Muchos sueñan con tener un(a) compañera(o) de vida que literalmente se amolde a todas las situaciones y que esté ahí, tal como lo profesan los votos de matrimonio: “en las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad, para toda la vida”. Eso es lo mínimo que uno esperaría de un amor platónico, de esa relación ideal que se va a tener con la persona con la cual se va a compartir el restos de sus días!
Hasta ahí todo es muy normal y muy posiblemente la mayoría de los lectores todavía no han podido encontrar la relación entre este tipo de amor y un sitio de tecnología como TECHcetera (no se preocupen, no se ha cambiado el enfoque editorial), pero en breve llegaré al punto. Tal como lo decía anteriormente en otro artículo, la tecnología ha cambiado bastante los hábitos de los seres humanos y, por muchos motivos (como por ejemplo el tráfico vehicular, la falta de vías, el número ascendente de automotores, la pandemia y demás) es viable usarla para optimizar el tiempo y la productividad. Inclusive en el campo personal, la tendencia muestra que cada vez más el ser humano recurre frecuentemente a la vida online para lograr objetivos que no se logran suplir físicamente.
En el presente, algunos sienten que las cosas “se están saliendo de control”, ya muchas parejas tienden a integrarse por medio de video chats o en encuentros fortuitos que, después, desembocan hasta en matrimonios virtuales. Aunque lo anterior para muchos es todo un escandalo, que atenta contra las buenas costumbres de muchas iglesias y/o religiones, si se analiza desde el punto de vista de la bioseguridad, las cuarentenas y demás, simplemente puede ser una comodidad brindada por la telepresencia que ofrecen los servicios como Zoom, FaceTime, Teams, Meet y similares.
Generalmente, la evolución sobre todo en materia tecnológica tiende a empujar los limites más allá, por lo mismo, me parece súper interesante la idea planteada por “Ella” (Her), la película que, muy adelantada a su tiempo, trató de mostrar un cambio en el paradigma, en el cual, para tener una relación sentimental se necesitan dos seres humanos, mostrando un futuro probable en el que se evidencia la posibilidad de un romance entre un ser humano y una entidad (en el sentido un programa de inteligencia artificial que exhibe una existencia animada, autonomía de gestión e individualidad) que, hace las veces de un asistente de personal digital, omnipresente en el sistema operativo de los dispositivos móviles y computadores personales.
Dada la cantidad de información privilegiada a la que accede “Ella” (el asistente de personal digital en cuestión) y a lo avanzado de su inteligencia artificial, le queda relativamente fácil el entender las dolencias, falencias y las necesidades del protagonista que, al cabo de varios minutos, termina profundamente enamorado de algo que hace parte o está intrínsecamente ligado a su smartphone.
El desarrollo de la trama de “Ella” no es tan relevante, lo alarmante es poder llegar a ser un futuro en el cual las relaciones puedan perder gran parte de su humanidad. Así pues en lo personal creo importante recordar que la tecnología puede proporcionar muchas herramientas para mejorar la relación entre el ser humano y el ambiente pero, no se debe ser totalmente dependiente de la misma para llegar a relacionarse con el entorno, tal como lo decían las abuelas:
Todo debe manejarse en su justa medida “ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre”.