Muchos pensaron que era el resultado del apocalipsis del internet del que tanto se habló la semana pasada. Varios chequearon sus equipos, los conectaron y desconectaron y revisaron sus conexiones a internet. Hacia el medio día medios cercanos al gobierno Ruso empezaron a hablar de un gran ataque cibernético -de proporciones épicas- y muchos dijeron, en voz alta, “se cayó el internet!!!!”.
Pero no; fue “sólo” Facebook.
Desde mediados de la mañana casi la totalidad de los servicios de Facebook estuvieron caídos. Esto incluye a Facebook, a Messenger, a Instagram, a Oculus, a Workplace (una especie de Facebook corporativo) y a WhatsApp en todo el planeta.
We’re aware that some people are having trouble accessing our apps and products. We’re working to get things back to normal as quickly as possible, and we apologize for any inconvenience.
— Andy Stone (@andymstone) October 4, 2021
Cerca de 6 horas duró “el apagón”, el más y completo en más 10 de años (en 2008 estuvo fuera de línea por un día, pero su escala -80 millones- palidecía contra lo que es hoy -2500+ millones- en términos de usuarios y en 2019 vimos intermitencia en varios de los servicios por cerca de 20 horas pero nada a esta escala).
Hacia el medio día se habló de que la caída era sólo una parte de algo más grande. Los datos de más de 1,500 millones de usuarios de Facebook habían sido filtrados y estaban a la venta en el dark web (aún no se sabe si es no cierto y si la información es de ahora o de algunas de las tantas filtraciones que ha sufrido la red en el pasado).
La falla generó suspicacias en un grupo importante de personas que se preguntaron cuál podría ser la posibilidad de que esto ocurriera justo luego de la emisión del programa de 60 Minutes en el que Frances Haugen, una ex-empleada de la compañía, confesara que fue ella quien filtró la información al New York Times sobre el que se basó la investigación que ahora se conoce como The Facebook Papers y que parece demostrar no sólo el impacto de la red social sobre la salud de sus usuarios sino la negligencia del equipo directivo de Facebook quien, con el fin de incrementar las ganancias de la compañía, se ha hecho “el de la vista gorda” en temas tan complejos como la desinformación.
“He visto varias redes sociales y fue sustancialmente peor en Facebook de lo que había visto antes. Facebook, una y otra vez, ha demostrado que elige el beneficio económico sobre la seguridad” – Frances Haugen, en entrevista con 60 Minutes.
Se hablan de pérdidas millonarias, no sólo para la compañía cuya acción cayó más de 6% y para su fundador, sino para millones de personas y compañías quienes usan la plataforma, y sus servicios, como mecanismo de interacción con clientes, proveedores y para vender sus productos.
Hacia el final de la tarde el propio Zuckerberg posteó en su perfil personal pidiendo disculpas a quienes se vieron afectados por la caída y ya entrada la noche la compañía publicó un escueto comunicado en el que dice que no parece haber habido ningún ataque ni parece haberse filtrado nada de la información de los usuarios y que fue un error de enrutamiento de tráfico web que generó un efecto cascada en la forma en que los datacenters de la compañía se comunican entre sí.
We want to make clear at this time we believe the root cause of this outage was a faulty configuration change. We also have no evidence that user data was compromised as a result of this downtime.
Ahora bien, de todo el episodio creo que lo más importante es destacar el nivel de dependencia que tiene América Latina en el WhatsApp y el impacto de depender de los servicios de una sólo compañía. Y una cosa es que la gente no hubiera podido chismosear con los amigos, pero otra que los equipos de trabajo y los colaboradores de las empresas se hubieran quedado sin comunicación entre sí y con sus clientes.
Pero va más allá. El sólo hecho de que la gente creyera que se había “caído internet” (y no sólo los servicios de 1 compañía) demuestra lo muy importante que es Facebook y lo embebido. Para millones de personas en el mundo Facebook ES el internet. Bien sea porque es por Facebook que se enteran de las noticias, porque usan Instagram para ponerse al día de su entorno social y para buscar productos y servicios que les interesan o porque WhatsApp es por donde escriben y llaman todo el día. Y fue sólo hasta ayer que millones de usuarios se enteraron que Instagram y WhatsApp pertenecen al mismo conglomerado de Facebook.
Creo que la caída no pudo llegar en peor momento. No sólo porque la semana pasada y esta la compañía en el banquillo por las revelaciones de Haugen, quien hoy testificará en el congreso norteamericano, sino porque le da más fuerza a quienes lo tildan como un monopolio que deben ser desmembrado para el bien general, algo que ayer volvió y tomó impulso.