Xiaomi a sus usuarios en todos sus dispositivos.
En esas ocasiones lo he dicho pensando en los demás. En lo que le sirve a la gente.
En esta ocasión he pecado de pensamiento y palabra (aún no de obra porque no he tenido la oportunidad de tener el equipo en mis manos) pensando en mí, en mi propia experiencia y en el futuro que se avecina. En mi esposa, en mis hijos, en mis padres y suegros. En mi hermano y mi cuñada y en mi cuñado y en su esposa, en sus hijos y mis ahijados. En mi circulo cercano de amigos, todos ellos usuarios de iPhone gracias (en gran parte) a la evangelización que durante años he hecho de los beneficios de la marca y de sus dispositivos.
No sé si es ese degradé del color azul del Mate 20 Pro que me parece DI-VI-NO, o la forma en que están organizadas sus 3 cámaras Leica en la parte posterior del dispositivo. O si son las fotos nocturnas que parece que toma el sistema y que jamás he logrado con mi iPhone.
No sé si la hermosura de pantalla que tiene, una mezcla entre la pantalla del iPhone XS Max y la curvatura de la del Note 9 o el hecho de que además de poder desbloquearlo con mi cara (que me encanta!) pueda hacerlo también con el sensor de huella que viene embebido dentro de ella.
No sé si es la pila de 4200mAh o el hecho de que pueda usarla para cargar inalámbricamente otro de mis equipos con solo ponerlos el uno contra el otro (como es que esto no existía antes????)
No sé si es que visualmente – y desde lejos porque tampoco lo he tenido en mis manos – el iPhone XS Max se ve sólo como un iPhone X del año pasado pero agrandado, entendiendo que la mayoría de los avances tecnológicos llegaron en el décimo aniversario del lanzamiento del iPhone original el año pasado y que este es un año “S” para plataforma mientras que el Mate 20 Pro se ve nuevo y diferente.
O no se si es que me tiene emocionado ver que Huawei se tomó (todo) su kool aid y se ha dado cuenta que nada le impide competir de tú a tú contigo. Que puede sacar equipos de gama ultra-premium y cobrar un precio ultra-premium por ellos porque tienen el diseño y la tecnología para hacerlo(y no me refiero a esos modelillos promocionales tipo Porsche-Design que además de ser una lobería todos sabemos que no se venden, sino a equipos como el Mate 20 Pro).
Por ahora he pecado de pensamiento y con esta carta también de palabra. Será esperar que llegue el Mate 20 Pro al país para probarlo y pecar también de obra. Mientras tanto rezaré para que Huawei no vaya a cometer los mismos errores infantiles de otros fabricantes de solo traer las gamas de entrada o los colores simples y tradicionales de sus modelos porque “no hay mercado para más”.
Y bueno, de pronto para ese entonces ya habré podido probar el XS Max de tal manera que la comparación pueda ser peras con peras o, mejor, manzanas contra manzanas. Porque, como he escrito en el pasado, sé que el PowerPoint aguanta todo y que los equipos de tu compañía hay que probarlos para entender su verdadero impacto y valor agregado.
Sin otro particular me despido (consternado), un fiel seguidor.
@SamirEstefan