“Estoy aquí hoy porque creo que los productos de Facebook hacen daño a los niños, avivan la división y debilitan nuestra democracia. Estos problemas son solucionables… pero hay una cosa que espero que todos se lleven de estas revelaciones: Facebook puede cambiar, pero claramente no lo va a hacer por sí solo”
Con esta frase Frances Haugen abrió su testimonio ante la Comisión de Comercio, Ciencia y Transporte del Senado norteamericano el día de ayer. Haugen está participando en las audiencias luego de que revelara, el domingo pasado en el programa 60 Minutes de la CBS, que es la responsable de la filtración de varios documentos utilizados por el Wall Street Journal como parte de investigación denominada los Facebook Files y que demostrarían, entre otros, que Instagram es perjudicial para la salud de sus usuarios y que la compañía ha alterado sus propias reglas para aumentar sus ingresos a costa de la salud de sus usuarios y de la estabilidad social de los países en donde opera.
¿Quién es Frances Haugen?
Haugen nació en Iowa City, en el centro de los Estados Unidos y estudió Computer Science y Electrical Engineering en Olin College of Engineering una pequeña universidad ubicada a 30 minutos de Boston que ha sido reconocida por ofrecer los mejores programas de ingeniería en el mundo, incluso por parte de algunos de los nombres más reconocidos en el mundo educativo (MIT Study Names Olin College World Leader in Engineering Education) y que se ubica, constantemente, en el ranking de las mejores universidades de ingeniería en Estados Unidos. Luego de su paso por Olin, Haugen obtuvo un MBA de Empresas de Harvard Business School.
Haugen ha trabajado en varios de los pesos pesados de la tecnología y, en especial, del mundo de las redes sociales. Trabajó en Google, en Yelp y en Pinterest antes de unirse a Facebook en 2018 donde terminó trabajando como Gerente de Producto del Comité de Integridad Cívica.
Las Revelaciones
“Lo que vi en Facebook, una y otra vez, fue que había conflictos de intereses entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook. Y Facebook, repetidamente, optó por optimizar en pro sus propios intereses.”
Haugen se refiere a decisiones como la de mantener activa la cuenta del expresidente Donald Trump a pesar de las diversas violaciones a sus términos y condiciones. Violaciones que llevaron a la compañía a cambiar las reglas para favorecerlo.
Se refiere también a la decisión de no controlar la veracidad de la publicidad política y de los anuncios pagos que para tal fin le vendía a diversas campañas y políticos del planeta y a permitir que siguieran en la plataforma y fuesen compartidos a pesar de estar plagados de videos manipulados para hacer parecer una “realidad alternativa”.
Haugen se refirió al impacto psicológico que tienen Facebook e Instagram sobre los más vulnerables, especialmente a los niños y jóvenes que hoy tiene problemas de adicción a las herramientas pero que sienten que las mismas afectan su salud. Información recabada por el propio Facebook habla de que al menos 6% de los usuarios de 13-14 años presentan “uso problemático” de la herramienta. Es decir no pueden parar de usarla a pesar de los efectos que sufren.
Y habló sobre el problema con los algoritmos. Algoritmos que han sido entrenados con una única finalidad: crear engagement. Algoritmos que han aprendido, con ese fin, que los posts más radicales son los que más interacción genera y que si una persona le da like a uno de ellos necesita un post un poco más radical la próxima vez.
Lamentablemente, los algoritmos palidecen en su capacidad de moderar el contenido en comparación con lo que hacen para promoverlo y generar engagement. Según data de la propia red social más del 60% de la gente que se unió a un grupo extremista lo hizo por recomendación de uno de los algoritmos de la plataforma. Pero para detener la proliferación de mensajes cargados de odio, su tasa de efectividad no pasa del 7%.
¿Qué dice la compañía?
Zuckerberg, que se ha escudado con la excusa de que nunca ha querido ser “el árbitro de la verdad” y en la importancia de la libre expresión, se pronunció anoche, en un post en su página de Facebook, diciendo:
“Es difícil ver una cobertura que tergiversa nuestro trabajo y nuestros motivos… Creo que la mayoría de nosotros simplemente no reconocemos la falsa imagen de la empresa que está siendo pintada”.
Zuckerberg, como es costumbre se enfoca en lo bueno (de lo que también hay mucho) y en “lo mucho” que ha hecho la compañía en cada uno de estos campos. Pero no es suficiente.
Los efectos de la denuncia
Tal vez lo más importante de este capítulo es los efectos que seguro generará. Y es que Haugen logró algo que no habíamos visto ahora en todas las sesiones del senado relacionadas con el Big Tech: el consenso.
El consenso entre Demócratas y Republicanos de que hay que hacer algo. Aunque algunos intentaron volver a sus discusiones partidistas de si las redes sociales silencian a unos más que otros, el clima en general fue otro. Senadores de ambos partidos se unieron para decir que es hora de actuar, de crear legislaciones efectivas que generen control y responsabilidad e incluso ya hemos visto las primeras demandas.
Ahora falta esperar. Facebook no cambiará por sí solo y las multas que ha recibido en el pasado poco efecto han tenido en su resultados financieros y bursátiles lo que llevado a un desinterés completo por cambiar. En la compañía se hace lo Zuckerberg quiere. y punto. Pero de pronto esta vez sí veamos cambios positivos.