Desde hace un tiempo para acá, existe una tendencia generalizada de muchas marca según la cual la era en donde los electrodomésticos eran como “islas” o mundos aparte, está a punto de acabarse, ya las llamadas “cosas” no van a seguir actuando de manera independiente, van a ser parte de todo un ecosistema que pretende añadirle funciones de domótica a lugares como la casa y/o la oficina.
Así pues, ya no es una novedad que las Cosas Conectadas (IoT) tengan sus propias aplicaciones para darle al usuario la capacidad de controlarlas de manera remota, estableciendo rutinas o eventos según el tiempo o la ocasión! Logrando la convergencia deseada con los dispositivos móviles, de escritorio, la “tecnología vestible” (Wearable) y las cosas!
Estamos en el proceso de dejar de hablar de “el internet de cada pequeña cosa por aparte” para pasar a un tema de todo un ecosistema, donde los dispositivos tendrán una comunicación fluida en dos vías.
En realidad, la difusión no ha sido muy grande debido a diversos factores en donde los costos, la débil oferta y el poco conocimiento sobre este tipo de Cosas Conectadas (IoT) han hecho que, la mayoría de los consumidores, ni siquiera los tenga en su lista de compras y, mucho menos, dentro de los gadgets deseados (comúnmente conocidos como “wishlist”).
Por lo mismo, vale la pena resaltar el esfuerzo de marcas como VTA que, han tratado de democratizar este tipo de dispositivos del Internet de las Cosas, no sólo dándoles un precio más accesible sino, haciéndolos compatibles con Smartphones y asistentes de voz para que la base de la pirámide de consumo pueda adquirirlos según sus propias posibilidades.
El gran valor del Internet de las Cosas no proviene de la conveniencia de automatizar procesos triviales como prender o apagar los bombillos en las noches. En realidad, lo interesantes es la información que se logre capturar para un posterior análisis y, sobre todo, la caída en el costo de capturarla. Así las cosas, por primera vez, es posible hablar de dispositivos interconectados, capaces de sentir el ambiente y contextualizar los datos para ofrecer un servicio acorde con la situación. Si se analiza lo anterior por un segundo, el reto va más allá responder a la altura de la situación; también “las cosas” deben economizar energía y recursos ambientales.
¿Cualquier Cosa Conectada (IoT) sirve?
Ahora bien, antes de arrancar a comprar los dispositivos por el precio (buscando siempre el más barato), es recomendable pensar tener en cuenta algunos otros detalles, como por ejemplo:
Sí ya se tiene un(os) dispositivo(s) preexistente(s) es bueno revisar los estándares: al igual que en muchos ecosistemas, a nivel el Internet de las Cosas (IoT), lastimosamente, existe fragmentación ya, que, no todos los fabricantes han acogido protocolos de comunicación inalámbrica abiertos como Zigbee o Z-Wave. Algunas marcas hacen esto adrede, con el fin de evitar que el consumidor compre productos diferentes a los que están en su propio catálogo.
La resiliencia de los dispositivos: En algunos países de Latinoamérica es común tener variaciones o caídas de energía de vez en cuando, por lo mismo, es necesario validar si: ¿Las cosas tienen batería interna? ¿Tienen algún tipo de capacidad de almacenamiento para evitar la perdida de datos? ¿Cómo manejan las perdidas de conectividad? Es ideal recibir alertas cuando su funcionamiento se ve alterado por algún tipo de condición externa. De lo contrario, muchas terminales pueden entrar en desuso sin que usted siquiera lo note y, pero aún, en el caso de cerraduras y puertas, es posible que lo dejen afuera “literalmente” por algún error de funcionamiento, cambio de voltaje o falta de conectividad.
Tal como se puede apreciar en el anterior video, el contexto importa y mucho: No hay nada peor que una Cosa que no tiene contexto y no sabe como responder cuando usted u otros dispositivos interactúan con ella. Por ejemplo, imagínese un termostato que en lugar de elevar la temperatura de la calefacción cuando el ambiente esté muy frio, en lugar de hacerlo, proceda a bajarla aún más. En ese momento, seguramente, el nivel de tolerancia del dueño va a ponerse en juego y, este va a sentirse un poco frustrado o enojado con su dispositivo IoT.
La privacidad de la información: Es sumamente importante saber ¿dónde se está almacenando la data captada por esos sensores (incluidos en los dispositivos IoT) que andan “tan campantes” por ahí en el hogar. También, es menester saber quién puede acceder a dichos datos. Por ejemplo, supongamos que su silla inteligente tuviera la capacidad de guardar datos sobre sus malas posturas durante cada periodo de uso y, luego, en el momento de pedir un tratamiento para la espalda, la silla fuera “chismosa” y le compartiera dicha información a su aseguradora o al médico de su entidad prestadora de salud. Es muy posible que alguna de las entidades anteriormente nombradas, simplemente proceda a negar el auxilio o tratamiento requerido. Todo debido a las malas prácticas al asumir posturas no recomendadas.
¿Los datos se guardan encriptados? Puede que los dispositivos IoT no sean chismosos pero, lastimosamente, tengan un nivel de seguridad muy bajo y, en el peor de los casos, un hacker pueda acceder a sus datos. Si estos no se encuentran debidamente encriptados, es muy posible que puedan ser robados y hasta comercializados. Otro ejemplo un poco aterrador se puede presentar cuando su SmartWatch detecta que debido al #COVID19 el usuario no tiene la capacidad de saturación necesaria y le entrega ese dato a las funerarias para que, estas a su vez, empiecen a adelantar labores de telemarketing orientadas a la familia del posible futuro difunto.
Servicio post-venta: Es muy bueno averiguar si hay alguna persona y/o grupo encargado de atender al público en materia de preguntas de seguridad, conectividad e integración. Puede que en algún momento se llegue a necesitar soporte o guía para lograr llevar a cabo proyectos de domótica, automatización o para resolver problemas debido al mal funcionamiento de las Cosas.
Telemetría y monitoreo: A nivel de las Cosas, es relevante que los datos captados sean consistentes. Por esa razón, es importante contar con la información necesaria para determinar si alguna pieza de IoT empieza a tener un comportamiento anómalo o poco acertado (perdida de datos, inconsistencia o dificultad para conectarse).
Hablemos de todo lo anterior, para saber hasta dónde llegan los productos de VTA