Los abuelos y pediatras coinciden en una cosa acerca de los bebes. Antes de que nuestros hijos cumplan 2 años, los padres debemos tratar a las pantallas brillantes, como televisión, tablet o computadores, como si se tratara de material radioactivo peligroso. Su recomendación del tiempo que debe pasar un bebe frente a una pantalla es de exactamente 0 minutos. Algunos investigadores empiezan a debatir esta recomendación. Un estudio realizado por la organización Zero to Three demuestra lo que muchos pensábamos. Las pantallas no son necesariamente malas, aunque tampoco son un reemplazo para el mundo real. Su uso responsable tiene efectos positivos sobre los niños.
En la práctica esto significa que la televisión, o un tablet, no son reemplazos para la relación que deben tener los padres con sus hijos. El uso del sentido común es la regla mas obvia. Los padres deberían usar los medios interactivos como un complemento de la experiencia en el mundo real y, desde luego, el tiempo frente a la pantalla debe ser limitado, para que no reemplace las actividades críticas en esa edad.
¿Aún lo sorprende que su hijo de 2 años pueda encontrar y lanzar una aplicación de su tablet?
La pregunta que nos hacemos muchos padres tiene que ver con el contenido. ¿Cuál es apropiado y para qué edades? El problema subyacente es que, como padres, queremos que nuestros hijos se desarrollen correctamente, y por esa razón buscamos limitar su tiempo frente a las pantallas, pero al mismo tiempo necesitamos que se familiaricen con las tecnologías que van a dominar completamente sus vidas hacia futuro. La diferencia entre los pequeños nativos digitales y nuestra primera experiencia digital es abrumadora. Nosotros tuvimos que aprender a usar un teclado y un mouse, la interfaz gráfica de los dispositivos actuales se acopla perfectamente al aprendizaje de los pequeñines. ¿Aún lo sorprende que su hijo de 2 años pueda encontrar y lanzar una aplicación de su tablet?
Lo que los investigadores saben es que inclusive antes de los 2 años, las mentes de los niños están funcionando frente a una pantalla. Y también saben que no existen los contenidos que desarrollan la mente de los niños simplemente por sentarse frente a una pantalla y recibir su información. El escenario ideal sucede cuando hay una interacción real entre la información que se envía y la respuesta que el niño da a ese estímulo. El facilitador es el contexto y para cada niño el contexto es diferente. No se sorprenda si descubre que algunos niños usan los libros, no para desarrollar su imaginación, sino para esconderse de la interacción social. Tampoco que otros usen los videojuegos como una forma de estimular su propia socialización.
Personalmente he tomado mucho de los preceptos que impulsa Marc Prensky, inventor del término “nativo digital”. Pienso que la tecnología no es diferente a cualquier otro juguete. Luchar contra ella es una pelea perdida. He notado que mis hijos, de 6 y 8 años entran en épocas en las cuales solo quieren jugar con el iPad. Eventualmente se cansan de ella y pasan a otros juegos. El único control que trato de ejercer es el de contenidos. Hago un esfuerzo especial por mantenerlos en el nivel de edad adecuado.
Desde luego que muchas veces preferiría que estuvieran jugando en el jardín, pero al mismo tiempo se que están sacando ventaja de la información que adquieren desde la tecnología. Mi hija, por ejemplo, sabe que muchas de sus dudas se pueden resolver buscando en internet. ¿La trompa de un elefante puede levantar un árbol? Una imagen buscada en internet, vale mas que mil palabras de su papá asegurándole que así es.
