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No es el “Qué”; es el “Por Qué”. Por eso hablamos de Tecnología

Más allá de los gadgets y lo cool de la tecnología, lo realmente importante es su efecto y la posibilidad de un futuro mejor

No es el “Qué”. Es el “Por Qué”, el “Para Qué”. Esa es la razón por la que me encanta la tecnología y por la que, a pesar de no siempre tener tiempo, trato de leer, aprender y escribir a diario del tema. Esa es la razón por la que montamos TECHcetera con Felipe y con Andrés y por la que investigamos a diario qué está pasando.

Es fácil caer en el juego de los bits y los bytes, de los megas y los gigas. Es fácil quedarnos en la superficie y hablar de este y el otro lanzamiento de uno y otro fabricante. Al fin y al cabo eso es lo que ellos – y sus agencias de PR – quieren. 

Pero si usted da un paso más allá y mira con detenimiento, pregunta y explora se da cuenta que tras la banalidad y el hype que rodea la tecnología hay un “por qué” super importante. 

Piense en aquellos, que como yo, no podríamos ver si no fuera por la tecnología y los avances que permitieron producir lentes de contacto y detectar (y contener o curar) enfermedades como el glaucoma. O piense en aquellos que gracias a un transplante de hígado o de riñón o de corazón pudieron seguir viviendo. Piense en aquellos que hoy comienzan a tener prótesis que pueden controlar con su mente, al igual que lo harían con un brazo o pierna natural. Piense en aquellos para quienes su smartphone fue la puerta de entrada a un mundo lleno de información y conocimiento. Piense en el efecto que tiene llevar internet a una región lejana y de difícil acceso. Piense en ese padre o madre que a pesar de estar de viaje puede desayunar con sus hijos gracias a una conexión de video.   

Esta semana, en la inauguración de las nuevas oficinas de Microsoft en Colombia (quedaron divinas, felicitaciones!), el Presidente de la República habló de la iniciativa de TV White Spaces con la que el gobierno busca utilizar ciertos componentes del espectro – en las bandas de radiodifusión UHF de televisión que no han sido asignadas o que no están siendo utilizadas por los operadores existentes – para transmitir datos de una manera más sencilla y económica. Y puso un ejemplo que me puso a pensar (de nuevo) en esta reflexión. 

Gracias a que la cabecera municipal de Aguadas, Caldas ya cuenta con una conexión de fibra óptica (conexión que se desarrolló como parte del proyecto Vive Digital) y al uso de la tecnología TV White Spaces, los niños de una escuela en la zona rural del municipio ahora tienen internet. Un internet por medio del cual pudieron hacer una video conferencia con el Presidente, quien estaba en Bogotá en las oficinas de Microsoft. La calidad fue muy buena, la emoción de los niños inmensa.

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Ahora piense cómo a esos les puede cambiar la vida. Qué puede pasar si los mejores profesores del país (o del mundo) pueden dar clases a unos niños en Aguadas, Caldas o en Nuquí, en el Chocó? Qué pasa si los profesores de estos niños pueden conseguir material en línea con el cual incrementar el nivel de engagement de los niños en su clases diarias? Cómo puede cambiar la vida de estos niños si pueden compartir sus experiencias con otros niños de otros países, así no hablen español (el sistema de traducción de Skype es impresionante, por si no lo ha visto). Qué pasa si estos niños pueden acceder a Khan Academy o tomar clases de los programas que Universidades como Harvard, Stanford y MIT han dispuesto de forma gratuita para quien los quiera tomar? 

No tendrán estos niños una mejor oportunidad? No tendrán estos niños la posibilidad de un mejor futuro? No tendremos un mundo más equitativo y justo? Lo importante no es el “qué”; es el “por qué” y el “para qué”. Y por eso es que me encanta la tecnología. 

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