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Ser emprendedor en nuestros países… ¡Que mier…!

Ser emprendedor es difícil por definición. Pero hacerlo en nuestros países es una prueba de supervivencia.

Empezar un nuevo negocio no es fácil en ningún lugar del mundo. Quienes acogen el estilo de vida emprendedor, sacrifican una buena parte de su vida personal y de sus ingresos en una apuesta de muy alto riesgo. La tasa de supervivencia de un emprendimiento, dicen los expertos, puede ser inferior a 1 de cada 100.

A pesar del riesgo que implica emprender, cada vez hay mas personas que buscan independizarse económicamente creando su propia empresa. La buena noticia es que gracias al crecimiento del ecosistema, han aparecido una suerte de apoyos que no existían en otra época. Ahora hay mentores, cursos, redes de expertos, concursos, etc…. Podría decirse que esta es la mejor época en mucho tiempo para emprender. No obstante las ayudas, las probabilidades de éxito no han mejorado sustancialmente. El efecto del soporte y ayuda que presta el ecosistema, se ve contrarrestado por una serie de políticas y prácticas, privadas y gubernamentales, que hacen casi imposible salir adelante como emprendedor.

El día que haga su primera venta, estará quebrado

La regulación de nuestros países supone que un emprendimiento y una gran empresa ya consolidada son exactamente iguales. Así, el día que un emprendedor va a cerrar su primera venta, debe estar constituído legalmente como empresa. Lo anterior exige, como mínimo, contratar contadores y abogados que lo asesoren. El costo de estas asesorías, por lo general supera las utilidades de las primeras ventas que hace un emprendimiento.

Pero no es solo el problema de constituirse. La carga operativa de pagar impuestos, directos como el IVA o la renta, o velados, como la matrícula mercantil ante la Cámara de Comercio, desvía la atención del emprendedor de su principal foco, el cliente. A pesar de que no presta ninguna ayuda, el estado se convierte rápidamente en la principal parte interesada de un emprendimiento. Es muy posible que gracias a todos los gastos que implica cumplir con las exigencias en su primer año, el emprendimiento entre en causalidad legal de disolución. Es decir que se quiebre sin haber empezado.

La regulación y las políticas gubernamentales actúan en su contra

La mayoría de países de la región han anunciado políticas de apoyo al emprendimiento. Pero ese es un discurso para ganar votos entre los más jóvenes y susceptibles de emprender. El discurso del apoyo se contrarresta con decisiones regulatorias que por lo general van en contra de los emprendedores. Ya hemos hablado en TECHcetera acerca de este asunto. Los gobiernos, elegidos con contribuciones del status quo, no tienen ningún interés en permitir que los emprendedores disrumpan los modelos de negocio tradicionales. ¡Piense en lo que le sucede a Uber o Airbnb!

Por ejemplo, si quiere apoyarse en las ventajas que ofrece usar la nube, posiblemente tenga que pagar precios mas altos contratando a alguien local, porque los reguladores decidieron absurdamente prohibir el uso de proveedores norteamericanos. Si quiere usar una pasarela de pagos mas económica, la regulación lo obligará a trabajar con los bancos locales, lentos y costosos. Tendrá que configurar y mantener un computador anticuado en una esquina de su oficina, si quiere usar los servicios en línea de la direccion de impuestos.

Los privados no son mas amables con los emprendedores

Los bancos anuncian a los cuartos vientos sus iniciativas de responsabilidad social. Pero son mas un elemento de propaganda y mercadeo, que una realidad. Su apoyo al emprendimiento en realidad es prácticamente nulo. Por el contrario, sus servicios en línea son extremadamente costosos. Ni se hable de la disposición a dar créditos a los emprendedores. Uno de los mas grandes bancos de Colombia estuvo presto a salir mencionado como apoyo de una reconocida emprendedora Colombiana. A la hora de pedirles un préstamo, se lo negaron tras 5 meses de negociaciones.

Otras empresas de servicios no son menos hostiles. Por ejemplo, algunas telcos prohiben el uso comercial, o la configuración personalizada de los servicios de internet al hogar, haciendo prácticamente imposible empezar desde un garaje.

Los inversionistas, ¿amigos o enemigos?

La búsqueda de inversionistas es difícil por naturaleza. En nuestros países hay aversión al riesgo. Pero mas doloroso es el evidente desdeño por los acuerdos de confidencialidad y no competencia. En mas de una ocasión he visto empresarios que llevan a los emprendedores a través de un largo proceso de due dilligence, solo para negar la inversión. Ellos mismos lanzan un servicio similar poco después, aprovechándose de las lecciones aprendidas del emprendedor durante el proceso.

En conclusión, para ser emprendedor en un país como Colombia, hay que tener una capacidad de resiliencia superior. En el largo plazo, los beneficios de ser emprendedor pueden superar los de ser empleado. El camino, sin embargo, no es nada fácil. Si decide ser emprendedor, ¡prepárese para sufrir!

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