En nuestra carrera por la productividad, los chatbots y modelos de lenguaje (LLMs) se han vuelto el asistente ideal: rápidos, precisos y accesibles. Pero en ese salto hacia la eficiencia, hay una pregunta incómoda: ¿qué habilidades se están perdiendo y qué dependencia se está creando?
La comodidad tiene un costo
Cuando se delegan las tareas mentales – como redactar correos, buscar información o, en el peor de los casos, tomar decisiones básicas – a la IA, se alivia la carga mental pero, también, en algunos casos, se debilitan las competencias. Algunos estudios apuntan a que “descargar tareas mentales a la IA podría hacernos más estúpidos” si no se mantiene vivo el esfuerzo cognitivo.
Adicción digital: una línea difusa
No sólo es cuestión de olvidarse de cómo pensar; también puede surgir adicción. Expertos advierten que la interacción constante con chatbots puede convertirse en un hábito difícil de romper, al ofrecer gratificación inmediata y constante. El riesgo: transformarse en usuarios dependientes, desconectados de habilidades reales.

¿Qué dice la ciencia?
Un estudio longitudinal de Cornell University encontró que el uso excesivo de chatbots, especialmente con funciones de voz, muestra correlaciones preocupantes: mayor soledad, mayor dependencia emocional y menos interacción social real. Si bien los resultados iniciales parecían positivos, al aumentar la frecuencia, los efectos se invierten: más aislamiento y uso problemático, especialmente entre usuarios buscadores de apoyo emocional .
Este fenómeno evidencia que la IA puede aliviar temporalmente la soledad, pero “…a niveles elevados de uso, …la soledad y la dependencia emocional aumentan” . Es como un arma digital de doble filo.

Dependencia cognitiva: sin darse cuenta
Cuando la precisión y velocidad de la IA reemplazan el esfuerzo, puede surgir una erosión sutil —y peligrosa— de habilidades como la memoria, el análisis crítico y la resolución de problemas. Como dicen por ahí “lo que no se ejercita o no se usa con frecuencia, se atrofia o pierde”.
¿Qué hacer al respecto?
No es fácil, porque usar dichas herramientas es muy cómodo pero, todo extremo es malo, por lo mismo, es bueno tomar acción al respecto a nivel de:
- Definir límites de uso: No usar estas herramientas siempre y para todo, dado que es bueno priorizar actividades que desafíen la mente.
- Combinar lo automático con lo manual: Si el chatbot genera una respuesta, además de revisarla siempre, es bueno editarla para personalizarla y darle identidad.
- Alimentar la memoria: Practica recordar sin ayuda, lleva un diario, aprende de memoria fragmentos.
- Promover la interacción real: Buscar conversaciones con personas reales.
- Conservar los niveles de atención: Tener actividades sin pantalla que requieren enfoque, como la lectura, el arte, la lógica, el deporte y similares.
Al final del día: el equilibrio es la clave
No se trata de rechazar la IA, sino de convivir con dicha tecnología sin ser dominado. Una IA es la que asiste, no la que hace todo! La verdadera inteligencia está en saber cuándo usarla y cuándo, soltarla. Por cada tarea que se delega, hay que asegurarse de mantener la mente activa. Solo así, ese asistente inteligente será una herramienta, no una muleta.