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Tecnología e Imaginarios

Tecnología e Imaginarios

Si nos preguntamos por la forma en que la tecnología se produce, muy seguramente nos daríamos cuenta de…
Si nos preguntamos por la forma en que la tecnología se produce, muy seguramente nos daríamos cuenta de que ésta no solo lo hace a partir de una serie de procesos industriales de ensamblaje de micro (o nano) partes electrónicas, que componen la base tangible y funcional del dispositivo, sino que además (y mayoritariamente) la tecnología se produce por medio de representaciones mentales, sentimientos, simbologías e imaginaciones que determinan sus formas y usos.
 
Un iPhone no es solo una serie de microchips en los que se corren aplicaciones que sirven para hacer llamadas y navegar en Internet; también es un objeto simbólico, que evoca sentimientos y determina maneras de comportarse.
 
El problema entonces radica en la visión ingenua sobre el dispositivo tecnológico como algo exclusivamente material, que existe únicamente para cumplir las funciones pensadas en su diseño. (…)
 
Seguramente, no existe en la actualidad elemento más fantasioso y emotivo que el último gadget lanzado al mercado, cuya única nueva funcionalidad es una pantalla con mayor resolución pero que, sin embargo, acapara la atención mundial en un evento de lanzamiento que cada vez se parece más a una mezcla entre Miss Universo y la ceremonia de los Oscar con trajes de gala, alfombra roja y super-modelos. Entonces la tecnología no solo se usa sino que se imagina; y sus imaginarios actúan como poderosos determinantes de deseos y comportamientos. Solo así podemos explicar que las nuevas generaciones “digitales” no puedan soportar filas de 15 minutos para pagar servicios públicos, aunque paradójicamente acampen durante días para obtener la última versión de un teléfono – que obviamente también sirve para llamar -.
 
El panorama se vuelve aún más interesante si lo pensamos desde nuestra realidad “Colombiana”, en la que compramos dispositivos no para usarlos sino para guardarlos porque de lo contrario corremos el riesgo de que los roben – con todas las implicaciones en cuanto a stress y miedos que esto conlleva -. Por lo tanto, resulta muy interesante pensar acerca de los contenidos simbólicos e imaginarios que la tecnología produce, especialmente a la luz de la cotidianidad Colombiana.
 
BlackBerry, iPhone o Android?, Xbox, Ninentdo o PlayStation?, Apple o Microsoft?, Canon o Nikon?, Facebook o Twitter? YouTube o Vimeo? ninguna de las anteriores? (….) Éstas no son solo decisiones acerca de funcionalidad y precio… son decisiones que permiten a las personas validar sus identidades y saber cómo deben actuar en sociedad. De este modo, se incursiona en el campo del comportamiento y su relación con la tecnología; y en este sentido, se debe uno referir a los miedos, las fantasías, las angustias, las aspiraciones, las represiones y las alegrías, que naturalmente siente la gente en su diario vivir, que cada vez es más “tecnológico”.
 
Y esta es la finalidad de esta columna. Especular (más que dar respuestas finales) acerca de las posibles, numerosas y muy diversas interpretaciones e imaginarios que los Colombianos tenemos en relación a la tecnología. Sin “technofilias” ni “technofobias”, simplemente con la genuina curiosidad de ofrecer un retrato – más bien cotidiano e improvisado -, acerca de las paradójicas (e incluso sorpresivas) maneras en que los colombianos somos: “seres tecnológicos”.

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