No es un secreto para nadie que estos no han sido días sencillos para la Casa del Ratón. No solo ha experimentado una falta de éxito en las taquillas, sino que también su servicio de streaming está perdiendo suscriptores a un ritmo alarmante. Incluso la joya de la corona, sus parques temáticos, ha enfrentado desafíos específicos, como lo evidenció el cierre del Star Wars Galactic Starcruiser, un hotel inspirado en Star Wars, donde el costo por noche por persona podía llegar a los 1.000 USD.
Para este 2023, se estima que Disney Plus podría sufrir pérdidas cercanas a los 800 millones de dólares. Esto ya sería preocupante, pero la situación se torna aún más sombría al considerar que el servicio de streaming nunca ha generado ganancias y ahora enfrenta incluso demandas de sus inversionistas. Estos alegan que fueron engañados en términos de número de suscriptores y en el plazo en el que esperaban obtener beneficios de su inversión.
La Propiedad Intelectual y sus Desafíos
Hace algunos años, Disney inició una serie de adquisiciones que causaron gran revuelo en el mercado. En primer lugar, adquirió Pixar (a lo que volveremos más adelante), luego Lucasfilm, obteniendo así acceso a franquicias como Star Wars y Marvel, además de Fox, entre otras. Esto le otorgó la capacidad de crear contenido basado en algunas de las propiedades intelectuales más valiosas del mercado. Aunque hubo éxitos notables como las películas de Star Wars y el asombroso triunfo del Universo Cinematográfico de Marvel hasta “Avengers: Endgame”, la realidad es que, a pesar de la producción constante de películas y series de televisión cada vez más costosas, la estrategia no solo resultó costosa sino que aparentemente ha fracasado.
La situación se complicó tanto que en una noche de domingo, mientras asistía a un concierto, el CEO de Disney, Bob Chapek, fue destituido y se tomó la decisión de traer de vuelta a Bob Iger, quien previamente había sido responsable de muchos de los mayores éxitos de la compañía.
La Conexión entre Iger y Jobs
Todo esto nos lleva al punto central del artículo: el regreso de Bob Iger ha estado marcado por tres acciones clave: despidos, reducción de contenido y venta de activos. En cuanto a los despidos, se espera que casi 7.000 empleados abandonen Disney este año, y numerosas series y proyectos serán cancelados, enfocándose en la premisa de “calidad sobre cantidad”, tal como lo ha expresado Iger.
En relación a las ventas, se rumorea que Iger planea vender hasta un 30% de la compañía a un socio confiable que pueda brindar un impulso. Ese socio sería Apple. La relación entre Bob Iger y Steve Jobs se remonta a los días de Pixar, que fue una de las primeras grandes adquisiciones de Disney y que tuvo lugar cuando Bob Iger trabajaba allí.
El acuerdo incluía la participación de Jobs en la junta directiva de Disney, un puesto que ocupó durante varios años. La inversión de Apple no solo agradaría a los accionistas y al mercado en general sino, que, también, fortalecería su propio servicio de streaming, que, bromas aparte, nunca ha sido uno de los líderes del mercado. Además, Apple sería una de las pocas empresas con los recursos suficientes para adquirir la división de televisión de Disney.
Así que, hasta ahora, todo tiene sentido sobre el papel. No obstante, la vigilancia de los organismos reguladores puede plantear ciertos obstáculos, ya que podríamos estar presenciando el surgimiento de un nuevo monopolio, esta vez no representado por las icónicas orejas de ratón, sino más bien por una manzana mordida.
Andrés Felipe Sánchez