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WhatsApp introduce anuncios en los estados: ¿evolución o intrusión?

WhatsApp lanza anuncios en los estados. ¿Una nueva etapa o la pérdida de su ADN? Aquí el impacto real de esta movida.

Durante años, WhatsApp fue la excepción a la regla. Mientras Instagram, Facebook y otras plataformas saturaban a sus usuarios con anuncios mientras esta app aparentemente  mantenía un diseño limpio, sin distracciones publicitarias, centrado en la privacidad y la simplicidad. Pero los tiempos cambian, y el anuncio de Meta de incluir anuncios en los estados (“Updates”) marca un antes y un después en la historia de la mensajería móvil.

¿En que consiste la novedad de los anuncios en los estados?

La novedad no consiste en anuncios dentro de los chats (eso gracias a Dios “por ahora” se mantiene como un espacio privado y cifrado) sino en la incorporación de publicidad entre las actualizaciones que los usuarios ven al consultar los estados de sus contactos o canales. El modelo es similar al de los “Stories” de Instagram: breves clips entre publicaciones personales. A primera vista, podría parecer un cambio menor. Pero, para muchos, en realidad representa un cambio estructural profundo.

Para Meta, esto era cuestión de tiempo. WhatsApp, pese a su enorme base de usuarios, había sido una plataforma subutilizada en términos de monetización. El creciente costo de mantener infraestructuras de inteligencia artificial, regulaciones de privacidad más estrictas y la presión de los inversores para generar más ingresos hicieron que esta decisión de añadir anuncios en los estados fuera casi inevitable.

Anuncios en los estados de WhastApp
Anuncios en los estados de WhastApp

Desde el punto de vista empresarial, la medida tiene lógica: permite a creadores, marcas y pequeños negocios aprovechar una audiencia global sin invadir directamente las conversaciones privadas. Los usuarios, por ahora, podrán seguir usando WhatsApp sin ver anuncios en sus chats. Pero, “la puerta de entrada” ha sido abierta.

¿Qué problema puede generar este anuncio?

El problema de fondo no es la publicidad en sí, sino el cambio de naturaleza de WhatsApp y la percepción que esto puede llegar a generar en el usuario. ¿Puede una plataforma seguir siendo vista como “personal” y “privada” cuando comienza a comportarse como una red social más? Además, hay que considerar el impacto en la experiencia. Por muy discretos que sean, los anuncios en los estados, estos afectan la percepción de control, y más aún si estos se personalizan en función de datos de comportamiento, aunque no sean los mensajes privados.

Otro riesgo, quizás más sutil pero más profundo, es el de las cámaras de eco. Si los anuncios en estados se basan en algoritmos que refuerzan nuestras preferencias y creencias, WhatsApp podría convertirse en una fuente más de polarización informativa, en lugar de ser una herramienta neutral de comunicación.

¿Qué pensar al respecto?

En tecnología, hay una regla básica que muchos olvidan: ningún sistema garantiza una disponibilidad ni una neutralidad del 100%. Todo producto evoluciona, y a menudo lo hace hacia modelos más rentables. El desafío es mantener un equilibrio: permitir innovación sin erosionar la confianza del usuario.

WhatsApp está cruzando un umbral. Esperemos que lo haga con cautela, midiendo el terreno porque ya han pasado cosas preocupantes con Meta y sus dominios. Vale la pena recordar que una vez abierta la puerta a la publicidad, cerrarla será casi imposible. Ya con esto, la idea es que cada cual saque sus propias conclusiones!

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