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Bajémosle al “hype”: no todo es Inteligencia Artificial

No sé si se han dado cuenta pero cada 3 o 5 años surge un término que cada una de las industrias toma como su bandera y el cual explota a morir. En algunos casos, ese término, práctica, tecnología, visión o como lo quieran llamar se convierte en la piedra angular sobre la que se pivotea la industria y sobre la que se genera una ola de innovación que la reinventa y la transforma. 

En el mundo tecnológico uno de esos casos es el de la Inteligencia Artificial, una práctica nacida hace más de 60 años (su concepción se dio en 1956) y que estuvo “dormida” por décadas por la no existencia ni de los volúmenes de información ni de la capacidad de cómputo requeridos para poner en práctica la teoría generada alrededor de ella. 

Pero eso cambió. Cambió porque hoy tenemos una capacidad de cómputo infinita (en su bolsillo usted tiene más capacidad de cómputo que la que tenía el modulo lunar del Apollo 11) y porque el crecimiento exponencial en la cantidad y variedad de datos disponibles para entrenar los algoritmos ha sido superior a la esperada.

Y son innumerables los casos que vemos de Inteligencia Artificial: desde el arrollador éxito de Alpha Go Zero, hasta carros que se manejan solos, pasando por algoritmos que pueden detectar el cáncer con mayor exactitud y en etapas mucho más tempranas que los humanos o aquellos que pueden crear rostros a partir de rasgos que han analizado en millones de fotos. 

Sin embargo…. 

No todo lo que está pasando es Inteligencia Artificial

La verdad es que el término Inteligencia Artificial -y los modelos más comunes de implementación como Machine Learning, Backward y Forward Chaining e Inductive Reasoning, entre otros- está siendo usado de manera muy “liberal” por los desarrolladores de tecnología. 

Al punto que es imposible pasar un par de días sin que alguien mencione la frase para explicar su compañía, su aplicación, su producto o servicio o algún evento que ha ocurrido.

Recientemente, y como ejemplo de lo que menciono, estuve en un Demo Day en el que 70% de quienes presentaron dijeron estar usando Inteligencia Artificial en alguna parte de su proceso. 

El problema es que cuando uno va y mira en detalle, menos de la mitad de esas compañías utilizan los componentes o estructuras mínimas de dicha tecnología y su uso corresponde -exclusivamente- al afán de no quedarse por fuera de la ola del momento.

Y es que de automatizar y analizar data a crear un algoritmo que tome decisiones por sí solo y evolucione de manera nativa y autónoma hay camino bien largo.

Y no pasa solo acá. El equipo de MMC, una firma británica de capital de riesgo, realizó un análisis de cerca de 3000 startups en la Unión Europea clasificadas como startups de inteligencia artificial y encontró que cerca del 40% de ellas no utilizan la tecnología de forma material.

“In 40 percent of cases we could find no mention of evidence of AI.  …Companies that people assume and think are AI companies are probably not.”

David Kelnar, Head of Research – MMC

Es entendible y encomiable que los emprendedores y desarrolladores quieran montarse al bus de las últimas tecnologías, especialmente cuando estas les abren el acceso a una cantidad importante de fondos que hay en el mercado.

Pero una cosa es montarse en la ola de la Inteligencia Artificial y otra muy diferente es usar los términos de forma suelta y descarada porque, a pesar de lo muy importante que es esta tecnología, no todo es Inteligencia Artificial.

Ahora bien, si quiere ver 10 ejemplos de cómo usamos Inteligencia Artificial a diario, lease este artículo que escribimos ya hace un par de años. 

Y me encantaría saber qué opinan sobre la Inteligencia Artificial y cuál de sus usos lo ha descrestado realmente. Cuéntenos usando los comentarios de este artículo, en Facebook o en Twitter.

Y lo invito a que continúe leyendo las últimas noticias tecnológicas que TECHcetera tiene para usted. 

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