Hace varios años (no nos vamos a poner técnicos con cifras exactas), cuando llegué a trabajar en el mundo de la publicidad, me llamó la atención algo, la agencia en la que comencé hacía producción de video, pero no con cámaras de video, sino con lo que, a toda vista se veían como DSLR, es decir cámaras fotográficas convencionales de óptica intercambiable. Eso me llamó la atención, pues no tenía claro que ese era el tipo de dispositivos adecuado para el trabajo, a lo que Juan Camilo Ospina, gran creador de contenido me dijo “Son potentes, son prácticas y la calidad supera a las otras cámaras”. Eso, como digo fue hace algunos años, pero ¿qué ha pasado ahora?. Bueno hablemos de la Sony ZV-1F.
Hace días mencionamos a otra de las cámaras del actual Line Up de Sony, la ZV-E10, casi le digo la “hermana mayor” pero creo que más que eso son amigas cercanas. En donde la ZV-E10 presenta una propuesta robusta con ópticas intercambiables, la ZV-1F esta lista para crear, sin complicación, sin discursos técnicos, solo hay que encender y listo.
El contexto
¿Por qué es relevante la ZV-1F en el mundo actual?. En este momento, el 59.4% de la población global total está suscritas de alguna u otra manera a una red social. Eso son más de 4.500 millones de personas conectadas de manera permanente . Además, redes como TikTok tienen más de 1.000 millones de creadores de contenido e Instagram casi duplica esa cifra. YouTube tiene registrados 2.5000 millones de usuarios y Snapchat revive con casi 650 millones de personas, para que se formen una idea, Snap tiene ahora más gente que Twitter (y menos tóxica).
¿Qué quiere decir esto?, que como nunca el mundo entero se volcó hacia la creación de contenidos y cada vez más hay personas que invierten en la creación de los mismos. Lo primero que se le ocurre a mucha gente es usar un smartphone y eso está bien si uno quiere crear contenidos iguales a los otros 500 millones de personas que hacen lo mismo
, pero ¿qué pasa si se quiere destacar, si se quiere elevar el juego?. Es ahí en dónde entran propuestas como la ZV-1F.
Comencemos por algo técnico. La Sony ZV-1F tiene un sensor de una pulgada (créanme , eso es inmenso), Exmor RS CMOS, es decir el mismo que uno encuentra en opciones más “profesionales” de Sony. El lente es una ZEISS Tessar T, de 6 elementos. Eso último es clave, porque ya hay teléfonos que integran ópticas similares, pero cuestan tres veces más y aún con menos elementos.
La apertura es una f:2.0 en un lente fijo de 20 mm. Si amigues de Techcetera, fijo. ¿Es esto un problema?, personalmente no lo veo como un lío y ya les explico el por qué.
El usuario
No me voy a andar con rodeos y lo voy a decir claro. Por el precio de un iPhone 14 Pro Max de 512 Gigas, una persona se puede comprar una Sony ZV-1F, una Macbook Air y pagar la licencia de Adobe para editar profesionalmente video y fotografía (incluso, dependiendo del país hasta para un juego de luces básico la alcanza). Es decir, puede montar su propio estudio, con capacidades profesionales, portátiles y que seguro lo van a dejar en un nivel muy superior al resto de creadores de contenidos en las redes sociales.
Si la ZV-1F fuera una cámara de lentes intercambiables, semejante relación precio / calidad sería imposible . Además, una persona que de verdad quiera comenzar a elevar su nivel en la producción de contenidos, tiene muchas más cosas en la cabeza que entender de distancias focales equivalentes, aperturas, compatibilidades de lentes y sistemas de enfoque, la ZV-1F le simplifica la vida, mientras entrega resultados de alto nivel. Pensar en otras cosas vendrá después.
La Sony ZV-1F es más que una cámara, es parte de un ecosistema del creador de contenidos, es potencia, versatilidad y portabilidad. Que se combina con un computador o que se sincroniza con un smartphone para postproducción y publicación.
Atrás quedaron los días de andar buscando un adaptador o un puerto SD. Atrás quedaron los días de “poner en vertical” los contenidos para llevarlos a Instagram, TikTok o Youtube. Pero de eso hablaremos en la reseña completa.
Por lo pronto, charlemos en Twitter.
Andrés Felipe Sánchez
