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Primero serán las aplicaciones móviles de transporte, ¿luego?

Lo grave no es sólo que quieran prohibir las aplicaciones móviles de transporte en Colombia. Lo grave es el precedente que crea. ¿Se imaginan lo que seguirá después?

Circula un documento que parece ser el borrador de un Proyecto de Ley que busca prohibir el uso de plataformas digitales de movilidad (o aplicaciones móviles de transporte) en Colombia por medio de medidas como la inmovilización prolongada de los vehículos de conductores que utilicen estas plataformas y multas de hasta $10 millones para los usuarios de las mismas.

 

Es triste que luego de 10 años de discusiones (Uber llegó al país en el 2013) en torno a la necesidad regular el uso de estas plataformas sin que se avance ni un centímetro en el tema, el gobierno “del cambio” quiera acabar con ellas. La única explicación posible es que este es el pago para Hugo Ospina y su banda de secuaces que con amenazas de nuevos paros y movilizaciones tienen al Presidente “secuestrado” desde que era alcalde de Bogotá. Pero no quiero hacer otro análisis en torno al tema (todos los medios del país lo están haciendo). Quiero enfocarme en qué pasa si este proyecto de ley es aprobado, ¿qué prohibirán después?

 

El siguiente “enemigo” serán, sin duda, las plataformas digitales de contenido de streaming como Netflix, HBO Max, Apple TV+ o Disney+ que “compiten” con la industria de la televisión nacional (a pesar de que en el top 10 de estas siempre hay refritos nacionales) y con plataformas como la RCTV Play. Olvídese de la neutralidad de red, esa ya va haber sido usurpada para bloquear a Uber y Cabify y a Didi y a las demás plataformas de movilidad. Bloquearán el acceso a los servicios y prohibirán a los operadores bancarios y de tarjetas que se realice cualquier pago a las dueñas de estas (como se hizo en Argentina en su momento).

 

Airbnb tendrá sus días contados, a pesar de que los dueños de los inmuebles disponibles en la plataforma necesitan tener, por cada una de ellas, un registro de Turismo para poder publicitarlos. Debemos proteger a los hostales e inquilinatos tradicionales porque los “gringos deben repararnos” del daño de su “poderío” e invasión tecnológica.

 

Ya le clavaron un 30% de impuesto a la ropa importada. Sería lógico, entonces, hacer lo mismo con los dispositivos electrónicos importados, como pasa en Brasil y en donde se vender el iPhone más caro del planeta, para proteger la inexistente “manufactura tecnológica nacional” y para que las vías de 4ta y 5ta generación no sigan sirviendo para que “importaciones acaben con la industria nacional” como aseguró el megalónamo que tenemos de Presidente hace unas semanas.

 

El tema no pinta bien. El Gobierno parece enamorado de los años 70s y pretende pretende llevarnos de vuelta a ella en términos de Salud, Pensiones, Banca, Economía y Transporte.

 

 

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