Esta semana se lanzó al espacio un pequeño satélite que incorpora una vela solar y que puede abrir las puertas para nuevos modelos de exploración espacial
Dentro de los artefactos enviados al espacio esta semana con el más reciente lanzamiento del Falcon Heavy de SpaceX había uno que me genera un interés muy particular. Y lo hace porque es la materialización de un concepto que he venido oyendo desde pequeño: una vela solar.
Hace un poco más de 40 años el fabuloso Carl Sagan -uno de los grandes astrónomo, cosmólogo, astrofísico y astrobiólogo de nuestra era- propuso un dispositivo que pudiera surcar por el espacio sin ningún medio de propulsión diferente a la luz del sol.
Piense en lo que esto puede significar para el futuro de la humanidad y para nuestro proyecto de exploración espacial. Lo más caro y lo más pesado de lanzar una nave al espacio es el combustible. Pero, ¿Qué pasaría si esa nave espacial pudiera viajar en el espacio como lo hizo Cristobal Colón al embarcarse hacia “las Indias” sólo con la ayuda de una vela?
En este caso una vela espacial.
El LightSail-2 es un pequeño satélite, del tamaño de una barra de pan con un peso de 5kg, que contiene una vela solar. Una vela que utiliza la presión de los protones (partículas de luz) provenientes del sol para ir ganando momentum y velocidad.
La idea de los científicos del Planetary Society, que lleva trabajando en el proyecto por casi una década, es llevar el satélite a una altura de 720 kilómetros y orbital el planeta durante un año ajustando la vela en la medida en que se va moviendo.
Si el experimento funciona puede abrir una nueva puerta a los viajes interestalers no tanto por los protones que obtienen del sol (en la medida en que uno se aleja del sol la densidad de los protones disminuye) sino porque podría utilizarse un laser para impulsar este tipo de vehículos.
