Colombia se apresta para lo que parece ser una de las marchas de protesta más grandes de su historia. Autoridades, organizadores y la gente del común están atentos a lo que pasará este 21 de Noviembre en lo que se ha denominado el #ParoNacional21N.
Y la verdad es que la protesta ha cambiado, radicalmente, gracias a la democratización de la tecnología y a su adopción en diferentes frentes. Desde Washington y Boston en donde millones marcharon para pedir que se proteja el planeta hasta Istanbul, Hong Kong, Bolivia o Chile hemos visto cómo la tecnología se ha vuelto protagonista de los movimientos de protesta.
Las Redes Sociales el “primer campo de batalla”
La protesta no sólo se vive en la calle. Se vive también en el ciberespacio, y en especial en las redes sociales. Quienes están a favor y quienes están en contra de las marchas inundan Facebook y Twitter con mensajes de todos los tipos relacionados con la protesta. Es la gran antesala al día pactado para la movilización.
Posts, videos, memes e imágenes le dan un tinte más social, más colectivo, más directo, más revolucionario a una plataforma que se vuelve, sin duda alguna, en el medio de comunicación principal para llamar a la acción, sea la de participar o la no hacerlo.
Unos intentan convencer, otros invitan a participar, algunos debaten, otros atacan. Uno que otro intenta asustar y genera terrorismo con videos con cierto toque apocalíptico, que lo menos “alfabetas digitales” (tema del que hablé ayer) comparten haciéndole el trabajo sucio a los terroristas. Otros mienten -descaradamente- y usan las redes para propagar sus mentiras y convencer a los más incautos con datos e información que parecen reales, pero no lo son.
Y alguno que otro político descachado (de ambos extremos) sale con alguna imbecilidad que le cuesta terabytes de reclamos, burlas y comentarios.
Para quienes protestan, las redes sociales son la forma de contar lo que los medios tradicionales, a quienes acudan de cómplices del gobierno de turno, no contará. Es el canal para llegar directo a la gente, para que “se sepa la verdad”.
Y han tomado un rol tan protagónico que ya hemos visto varios países en donde se suspende el servicio de internet y telecomunicaciones, donde se neutralizan las redes sociales en medio de las protestas, para tratar de “apaciguarlas” y desconectar a sus promotores y los participantes.
La lucha en el Ciberespacio
Negaciones de servicio, hackeos y suplantaciones le suben el tono a la protesta. Páginas gubernamentales, sitios web de blogs alternativos y perfiles de los protagonistas son el objetivo de quienes buscan desestabilizar el proceso de protesta.
En los días previos a las movilizaciones es común ver a líderes de ambos bandos acusando a su contraparte de haber hackeado sus cuentas, de haberle “tumbado la página” y de haber suplantado su perfil para enviar mensajes que no corresponden con la ideología del dueño de la cuenta.
Aplicaciones de Mensajería Instantanea
Nunca antes había sido tan fácil coordinar una movilización y mantener informados a sus participantes de lo que ocurre en tiempo real como ahora. Las aplicaciones de mensajería instantánea, y en especial WhatsApp y Telegram, se han convertido en el medio de comunicación favorito de quienes salen a marchar.
Incluso, en algunos casos, hemos visto la utilización de aplicaciones móviles gratuitas como parte del proceso de coordinación de las marchas.
Cámaras, Cámaras y más Cámaras
Vivimos en un mundo lleno de cámaras. Y no hablo de las 3.000 cámaras de vigilancia que hay en Bogotá, o de las 2.300 que tiene Medellín (en Hong Kong hay más de 50.000). Estoy hablando de un fenómeno sobre el cual he escrito en el pasado y que he denominado el Pequeño Hermano.
Es el hecho de cada persona tiene hoy en sus manos una cámara con la que puede grabar y compartir lo que ocurre el día de las marchas. Es el hecho de poder ver el punto de vista de cada uno de los actores de las movilizaciones. Es la posibilidad -y la responsabilidad- de todos los participantes de documentar lo que ocurre y sus protagonistas para poder garantizar que todos los que quieren marchar y protestar lo puedan hacer pacíficamente. Y que todos los que quieran aprovechar el momento para destruir, robar y demás queden debidamente identificados y puedan ser judicializados.
Es la posibilidad de mostrar los abusos de parte de la policía, las actuaciones irregulares de parte de colectivos sociales y la violencia y destrucción de quienes se aprovechan del momento para crear pánico.
Drones
En el último año ha sido común ver no sólo la utilización de helicópteros por parte de las autoridades para tener un mejor panorama de las movilizaciones. Son cada vez más comunes los drones en este tipo de eventos. Y no sólo de parte de la policía. Los manifestantes han comenzado a “combatir el fuego con fuego” y a utilizar sus propios drones para grabar, para documentar, para mostrar lo que está ocurriendo.
YouTube
Youtube es hoy por hoy el manual más importante de quienes protestan. Tutoriales para confeccionar desde máscaras anti gases lacrimógenos hasta bombas molotov y granadas artesanales son fáciles de encontrar en la red social más podrida y con menos control del planeta.
De igual forma ocurre con documentales, videos y demás que cuentan las diferentes historias de quienes participan en estas movilizaciones.
Una Invitación
Tenemos en Colombia la posibilidad histórica de demostrar que hemos dejado atrás esos años de violencia sin sentido. Al ver las voces de quienes se han unido a salir a marchar, es claro que el 99% de ellos quiere hacerlo en paz, en armonía, pero con la contundencia de los números de quienes saldrán a expresar su descontento con la situación actual.
Respetar a quienes no quieren marchar, cuidar los negocios de quienes tienen locales cerca de los sitios y rutas de movilización no hace que la protesta sea menos exitosa. Al contrario, en el momento en el que el colectivo toma las riendas de una manifestación pacífica, los fascinerosos que quieren crear caos y destrucción (infiltrados de una y otra orilla) pierden el poder de hacerlo.
Mi invitación a quienes marchar es que salgan y lo hagan. En paz. Hagan sentir sus voces grabando y documentando la experiencia y compartiéndola con sus familiares amigos. De forma respetuosa. Graben cualquier incidente que vean fuera de lo normal y compártanlo para que nadie que quiera convertir la protesta pacífica en una guerra campal se salga con las suyas.
Para quienes no quieren salir. Respeten los derechos de quienes sí lo harán. Pero háganlo de manera vigilante, documentando las marchas que pases por sus casas y oficinas. Utilicen la tecnología para protegerse y para proteger a otros, incluso a quienes marchan. Porque solo cuando entendamos que el control social es más importante que la actuación de las autoridades podremos avanzar como sociedad.