Esta semana se ha generado un preocupante y acalorado debate en Twitter (y en la blogosfera norteamericana) derivado de la denuncia de Jeana Jeana, una usuaria de Twitter, quien comenta haber encontrado un AirTag pegado a su vehículo al salir de un bar.
La usuaria comenta que vio en su teléfono una notificación que le indicaba que había un AirTag de propiedad de alguien más que parecía estar “siguiéndola” y que el dueño del dispositivo podría ver su ubicación. Algo así:
Y comenzó así la diatriba sobre cómo los AirTags pueden ser utilizados para fines non sanctos y hasta ilegales (como este caso reportado por la policía Canadiense) y cómo esto, más allá de una violación a su privacidad, representa un claro e inminente peligro para su integridad física pues alguien, de forma decidida, decidió pegar el AirTag a su vehículo para poder seguirla.
Y aunque Jeana Jeana tiene razón, y el hecho es deplorable y quien haya pegado el AirTag a su vehículo debería ser -por lo menos- cuestionado por las autoridades, creo que el foco de la discusión tomó el rumbo equivocado.
¿Cómo sabe Jeana Jeana que no la han venido siguiendo desde hace años con otros dispositivos Bluetooth? ¿Cómo sabe que esta es la primera vez? Lo digo porque los AirTags no son el único rastreador bluetooth del mercado: Samsung, Tile, Chipolo, Cube y Beacon -por mencionar sólo un puñado de fabricantes- ofrecen dispositivos con capacidades similares.
La diferencia está en que si los delincuentes o stalkers quieren en realidad ser efectivos en rastrear a sus posibles víctimas el peor dispositivo para usar es un AirTag porque es el único que tiene incorporadas medidas anti-stalker que le avisan a sus posibles víctimas cuando pueden estar siendo rastreadas.
Ni Tile*, ni Samsung, ni Cube ni ninguno los más de 100 fabricantes de rastreadores Bluetooth que hay en el mercado tienen algo ni siquiera similar a las medidas de privacidad que Apple ha incorporado en los AirTags.
La compañía tiene instrucciones claras de qué hacer si encuentra un AirTag o si recibe una alerta de que uno de estos dispositivos está moviéndose con usted. La puede leer aquí. Pero además, su teléfono le avisa cuando hay un AirTag que no es suyo que se está moviendo con usted. Y puede poder ponerlo a sonar para ubicarlo, puede validar su número de serie (que luego puede ser rastreado por medio de una orden judicial a la cuenta de iCloud de su dueño) y hasta de puede desactivarlo con las instrucciones que aparecen en su dispositivo.
Ah! Y no es sólo para los usuarios de iPhone. La compañía ha liberado Tracker Detect, una aplicación para Android con la cual se puede detectar e identificar dispositivos que sean compatibles con la red Find My que estén cerca de sus dispositivos Android (aunque por los comentarios que hay en el Play Store la gente no ha entendido para qué sirve la aplicación).
Así que antes de venir a quejarse lo que debió haber hecho Jeana Jeana fue aplaudir el hecho de que gracias a estas medidas de protección supo que alguien la estaba siguiendo. Debió seguir las instrucciones de la aplicación para identificar el número de serie, debió avisarle a la policía y debió entregarle las pruebas (en vez de botarlas) para que pudieran identificar al individuo responsable de los hechos.
Y en vez de estar enfocados en cómo los AirTags de Apple pueden ser usados para seguir a la gente deberíamos estar enfocados en presionar a los demás fabricantes de este tipo de dispositivos para que incorporen al menos las mismas medidas de seguridad y privacidad que Apple ha implementado.
*A propósito de Tile y hablando de privacidad, vieron le debacle de Life360, la compañía que está comprando Tile? Aquí está el artículo por si no lo han visto.