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La imparable realidad del cambio La imparable realidad del cambio

La imparable realidad del cambio!

Cambio: La inteligencia de la naturaleza y el desarrollo tecnológico como una sabia imitación de ella!

La tecnología provee permanentes metáforas y ejemplos de la naturaleza cambiante de la vida. El ritmo apresurado al que suceden las transformaciones tecnológicas y los miles de invenciones que cada día vemos aparecer, son la evidencia de que el mundo, como la mente humana, está en movimiento permanente y que el impulso de cambio es imparable, seamos conscientes o no de él.

 

Pero incluso antes de cualquier desarrollo tecnológico ideado por la mente humana, ya la propia naturaleza y su inteligencia intrínseca se ha tomado eras para demostrar que la vida necesita rehacerse constantemente y que donde sea que se requiera un ajuste o una mejora, “el gran diseño universal” está listo para proveer soluciones geniales y absolutamente acertadas para resolver nuevas situaciones o desafíos.

 

Lo que hoy producen los grandes genios de la tecnología es el reflejo del trabajo perfecto que la naturaleza lleva miles de millones de años haciendo, y todas aquellas personas que históricamente se han destacado por su poder creativo son sabios imitadores de la inteligencia de la vida. Seres que optimizan los recursos disponibles para dar con soluciones brillantes y trabajan con máxima eficiencia para atender retos y necesidades propios de nuestro mundo.

Esa es la parte interesante y atractiva del cambio. Pero, ¿qué sucede cuando los cambios nos llegan inesperadamente y no tenemos tiempo para prepararnos o al menos comprender los nuevos escenarios?

 

Los últimos años nos han dado bastantes ejemplos de transformaciones repentinas y de la necesidad de adaptarnos rápidamente a situaciones que ni siquiera habíamos calculado. En la historia reciente de nuestro planeta, así como en la historia personal de cada uno de nosotros, hay una gran cantidad de evidencias de que el cambio es la esencia de la vida y que, aunque tengamos la impresión de que algunas cosas son permanentes y seguras, en realidad todo está en movimiento y la energía de la transformación es lo que nos mantiene vivos y activos.

 

Aprender a gestionar el cambio

 

Casi siempre, cuando nos enfrentamos a cambios inesperados, nuestra primera reacción es la resistencia y el deseo de que las situaciones permanezcan tal como estaban. A nuestra mente no le gusta la incertidumbre y por eso amamos los escenarios que nos resultan familiares y confiables. De ahí que busquemos lo seguro y lo permanente, y escapemos de lo desconocido.

 

La gestión del cambio, que hoy es ampliamente valorada como una habilidad blanda deseable en los profesionales de todas las áreas, se encarga de la necesaria tarea de propiciar la transformación, comprenderla y generar medios para adaptarse a ella. Si bien en el campo de esta habilidad se entiende que la resistencia al cambio es una reacción natural de la mente humana, también se ha comprendido que los seres humanos, como la naturaleza, siempre contamos con las herramientas para abordar apropiadamente las nuevas situaciones, aprender de ellas y salir fortalecidos.

 

En el mundo de la tecnología, se ha evidenciado el valor de reconocer la realidad del cambio y desarrollar respuestas tentativas para situaciones inesperadas. Obviamente, nunca se puede estar completamente preparado para lo desconocido, pero en la medida en que se anticipan escenarios potenciales y se diseñan modos de enfrentarlos, resulta más fácil lidiar con los desafíos.

¿Qué pasaría, por ejemplo, si los ingenieros y programadores de software fueran incapaces de calcular todos los problemas y situaciones que pueden surgir cuando los programas se ponen en funcionamiento?

 

Ellos, al igual que la inteligencia natural, saben que muchas veces las cosas no funcionan según lo previsto y por eso necesitan desarrollar recursos para encarar eficazmente los cambios. Si no fuera de esa manera, hoy el mundo sería completamente distinto y tal vez ni siquiera estaríamos aquí, porque de no ser por el impulso de cambio que la vida ha implantado genéticamente en nosotros, habríamos sido incapaces de sobrevivir a los millones de situaciones que constantemente amenazan nuestra vida.

 

Tal vez hoy muchos nos encontramos ante grandes retos en nuestra propia vida y estamos tratando de flotar en una marea de cambios inesperados. Quizás muchos otros están viviendo en la dichosa ilusión de creer que tienen todo asegurado y que las cosas duran para siempre. Sea cual sea el caso de cada persona, es vital recordarnos que cambiar es sinónimo de evolucionar, que el cambio es permanente y que hoy, como en el pasado más remoto de nuestro universo, hay infinitos ejemplos de que siempre contamos con los recursos para reinventarnos y fortalecernos.

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