El gobierno le metió el acelerador, léase dinero, al ecosistema emprendedor colombiano. De la anterior afirmación no me queda ninguna duda, lo sé porque estoy viendo justamente lo que me temía que iba a suceder. Se ha venido creando una industria completa alrededor de los recursos que está direccionando el gobierno hacia el emprendimiento.
Como asesor del Plan Vive Digital, a cargo de la iniciativa apps.co, dediqué casi todo el año 2011 a estudiar los casos de éxito de fomento gubernamental al emprendimiento. Crear o fomentar el ecosistema emprendedor de un país no es una tarea fácil. Hay que decirlo, los casos de éxito en el mundo se pueden contar con los dedos de una mano. Me temo que empiezo a ver algunas de las señales que significaron el fracaso de algunas de las iniciativas que alcance a estudiar. Voy a ser extremadamente claro para evitar herir susceptibilidades. No creo que los problemas actuales sean necesariamente culpa de los funcionarios públicos que están a cargo de las iniciativas gubernamentales. Pero si creo que hay responsabilidad de los altos funcionarios del gobierno por querer usar lo hecho hasta el momento como mecanismo de propaganda cuando los resultados aún no cuajan.
Lo que ha sucedido en el país en los últimos 3 años tal vez no tiene precedentes. El gobierno ha invertido millones y millones de pesos en fomentar la innovación a través del emprendimiento. Es cierto que es eso lo que había que hacer para darle el primer empujón al ecosistema. Pero una de las premisas de las iniciativas exitosas que estudié, es que el estado debe buscar una salida rápidamente con el fin de que el ecosistema funcione solo, sin la intervención del gobierno, mas adelante. Eso no esta sucediendo y no va a suceder. Cuando el gobierno se salga, y se va a salir, la estantería completa se va a caer. Porque lo que está sucediendo es que la industria emprendedora de mayor dinámica hoy, es la del acceso a los recursos del gobierno. Pululan los expertos en ayudarle a los emprendedores a ganarse las convocatorias de Innpulsa, las de apps.co y las de cuanto programa de fomento lanza el gobierno. Estos expertos hacen un excelente trabajo en crear la documentación precisa para que los recursos fluyan. Lo que no está sucediendo es que estén apareciendo los emprendimientos sostenibles e innovadores que van a generar crecimiento en la economía, como lo esperaba el gobierno. Hay muy pocos expertos en eso. Y no sucede porque hay un incentivo perverso. Es mas importante ejecutar los recursos, factor principal para medir a los funcionarios, que analizar, como lo haría un inversionista de riesgo, la calidad y sostenibilidad de los emprendimientos.
Las conversaciones generalizadas en la industria giran alrededor de las convocatorias y de lo simple que es acceder a los recursos, no tanto acerca de la disrupción de industrias establecidas o de la creación de nuevas industrias. El panorama, desde mi perspectiva, es algo desolador. Desde MinTIC siguen cacareando los mismos casos de éxito como el de la lechonería que vende su producto a través de una página de internet. Nada que cambie realmente la vida de los Colombianos, al menos no la de quienes no consideramos el consumo de lechona una necesidad básica. Los inversionistas nacionales e internacionales continúan apareciendo en todos los eventos de emprendimiento que se hacen en Colombia, pero luego se van sin hacer inversiones, pues realmente no hay un flujo de negocios nutrido que permita el establecimiento de la industria del Venture Capital en el país.
A este punto el estado ya no se puede retirar. Los efectos serían devastadores. ¿Qué hacer? Pienso que hay que retomar el camino de la creación de ecosistema, por encima de la inyección económica directa. Los inversionistas no se van a establecer en Colombia con un ecosistema como el que hay ahora, y seguir financiando el ecosistema directamente no es sostenible ni sano en el mediano plazo. Es importante canalizar recursos hacia la inversión de capital de riesgo. El estado puede ser un inversionista de capital mas, participando como inversionista, con condiciones de inversionista, en el ecosistema. La restricción fundamental ha sido el temor de los canalizadores de este dinero al detrimento patrimonial. La reflexión filosófica en el estado es que los recursos públicos no se pueden perder. Una cosa es que se pierdan porque se los roban, como sucede continuamente, y otra cosa es que se hagan inversiones canalizadas por profesionales y expertos y que esas inversiones no sean exitosas, como no lo van a ser la mayoría en especial en estas primeras etapas, cuando todos estamos aprendiendo. Eso lo tendrán que aprender los entes de control del estado.
Otra opción, no mutuamente excluyente, es crear unos incentivos temporales para los inversionistas de riesgo. Rebajas impositivas o relajación fiscal en esa industria, incentivos a la repatriación de capitales que se canalicen hacia el emprendimiento, las posibilidades son muchas. Desde luego políticamente es un juego complejo, pues se trata de darle prebendas a los ricos para que hagan mas dinero, un gran no-no en este país. Y desde luego que un esquema de este tipo tendría que tener un esquema de vigilancia fortalecido, para evitar que sucedan los desfalcos que vimos a través de Interbolsa el año pasado. Contra la mala fe es casi imposible cubrirse.
En el entretanto, y mientras se soluciona este problema, concentrémonos en la creación de verdadero valor, en cambiar las vidas de los Colombianos, ojalá los de menores recursos. ¿Qué se puede hacer por ellos? ¿Cuáles son sus problemas y necesidades que se pueden aliviar con información? Salud, trabajo y educación son los tres tópicos que creo que deberían estar de moda en el ecosistema y no lo están.