Cuando los primeros smartphones plegables aparecieron, uno de los grandes compromisos parecía inevitable: la cámara sufriría para que el dispositivo se pliegue. Las ópticas tenían limitaciones: sensores más pequeños, lentes menos luminosas, estabilización más modesta. Pero con el Galaxy Z Fold 7, esa percepción empieza a desvanecer. Finalmente, un Fold plantea reducir esa brecha tan grande que existe vs la icónica línea Galaxy S.
Los primeros Fold y sus retos
En las primera generaciones del Fold, Samsung usaba sensores de gama alta de sus series Galaxy S, pero con adaptaciones para acomodar las exigencias mecánicas del dispositivo. Las cámaras del Fold 2, Fold 3, Fold 4 y Fold 5 sufrieron críticas por rendimiento nocturno, ruido en escenas complicadas, o la calidad de zoom comparada con los modelos insignia de línea Galaxy S.
El Fold 6 ya había sido un paso importante: mantuvo sensores competitivos (50 MP como cámara principal en muchos mercados) y mejoró procesamiento de imagen, pero aún se le exigía como un flagship normal en fotografía, algo muy ambicioso dadas las limitaciones estructurales del plegable.
El Galaxy Fold 7: el punto de quiebre
Con el Galaxy Z Fold 7, Samsung introduce una cámara principal de 200 MP, la más ambiciosa hasta ahora en la familia plegable. Esa cifra no es sólo de marketing: con el sensor más grande y el motor ProVisual de imagen, el Fold 7 busca brindar detalles, colores y claridad que rivalicen con modelos de gama alta tradicionales.
Además, se mantienen los lentes secundarios conocidos: una lente ultra gran angular de 12 MP y una telefoto de 10 MP con zoom óptico 3×. En cuanto a las cámaras frontales, el Fold 7 también mejora: incluye una cámara de 10 MP tanto en la pantalla externa como en la interna.
Lo importante: con ese salto en el sensor principal y mejoras en procesamiento, la cámara del Fold 7 ya no se siente como “un buen detalle”, sino como algo bastante poderoso que, a su vez, cabe en un plegable!
¿Ya no hay tanto sacrificio?
Sin lugar a dudas, se trata de:
1. Un salto en resolución y calidad: Pasar a 200 MP es un paso audaz. Permite tomas poderosos, mejor detalle y una base más fuerte para procesamiento con IA como reducción de ruido, detalles en sombra, etc.
2. Procesamiento avanzado: Con el motor ProVisual y optimizaciones de Samsung, la imagen resultante combina hardware potente con software sofisticado, compensando aspectos donde el hardware plegable aún podría estar limitado.
3. Cámaras auxiliares todavía útiles: No todo reposa en el sensor principal; la ultra gran angular y el telefoto mantienen versatilidad, aunque podrían no avanzar tanto. La coherencia entre lentes mejora la experiencia global.
4. Mejora en cámaras frontales: Antes muchas veces la de pantalla plegada tenía que ser más ligera (menor resolución) por restricciones. Ahora ambas cámaras frontales son de 10 MP, lo que brinda uniformidad.
5. Edición “in situ” con pantalla grande: Una de las ventajas del Fold siempre fue su pantalla grande interna. Ahora puede disparar con la gran cámara, probar efectos, recortar y editar directamente con amplia superficie visual, sin depender tanto de apps externas ni traslados de fotos.
Lo que la evolución sugiere para el futuro
• Es probable que las mejoras en las próximas versiones no sólo se queden en el sensor principal, sino que también veamos mejoras de zoom óptico, sensores más eficientes y cámaras bajo pantalla refinadas para eliminar perforaciones.
• Que Samsung haya hecho este salto también significa que los plegables van a dejar de ofrecer beneficios solamente en pantalla para entrar a competir de “tú a tú” contra el resto de los smartphones a nivel de fotografía móvil.
