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En Tecnología la peor amenaza para los niños es la ignorancia de los padres

En tecnología no hay nada más peligroso para un niño que la ignorancia de sus padres

La peor amenaza cibernética que existe hoy en día para un niño es la ignorancia (y/o la falta de interés) de los padres con el tema de la tecnología. No le de más vueltas. No le eche la culpa a los fabricantes ni a los delincuentes. No se la eche al social media ni a los amiguitos de su hijo. No culpe al colegio ni a la sociedad. Es uno, como padre/madre quien debe enseñar y guiar a los más pequeños.

Aprender a navegar en Internet (y usar apps y servicios en línea) es como aprender a nadar

El proceso de aprender a navegar en internet, de construir, cuidar y mantener su huella digital, de utilizar apps y smartphones y tabletas, el proceso de ser un ciudadano del siglo XXI, cada vez más digital y conectado, no es muy diferente del proceso de aprender nadar. Usted no tira su hijo a una piscina a ver qué hace o como le va. La mayoría de los padres, además de llevar sus hijos a clase de natación, comienza con un proceso de acompañamiento claro y que evoluciona paulatinamente: se meten con su hijo hasta que ven que “se defiende”, luego lo dejan meterse “solo” pero estando cerca (al borde de la piscina) y luego se van alejando, poco a poco, monitoreando el progreso del pequeño. Y es sólo hasta que el padre/madre tiene la certeza de que su hijo entiende los riesgos de nadar solo y sabe hacerlo, cuando ya se tiene la experticia y el criterio suficiente – Ambas, no una sola – que los dejamos solos.

Enseñarle a un hijo a navegar en internet, a bajar y usar apps y servicios, a conectarse y a compartir en línea es igual. Se requiere no solo saber hacerlo sino también tener criterio.

Y sin embargo es cada vez más común ver a padres/madres que no saben / no entienden qué hace su hijo/a en el celular. Que no tienen control – previo, antes de la descarga – de las apps que bajan y usan sus hijos, que no saben qué hacen o como funcionan las aplicaciones ni cuales son sus restricciones, que no conocen el contenido que verán en los juegos que les compran. Y que cuando se dan cuenta – días o meses después de que el niño viene usando el servicio – que el mismo está hecho para adultos o contiene información o contenido no apto para menores de edad arman unos escándalos que más que ayudar desvirtúan el propósito educativo que debe tener cual interacción que se tiene con unos niños que están aprendiendo a ser ciudadanos digitales, generando chismes y apreciaciones falsas que los dejan medio en ridículo.

En días recientes leí un comentario de un padre que intrigado de cómo (y por qué) su hijo “chateaba con una aplicación” se puso a jugar con la misma y quedó consternado del contenido de las conversaciones que se generaron, asegurando que detrás de la aplicación hay personas malintencionadas que promueven, entre otros, la pedofilia.

RestriccionesNo sé cuantos años tenga el hijo de esta persona. Pero si su padre quedó preocupado es porque, claramente, el niño no tiene los 17 años sugeridos en la página de descargas de la aplicación ni tiene por qué tener acceso al tipo de contenido que la aplicación muestra (esta es la descripción del contenido de la misma).

No creo que en la casa de este niño él pueda ver los canales de contenido adulto en la televisión. Es más apuesto a que esos sí están bloqueados y en caso de querer verlos el padre (o madre) tendrán que autorizar el acceso al mismo. Y entonces, cómo es que el niño pudo descargar la aplicación sin pedir permiso y sin supervisión adulta?

No me malentienda: no estoy diciendo que la preocupación del padre no sea justificada ni que su actuar, al revisar el contenido y aconsejar a su hijo que borrara la aplicación, no sea la correcta. Es más, lo aplaudo porque en vez de regañar al niño tuvo una conversación interesante con él promoviendo un proceso de auto-censura de parte del pequeño. Y estoy de acuerdo con él: mis hijos no la tienen descargada a pesar de que muchos de sus amigos la utilizan.

Lo que digo es que a este padre le faltó (1) controlar qué puede ver y qué puede descargar su hijo ANTES de que lo haga. En iOS, con el uso de Family Sharing es super fácil y en Android se pueden usar diversas Apps de Control Parental y (2)  entender qué tipo de contenido tiene la aplicación a priori (esta aplicación, por ejemplo, permite eliminar interacciones con ciertas palabras y/o temas) con lo que se ofrece una experiencia “más limpia”. Es puro acompañamiento. Es no dejarlos nadar solos, a pesar de que ya sepan como hacerlo, antes de que tengan el criterio suficiente por lo menos para levantar la mano y contarnos cuando vean algo medio sospechoso.

Y así, dejo aquí mis 6 consejos para cualquier padre de un nativo digital:

1. Tenga control DE MANERA PREVIA sobre qué Apps pueden bajar (y de a qué contenido pueden acceder) sus hijos (voy a escribir del tema de cómo hacerlo esta semana)
2. Lea la descripción, contenido y restricciones de las aplicaciones antes de permitir su compra / descarga. Entienda que todas las aplicaciones y juegos tienen una clasificación (igual que las películas) con la que es fácil determinar si son apropiadas para una edad específica. 
3. Dele una mirada a los comentarios que otros usuarios han hecho sobre la aplicación, muchas veces le pueden dar una mejor idea de cómo funciona 
4. Si permite que sus hijos la bajen, descárguela usted también y por lo menos pruébela un par de veces
5. Investigue, bien sea en TECHcetera o cualquier otro medio, sobre la aplicación y la tecnología que usa.
6. Entienda y comparta con sus hijos el concepto de privacidad y defina un estándar sobre el cual se sientan a gusto de qué (y con quien) se puede compartir

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