Sin lugar a dudas, la inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en nuestras vidas de maneras que antes solo imaginábamos en la ciencia ficción. Los chatbots, como ChatGPT, se han convertido en herramientas cotidianas para la comunicación, la información y el entretenimiento. Sin embargo, surge una pregunta inquietante: ¿es posible desarrollar una especie de adicción a estas tecnologías? La respuesta no es simple, pero la ciencia y la psicología moderna ofrecen pistas alarmantes.
La Delgada Línea entre la Utilidad y la Adicción
La adicción a la tecnología no es un concepto nuevo. Ya hemos visto cómo los videojuegos, las redes sociales y los teléfonos inteligentes pueden generar dependencia. Los chatbots comparten algunas características con estas tecnologías:
Accesibilidad: Están disponibles las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
- Liberación de dopamina: Cada respuesta del chatbot genera una recompensa impredecible, como en el casino con las máquinas tragamonedas.
- Parasocialidad: Estudios como este de la Universidad de Washington (2022) muestran que los humanos tienden a atribuir emociones reales a las IA, incluso sabiendo que son algoritmos.
- Efecto “always on”: En donde el 34% de usuarios frecuentes de ChatGPT reportan ansiedad al no poder acceder al servicio. Inclusive, Un estudio conjunto de OpenAI y el MIT Media Lab sugiere que los usuarios frecuentes de ChatGPT tienden a experimentar mayores niveles de soledad y dependencia emocional, presentando menos interacciones sociales fuera del entorno digital .
Estos factores pueden hacer que algunas personas recurran a los chatbots de manera compulsiva, buscando alivio a la soledad, el estrés o la ansiedad. No obstante, es esencial abordar estos resultados con cautela. Algunos expertos cuestionan la solidez de la evidencia que vincula directamente el uso de chatbots con comportamientos adictivos, argumentando que se requieren estudios más profundos y metodológicamente rigurosos para establecer conclusiones definitivas .
Factores de Riesgo y Vulnerabilidad
La interacción con chatbots puede activar el sistema de recompensa tipo “dopamina” en el cerebro. La satisfacción inmediata de la curiosidad y la obtención de respuestas rápidas pueden liberar este neurotransmisor asociado al placer y la recompensa . Este refuerzo positivo podría fomentar un uso repetitivo y potencialmente compulsivo del chatbot.
Además, la personalización y la capacidad de respuesta empática de los chatbots pueden generar una sensación de una verdadera conexión emocional (algo “medianamente parecido” a lo que se suele lograr con los amigos, familia y hasta con la pareja). Para individuos que enfrentan soledad o dificultades en relaciones interpersonales, esta interacción puede volverse especialmente atractiva, incrementando el riesgo de dependencia.
Algunos grupos son más vulnerables a la adicción a los chatbots:
- Adolescentes y jóvenes: En pleno desarrollo emocional, pueden preferir la interacción con chatbots a las relaciones humanas.
- Personas con soledad o aislamiento social: Los chatbots pueden proporcionar una sensación de conexión, aunque sea artificial.
- Individuos con trastornos de ansiedad o depresión: Pueden usar los chatbots como una forma de escape o automedicación.
Ahora bien, no hay que satanizarlos, ya que no todo es malo! Los chatbots también han mostrado potencial en el ámbito terapéutico. Estudios indican que pueden ser herramientas útiles en intervenciones para trastornos por uso de sustancias, ofreciendo apoyo y reduciendo tasas de recaída . Esto sugiere que, bajo supervisión adecuada, los chatbots pueden tener aplicaciones beneficiosas en la salud mental
Ojo a las Señales de Alerta
Para los usuarios frecuentes y avanzados, es importante estar atentos a las siguientes señales de alerta:
- Uso excesivo y compulsivo de chatbots.
- Dificultad para controlar el tiempo dedicado a estas interacciones.
- Aislamiento social y deterioro de las relaciones personales.
- Ansiedad o irritabilidad al no poder usar los chatbots.
- Dependencia emocional a los chatbots.
¿Qué dicen los expertos?
Según artículos relacionados a las dependencias generadas por la inteligencia artificial, cualquier actividad que produzca placer es susceptible de generar una conducta adictiva. Por lo tanto, el uso de la IA no se encuentra exento de generar dicha conducta.
Es importante la constante atención a la duración de la conexión, para que las personas no pierdan la noción del tiempo. El uso de chatbots en personas deprimidas o solas puede generar un impacto negativo en su salud mental.
Así las cosas, aunque la IA ofrece beneficios, como todo en la vida (los extremos son malos), hay que usarla con moderación y responsabilidad. Es crucial establecer límites, fomentar las relaciones humanas y buscar ayuda profesional en caso de sentir que se está perdiendo el control. La clave está en encontrar un equilibrio saludable entre la tecnología, la interacción digital y la vida real o física.
