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Del COVID, la Brecha Digital y el impacto en la educación y el trabajo

Uno de los efectos más terribles de la pandemia ha sido la ampliación de la brecha digital y su impacto sobre la gente

Pueda ser que todos hayamos sentido el impacto del COVID, pero el nivel en el que hemos sido afectados no ha sido igual para todos.

Déjeme le pongo 2 ejemplos:

1 – Piense en el mesero de un restaurante. Un restaurante que ha estado cerrado desde mediados de Marzo y que sólo hasta ahora, casi medio año después, vuelve a abrir -tímidamente- sus puertas. Un mesero que, en el mejor de los casos, aún tiene trabajo y algo de sueldo a recibido pero cuyos ingresos se han visto afectados en gran medida por la pérdida de las propinas.

Compare su realidad con la de un empleado de una compañía de consultoría tecnológica, parte de un equipo regional que se reúne desde hace años de manera virtual una vez por semana. Un empleado que durante estos 6 meses ha seguido devengando sueldo, ha seguido trabajando y, aunque ahora trabaja 100% de casa, no ha visto en realidad mayor impacto a sus ingresos y a su manera de trabajar.

2 – Ahora piense en un niño campesino que iba todos los días a la escuela más cercana de su municipio. Un niño(a) que entre Marzo y Julio no recibió ningún tipo de clases y que a partir de entonces sólo se conecta a sesiones puntuales en las que recibe “guías académicas” que debe seguir y sobre las cuales debe estudiar, casi 100% de forma autónoma y sólo(a) pues sus padres no terminaron la primaria y por ende no le pueden ayudar. Un niño(a) en cuya casa no hay ningún computador y que debe compartir el único smartphone que hay con sus 2 hermanos.

Compare su experiencia con la de un niño(a) de un colegio privado que tiene su propio computador o tableta, que cuenta con acceso a internet sin tener que salir de su casa y cuyo colegio logró reaccionar rápidamente a la pandemia y migró a un modelo de educación remota en la que los estudiantes “fueron a clase” y completaron la carga académica requerida para completar el grado.

Las experiencias son claramente diferentes y su impacto lo veremos por años. El mesero y el niño campesino parados en un borde del abismo. El consultor y el niño que estudia en línea en otro. Bordes que, derivado a la pandemia, hoy están más lejos del otro que lo que estaban a comienzo del año y cuya brecha tomará años cerrar

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