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Pluribus: cuando la mente singular se vuelve colectiva!

Pluribus, la nueva serie de Apple TV+, plantea un futuro perturbador: un virus transforma a la humanidad en una mente colectiva, salvo a 13 personas aparentemente inmunes.

Esta serie plantea una idea interesante y perturbadora a la vez: un virus de procedencia extraterreste que unifica y convierte a casi toda la humanidad en una “mente comunal” —una conciencia colectiva global, pacífica, aparentemente “feliz” y supuestamente “uniforme”, algo que puede ayudar a eliminar la inseguridad, la guerra y hasta el hambre globalmente!
Es como si las diferencias en la humanidad, de un momento a otro, desaparecieran y todos (a excepción de 13 personajes) se unen y se funden en un solo ser consciente.

Esos 13 personajes representan la última esperanza de la humanidad, ese bastión de individualidad, conciencia crítica y potencial resistencia que busca revertir los alcances y avances del virus.

Pluribus, la serie de Apple TV+ trata de representar lo que sería un entorno extremo que genera más preguntas que respuestas (hasta el momento, ya que la primera temporada no se ha emitido en su totalidad): ¿qué pasa cuando lo humano deja de ser individual y se convierte en colectivo? ¿Qué significa identidad, libertad, desigualdad, emoción —o incluso conflicto— en un mundo donde todos “comparten mente”y la misma perspectiva?

Una cosa es estar ultra conectado y, otra muy diferente, es estar alienado”

Tecnología, identidad y control: la “conectividad total” llevada al extremo

La serie plantea una distopía tecnológica maquillada como utopía. Esa “felicidad global” no surge de consenso, sino de un virus alienígena: una “solución” forzada, uniforme, que borra la individualidad del ser humano. Desde esa óptica, Pluribus funciona como una advertencia: la biotecnología manipulada a escala puede prometer conexión, paz, armonía. Pero a cambio, puede sacrificar diversidad, disidencia, emoción auténtica, conflicto —es decir, todo lo que nos hace humanos.

Ese nivel de “conectividad mental total” —una memoria compartida, una conciencia colectiva— genera muchas preguntas y pocas respuestas, por ejemplo:

  • ¿Qué pasa con el consentimiento cuando todos piensan igual?
  • ¿Qué significa libertad cuando ya no hay pensamientos independientes?
  • ¿Cómo valorar la individualidad, la intimidad, cuando todo es uniforme?

La serie invita a reflexionar sobre los riesgos de esta distopía: una especie de advertencia disfrazada de ciencia ficción.

La resistencia de lo humano e imperfecto

La serie cuenta la historia desde la perspectiva de Carol Sturka, una escritora con su propia carga emocional, ella es la prueba viviente de que lo que consideramos “infeliz” o “doloroso” puede tener valor: identidad, memoria, autonomía. Su lucha no es solo por sobrevivir, sino por salvar los últimos vestigios de lo que actualmente denominamos la humanidad con todo y su individualidad.

Esa narrativa logra que Pluribus no sea solo una serie de ciencia ficción, a medida que avanza la trama (hasta el momento), se convierte en una especie de debate, algo filosófico, sobre el valor de la diversidad, de las imperfecciones humanas, de rasgos claves del ser como la alegría, la codicia, la rebeldía, el luto y hasta el mismo sufrimiento.

Una unión que promete pero…

La “Unión” de todos en una sola mente comunal y colectiva tiene promesas: estabilidad, felicidad, uniformidad. Pero también tiene un costo: individualidad, diversidad, conflicto, la pérdida de memoria,  del pensamiento crítico y, sobre todo, de la identidad. Es algo que, llevadas las proporciones, puede llegar a pasar si seguimos delegando las tareas que implican pensar a la IA y los chatbots, abrazando la pereza mental.

La IA no debe pensar por usted
La IA no debe pensar por usted

En un mundo real donde la conectividad es masiva, la vigilancia puede llegar a ser constante, ya que los algoritmos moldean gustos, decisiones, consumo y encima de todo, para algunos  existe la tentación de imaginar una “conciencia colectiva” artificial.  Puede que para muchos, la promesa suene tentadora. Pero Pluribus recuerda que, en una colectividad absoluta, no hay espacio para lo impredecible, lo vulnerable, lo auténtico y, mucho menos, para lo individual!

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