Wow…. la cantidad de empresas a las que la emergencia del coronavirus cogió “con los pantalones abajo” es impresionante.
Y no estoy hablando de aquellas que verán sus ventas caer, sus cadenas de suministro paralizarse y sus negocios afectarse por cuenta de la epidemia y de las órdenes de aislamiento que hemos visto adoptarse en buena cantidad del planeta. Todas nuestras empresas están ahí y tendremos que sortear esos temas como bien podamos.
Estoy hablando, en realidad, de esas empresas que en plena tercera década del siglo XXI aún dependen del papel para todo, aún obligan a sus clientes a poner huella en cuanto formato piden y a “acercarse a la oficina más cercana”. Esas empresas aún miden a sus empleados por “hora nalga” no por el cumplimiento de sus metas y sus resultados.
Estoy hablando de un grupo importante de empresas que hoy ven paralizadas sus operaciones porque ni siquiera pudieron enrutar sus líneas de teléfono fijas a los celulares o computadores de sus empleados, o a un télefono específico de uno de ellos para que este pueda seguir contestando, y en cuyos números de contacto nadie contesta porque nadie puede “ir a la oficina”.
Son esas empresas para quienes el trabajo sigue siendo un lugar y no una actividad, para quienes el status quo es tan fuerte y el “así lo hemos hecho siempre” es tan poderoso que no han entendido que su cliente ha cambiado, su negocio ha cambiado, su industria ha cambiado, sus empleados han cambiado y la economía ha cambiado.
….Y todo eso antes del coronarvirus!!!
Llevo días pensando en el efecto a mediano y largo plazo de esta pandemia. Ya hace unos días les compartí este artículo sobre cómo creo que cambiará la adopción tecnológica de parte de un grupo -hasta ahora retisente- de personas y su impacto en el mercado.
Hoy, luego de 2 semanas de “exilio” veo cómo hay empresas, como la de mi esposa (👏🏻👏🏻 Clau y Lu!), que en menos de 2 días (y antes de que el Gobierno ordenara el aislamiento) habían pasado el 95%+ de su operación administrativa a un modelo digital, colaborativo, en línea, que mide resultados, que hace seguimiento en tiempo real, que anticipa y que facilita la interacción con sus clientes -en todas las etapas del “Viaje del Cliente”- a través de canales tecnológicos.
Compañías que han entendido que la tecnología es sólo un habilitador y que el secreto de la Transformación Digital es, a partir de entender las necesidades y expectativas de su cliente actual (y futuro), construir un nuevo modelo de cultura organizacional que le permita ser ágil y dinámico de tal manera que pueda adaptarse a los cambios del mercado de la mejor manera posible utilizando para ello las herramientas tecnológicas que tiene a su disposición.
Es la gente….
El secreto es la gente. El secreto es el liderazgo. El secreto es moverse rápido y medir constantemente. Es estar leyendo constamente el mercado para anticiparse, para adaptarse, para repensar y probar.
No importa si es por culpa de una nueva tecnología que amenaza su modelo actual de negocios (como lo fue Facebook, Uber o Airbnb), si es por la entrada de un nuevo competidor que viene a romper el mercado con una propuesta diferente (como hicieron Netflix o Amazon en su momento) o si es por culpa de una pandemia que transformará la manera en qué hacemos todo en el día en el día a día.
La Transformación Digital es un cambio de velocidad, de paradigmas, de pensamiento y hoy, más que nunca, es el momento de aceptarla y adoptarla, porque quienes no se adapten morirán.
