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Felices 10 años Siri! (y lo que viene)

Siri cumple 10 años, más fuerte que nunca

Hoy hace 10 años, en el primer evento en el que Tim Cook fungía como CEO formal de Apple, Phil Schiller introducía el iPhone 4s y con él su “humilde asistente personal”.

 

 

La promesa de Apple, que vería el lanzamiento opacado por la muerte de su cofundador un día más tarde, era sencilla: un asistente digital que entendiera las interacciones con sus usuarios sin tener que usar una sintaxis específica; un asistente digital que todos pudiéramos usar. 

 

Pero no fue así. Por lo menos no para la mayoría de los usuarios que, frustrados por errores básicos de su funcionamiento (y porque la novedad pasó rápidamente), dejaron de usarlo y se olvidaron por completo de él/ella/elles (como quiera denominarlo).

 

A eso súmele que el mismo Apple, inexplicablemente, dejó de resaltar sus nuevas capacidades y “hacerle bombo” en los lanzamientos de las siguientes versiones de iOS y le dejó como un apéndice en los siguientes lanzamientos.

 

Mientras tanto Google, Microsoft, Samsung y Amazon siguieron los pasos de Apple y lanzaron sus propios asistentes digitales en los años siguientes. Cortana y Bixby murieron en el intento de convencer a la gente de un nuevo modelo de funcionamiento de sus equipos, mientras que Google Assistant llegó a toda clase de dispositivos  y Alexa se coronó como el rey del hogar con integraciones con centenares de fabricantes y la masificación de ventas del Amazon Echo, que la han convertido en una verdadera caja de herramientas.

 

Al cierre del 2020 se estima que más del 33% de las búsquedas realizadas en Internet son búsquedas de voz, en gran parte por la adopción de parlantes inteligentes que facilitan este tipo de interacciones en el hogar.

 

El “Handicap” de Siri

¿Cómo explicar el rápido crecimiento “intelectual” de Alexa y de Google Asistente y el “letargo” que vimos de Siri en sus primeros años? ¿Por qué parecían ser más inteligentes dichos asistentes siendo Siri el primero que llegó?

 

La respuesta está en la misma razón por la que durante décadas vivimos lo que hoy se conoce como el “invierno de la inteligencia artificial”: la cantidad de data para entregar los algoritmos.

 

No es por capacidad de cómputo ni porque el algoritmo de Apple sea inferior al de Google o Amazon. Las redes neuronales, los algoritmos de machine learning y, en general todas estas nuevas tecnologías basadas en el aprendizaje autónomo de los dispositivos requieren de una cantidad importante de información para entrenarse, para aprender y para funcionar cada día mejor. Y mientras que Google y Amazon no tuvieron reparo en permitirle a sus algoritmos recabar información de diferentes fuentes, mezclar datos obtenidos de diferentes dispositivos y fuentes e incluso compartirla con terceros, Apple puso por encima la privacidad de sus usuarios.

 

A menos data, más lento el proceso de autoaprendizaje y crecimiento en las capacidades del algoritmo. Lo dice Kai Fu Lee en su gran libro AI Superpowers: China, Silicon Valley, and the New World Order:

 

“Estamos pasando de la era de la experiencia a la era de los datos. Capacitar algoritmos exitosos de aprendizaje profundo requiere capacidad de procesamiento informático, talento técnico y muchos datos. Pero de esos tres, es el volumen de datos el más importante en el futuro. Eso se debe a que una vez que el talento técnico alcanza un cierto umbral, comienza a mostrar rendimientos decrecientes. Más allá de ese punto, los datos marcan la diferencia. Los algoritmos ajustados por un ingeniero promedio pueden superar a los construidos por los principales expertos del mundo si el ingeniero promedio tiene acceso a muchos más datos” – Kai Fu Lee, AI: Superpowers

 

 

Las mejoras de Siri

 

Me pasa seguido que hago algo con Siri y la persona con la que me encuentro me pregunta “¿Cómo hiciste eso?”. La respuesta, casi siempre, es “Siri”. Sumas, cambios de medida (Fahrenheit a Celsius, Kilos a Libras, Millas a Kilómetros), controlar algo de mi casa, conseguir información de un producto o de una página web es tan sencillo como hablarle a alguno de mis dispositivos.

 

Y es que el asistente digital ha venido mejorando año tras año, actualización tras actualización cerrando el gap entre lo que puede hacer y lo que hace la competencia. Sólo hay que mirar todas las actualizaciones que recibió con la llegada de iOS 15 hace un par de semanas para darse cuenta que sigue siendo uno de los focos de desarrollo de la compañía.

 

 

Siri es el futuro

No creo que sea una exageración pensar que Siri es el futuro. Mejor dicho, luego de la revolución del Touch viene la revolución de una interface basada en voz y Apple nos lo ha mostrado año tras año.

 

Mire los AirPods, mire el Apple Watch, mire el iPhone, mire el HomePod. Todos tienen algo en común: la interacción por voz es clave para un funcionamiento más completo, más amable y más “pro”. En todos, sin excepción, cuando usted usa Siri la experiencia de usuario se enriquece y fortalece.

 

Ahora piense en el futuro. El iPhone desmaterializó decenas de objetos físicos y los convirtió en pequeños íconos dentro de la pantalla del dispositivo. El teléfono, el radio, la cámara, el libro de contactos, el calendario, los periódicos y revistas, el metro, el nivel y hasta el altímetro ahora están embebidos en su iPhone. Y si incluye los sensores del Apple Watch entonces puede meter en esa lista el glucómetro y el electrocardiograma.

 

El siguiente paso es eliminar el teléfono. Quitar por completo ese objeto que debemos llevar en la mano y que obstruye nuestra vista con algo más profundo: unas gafas o lentes de contacto que sobrepongan información al mundo real. Las míticas Apple Glass.  ¿Cómo operar un dispositivo así? Con la voz, con los ojos, con el contexto. Y eso es solo posible -en el caso de Apple- vía Siri.

 

Así que deséele feliz cumpleaños a Siri (le responderá algo jocoso) y de paso úselo, pruébelo y entrénelo!

 

 

 

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