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El verdadero miedo de los taxistas a la tecnología

La verdadera razón de la oposición de los taxistas a las plataformas tecnológicas es sencilla: hoy no declaran el 98% de sus ingresos

Esta semana veía los resultados de un estudio realizado por la Fundación ProBogotá sobre el tema del transporte público individual en la ciudad y hubo 2 cifras que me llamaron mucho la atención y que me dieron luces para entender el real miedo y aversión que tienen los capos del taxismo bogotano en contra de la tecnología.

Dato #1: Uber representa solo 1.5% del total de viajes diarios en taxi en la ciudad

Como así” me dije a mí mismo, “no que les está quitando el trabajo a los honorables y dedicados taxistas?”

Dato #2: Solo el 1.2% de la plata que mueve el sector se registra, se controla y se grava adecuadamente

Ah, ya entendí!!!” Exclamé. La queja no es por quien presta el servicio y si es “legal” o no sino por como se factura el mismo y por las implicaciones que poner sobre la mesa el 98.8% de un total de $2,900,000,000,000 (2.9 Billones) implica para un sector que ha vivido toda su vida en la informalidad.

 

Piense bien esto: cuando usted le paga a un taxista la carrera este genera ingresos. Sobre esos ingresos debería pagar – al igual que todos los demás independientes del país – salud y pensión. Pero como la plata no se declara, pues no lo hace.

 

Este conductor, al que le arriendan un carro por un valor, le paga al dueño del carro una plata por usarlo (el “diario” del que tanto hablan ellos). Ese dueño del carro, como cualquier dueño de un activo productivo debería pagar impuestos sobre los ingresos originados por su uso. Pero como la plata no se declara, no lo hacen.

 

Ese dueño del carro le paga al dueño del cupo una plata para poder matricular su carro y ponerlo a andar en la ciudad. Ese dueño del cupo, como cualquier cristiano que tiene ingresos en este país, debería pagar impuestos sobre los ingresos que el mismo le produce (así como lo hace el dueño del parqueadero o de un local comercial). Pero como esa plata no se declara y el cupo es un “intangible” pues no paga nada.

 

La única plata que el sector registra es la de las afiliaciones de los taxis a una de las 56 empresas de taxis de la ciudad (aunque en realidad 2 de ellas controlan el 54% de los carros matriculados por lo que en realidad le pagan a Uldarico y al otro personaje que no recuerdo como se llama). Son solo $36,000,000,000 equivalente a un mísero 1.2% del total de dinero que mueve el sector.

Son $36,000,000,000 equivalente solo a 1.2% del total de dinero que mueve el sector

 

Viendo las cifras pensaba como entiendo cada vez menos a la gente del Ministerio de Transporte, al Superintendente de Puertos y Transporte e incluso al mismo Secretario de Movilidad del Distrito.

 

Como es posible que no vean el poder que tiene la tecnología para corregir esta situación y acabar con todos los males que aquejan al sector?

 

Imagínese este modelo en vez del que tenemos actualmente:

 

1. No hay cupos: las fuerzas del mercado lo auto regulan

 

2. Dejamos que cualquier vehículo pueda ser compartido y preste sus servicios a los usuarios que así lo deseen (claro, asegurando que tienen los seguros correspondientes y que cumple con las revisiones tecno-mecånicas necesarias).

 

El grueso de los carros de la ciudad son usados solo 2 veces al día en franjas muy especificas (las horas pico). Qué hacen el resto del día? Ocupan espacio en un parqueadero.

 

Que pasaría si esos carros pudieran prestar un servicio a otros pasajeros durante el día?

 

A. Disminuiría la cantidad de carros que hay en la ciudad (y por ende mejoraría el tráfico y la calidad del aire) porque en la medida en que hay más oferta (de diferentes gamas) hay menos necesidad de tener un carro propio. Ya lo vimos con la música, ya lo vimos con la TV y tarde o temprano – con la llegada de lo carros autónomos – lo veremos en el transporte.

 

B. Se podría optimizar el uso del suelo que actualmente es ocupado por los miles de parqueaderos requeridos para guardar los carros durante el día y construir mas unidades habitacionales cerca de los sitios de trabajo de la gente (eliminando la necesidad de desplazamientos eternos), parques o sitios culturales.

 

C. Bajarían RADICALMENTE los costos de transporte de las personas, en especial en horas valle, gracias a una mayor oferta.

 

3. Construya un sistema controlado 100% sistematizado (por ejemplo a través de aplicaciones móviles o aplicaciones de mensajería instantánea) que permita:

  • A los pasajeros saber quien es el conductor que los recoge, cuanto va a costar la carrera y cual es la ruta óptima que debe tomar el carro
  • Al conductor saber quien será su pasajero y cual es la ruta óptima que debe tomar para ahorrar tiempo y combustible,
  • A los posibles conductores estar informados de cuando hay un aumento en la demanda – y en que zonas – para planear su día y poder maximizar el retorno a la inversión de su tiempo en la calle,
  • A las autoridades de tránsito saber cómo está el tráfico – en tiempo real – en toda la ciudad y tomar acciones proactivas, preventivas y reactivas ante posibles inconvenientes,
  • A las autoridades fiscales saber quien facturó, cuanto y a quien se lo facturó, de tal manera que se pueda contrarrestar la evasión de impuestos, se pueda garantizar que los conductores pagan lo correspondiente a salud y pensión – como lo hacemos el resto de independientes en este país – y los dueños de los taxis pagan lo verdadero por el alquiler de sus vehículos a los conductores y/o por el dinero que estos producen con los vehículos.

 

Piense que gracias a que todas las transacciones pasan por el sistema financiero (porque solo se pueda pagar electrónicamente) se pueden destinar recursos de esos $2.9 Billones para mejorar la infraestructura, para seguridad y vigilancia de las vías, para campañas de seguridad vial, para salud, para educación, etc., etc.

 

Piense que esos $2.9 Billones dejan de ser informales y pasan a ser parte de la economía formal de la ciudad.

 

Ese es el verdadero miedo de los capos del taxismo a las plataformas tecnológicas y esa es la razón por la que los políticos de turno se hacen los de la vista gorda, emiten decretos estúpidos como los de los “taxis de lujo” (que de paso sea dicho podrán ser de lujo en Cartagena del Chaira pero no en ciudades como Bogotá, Medellin o Cali) y se dejan comprar por una minoría irrisoria que no tiene ningún interés en el bien de la ciudad y de sus habitantes.

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