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El único culpable en el caso Facebook – Cambridge Analytica

En todo este escándalo del uso de datos de Facebook por parte de Cambridge Analytica sólo hay un culpable y estoy seguro que la respuesta no le va a gustar

Debo confesar que me ha tomado por sorpresa el “cubrimiento” del escándalo derivado de la investigación hecha por The Guardian sobre las actividades de Cambridge Analytica y su uso de la información de millones de usuarios de Facebook para fines electorales.

Pero debo confesar que no es porque “haya pasado” ni porque “esto es inaudito” como escuché ayer a más de un periodista / comentarista / DJ / locutor / analista decir en la radio.

Lo que más me ha llamado la atención del caso Facebook – Cambridge Analytica es que nadie parece estar hablando del verdadero – y único – culpable de que todo esto haya pasado: usted.

No Mark Zuckerberg, no Christopher Wylie, no Steve Bannon, no Donald Trump, No Sheryl Sandberg. Usted.

Usted, que le da like a cuanta pendejada le aparece en el wall.
Usted, que le da permisos a cualquier app para conectarse con su perfil de Facebook y sacar de ahí toda la información que pueda de usted y de sus contactos.
Usted, que quiere ver como se vería si fuera del sexo contrario.
Usted, que toma esos tests de personalidad y le cuenta a un tercero (no a Facebook) sus cosas más íntimas.
Usted, que no sabe quienes son los contactos que tiene en la red social y con quienes comparte el “me voy de vacaciones!!!” y las fotos de sus hijos.
Usted, que miente todos los días cuando presiona el botón de “he leído los términos y condiciones y los acepto”.
Usted, que a pesar de todo no ha entendido que el producto más valioso del mundo es su información y por ende usted es el producto.

El único culpable es usted

No me encienda aún… déjeme explicarle.

Todo el escándalo radica en que un tipo bien malo (Steve Bannon) contrató los servicios de una compañía medio malévolal (Cambridge Analytica), fondeada por un multimillonario re-godo y su hija (los Mercer) para hacer un mapeo hyper-mega-detallado de los posibles votantes en las elecciones de Estados Unidos para lograr diseñar el mensaje más poderoso posible para cada uno de ellos de tal manera que pasara lo más ilógico: eligieran a un embaucador (Donald Trump) como Presidente de Estados Unidos.

Cambridge Analytica y el niño genio de los datos (Christopher Wylie) encontraron la manera de convencer a un grupo importante de personas (250 mil) de que respondieran un Test de Personalidad (qué emocionante!!!) y por el ladito ACEPTARAN (ojo, nadie los obligó, ni los engañó, ni los embaucó, ni los robó, ni nada) compartir toda la información que tenían en sus perfiles, incluyendo la información que tuvieran de sus contactos. Y así, Wylie & Co se hicieron a la información de 50 millones de personas (verraca encuesta!!! y pensar que aquí con 1250 respuestas hablan de “la gran encuesta”, pufff).

Datos van, datos vienen y se crean unos perfiles detalladísimos de esas personas. Perfiles para hacer micro-targeting a nivel de mercadeo. Algo que vemos desde hace 20 años cuando aparecieron los primeros Google Ads. Y es que ya no todos vemos la misma publicidad: a Samir le muestran publicidad de Apple, a Innovandrés le muestran publicidad de Sony y a Felipe le salen anuncios de Samsung, porque quienes ofrecen esa publicidad saben que somos afines a dicho contenido y que la posibilidad de que compremos es mayor si nos muestran algo que nos gusta.

A nivel político, estos personajes toman esa información y ya no hacen una mega campaña sino millones de microcampañas, diseñadas casi a nivel personal para cada persona. Llevándoles el mensaje que más le puede “calar”, desde lo torcida que es Hillary, el hecho casi seguro de que le quitarán sus armas (a las cuales tiene derecho constitucional) o el regreso del “carbón limpio” (que tal la payasada) y con él los empleos, pasando por Pizzagate o por la inminente invasión de inmigrantes ilegales que le quitarán todo por lo que usted tanto ha trabajado (no se le olvide que en política lo que más vende es el miedo).

Ahí no hay nada ilegal, más allá de las mentiras que se inventaron, pero eso pasa en la política con o sin Facebook, con o sin Cambridge Analytica porque es una porquería y somos unos tontos a la hora de votar.

Es como si usted va al psicólogo (en este caso Facebook) a contarle lo bueno y lo malo de su vida, sus esperanzas y miedos, sus logros y sus fracasos y le habla de su esposa y de sus hijos y de su trabajo y le muestra fotos y videos y le comparte los sitios físicos a los que ha ido. Pero antes de entrar hay un vendedor de empanadas que le dice “si me deja oír todo lo que usted hable con su psicólogo y me deja sacar toda la información de la sesión, le doy una empanada y además le pago la consulta para que le salga a gratis” (en este caso todos los términos y condiciones que usted no leyó pero que aceptó) y usted dice – gustosamente – SI!!!! UNA Y MIL VECES, SI!!!!! (Gratis hasta un puño decimos en Colombia).

Y el empanadero toma esa información y la usa para venderle más empanadas, de las que más le gustan,  pero además – y ya que la tiene – le vende esa información a un político, a un retailer, a una compañía de seguros y a un banco para que cada uno la use para crear un mejor perfil suyo y de aquellos que se parecen a usted.

El único culpable fue usted, fui yo, fuimos todos, que queremos todo gratis y no leemos con qué estamos pagando (porque estamos pagando así no sea en plata) ni para qué van a usar esa información.

Ya los veo diciendo “ahora sí me voy de Facebook” y “voy a cerrar la cuenta de inmediato”. Déjese de pendejadas. La solución no es cerrar Facebook (ni Twitter, ni Instagram, ni WhatsApp, ni LinkedIn, ni dejar de usar Android, ni cerrar sus cuentas de correo de Gmail, o Outlook, o Yahoo – bueno esa sí debió haberla cerrado hace rato -, ni dejar de usar Spotify o Netflix….. puedo seguir 500 frases más si quiere).

La solución es leer

La solución es leer. La solución es entender qué da a cambio de ese producto o servicio. La solución es validar qué información entrega. Y analizar si vale la pena darla por el servicio que se recibe a cambio.

¿No le parece acaso una buena ecuación compartir su ubicación y velocidad de tránsito a cambio de poder combatir el tráfico y llegar temprano a todas partes? A mí sí (hello Waze!!). ¿Compartiría usted su ubicación en todo momento, su historial de navegación y su log de llamadas para tener esa app de linterna que hace lo mismo que la linterna nativa de su celular? Yo no, pero miles de ustedes lo hacen. ¿Compartiría toda su información para ver cómo se vería si fuera del otro sexo? Yo no, pero la menos 10 Millones de ustedes sí!

Mi consejo es que aproveche este debate para revisar qué aplicaciones tienen acceso a su información de Facebook (y de Twitter y de Instagram y de Google y de Snapchat, etc, etc) y elimíneles el acceso a aquellas que no son útiles y esenciales. Entre a su celular y mire qué permisos tienen las aplicaciones que ha descargado y valide con qué está pagando todos esos servicios maravillosos y gratuitos que usa a diario.

Ahora sí, enciéndame con sus comentarios

 

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