Hay algo raro pasando en el mundo del audio. Mientras los catálogos siguen llenándose de “True Wireless”, “Noise Cancelling” y “Bluetooth 5.4 con baja latencia”, en las calles (y en TikTok) los cables están regresando. Sí, esos cables que creíamos extintos junto con los Discman.
Los audífonos con cable están viviendo un renacimiento tan curioso como inevitable. Marcas como Sony, Koss, JBL, Marshall y hasta Apple, con sus recientes EarPods USB-C, están aprovechando este regreso a lo básico, impulsado por razones técnicas, culturales y hasta ecológicas.

Y la verdad, tiene todo el sentido del mundo.
Menos inalámbrico, más sonido
Técnicamente, el cable nunca perdió. Aunque el mercado inalámbrico domina (los reportes globales le atribuyen más del 85 % de la cuota), los estudios más recientes muestran que el segmento de audífonos con cable alcanzó un valor de USD 44,8 mil millones en 2024, y se espera que crezca hasta unos USD 194 mil millones en 2032, con una impresionante tasa de crecimiento del 20 % anual.

¿Por qué? Fácil: la física está de su lado. El cable ofrece una señal directa, sin compresión, sin interferencias y sin depender de codecs ni emparejamientos. Los audiófilos, los gamers, los editores de video y quienes odian los “lags” saben que no hay nada como la latencia cero de un buen par de auriculares cableados.
Tampoco hay batería que cargar ni degradación con el tiempo. Mientras los audífonos inalámbricos obligan a cargarlos cada dos días y reemplazarlos cada dos o tres años, un cable bien cuidado puede durar décadas. El icónico Koss Porta Pro, por ejemplo, sigue sonando igual desde su lanzamiento en 1984, y hoy, 40 años después, es uno de los símbolos del audio retro-moderno.
Y si hablamos de nuevos lanzamientos, el caso más reciente es el Sony IER-EX15C: unos auriculares in-ear con conector USB-C, sin batería, con drivers de 5 mm y un sonido equilibrado y limpio. No hay emparejamiento, no hay firmware, no hay drama. Solo música directa, pura y sin interrupciones.
Lo que comenzó como nostalgia, se volvió cultura
Más allá de la fidelidad o la latencia, el regreso del cable tiene una fuerte raíz cultural. La moda Y2K (esa estética que rescata todo lo dosmilero) ha hecho que los auriculares con cable vuelvan a ser parte del outfit. Y no lo decimos nosotros: revistas como Teen Vogue o Cosmopolitan ya hablaron del fenómeno. Modelos como Bella Hadid, Dua Lipa o Lily-Rose Depp fueron vistas usando EarPods blancos colgando del cuello, y desde ahí, el resto del mundo decidió imitarlas.

En TikTok, hashtags como #WiredHeadphones o #CableIsCool acumulan millones de visualizaciones. Hay usuarios que incluso los lucen como accesorio estético (el cable visible es el nuevo “statement” minimalista) y otros que lo asocian con autenticidad o con un estilo “anti-tech”: mientras todo se conecta por Bluetooth, ellos deciden conectar un cable y olvidarse del emparejamiento.
Pero hay más que moda: en muchos jóvenes hay una búsqueda de simplicidad tecnológica. Un rechazo sutil al exceso de notificaciones, cargas y dependencia de la batería. En esa búsqueda, los auriculares con cable representan una manera de reconectarse (literal y simbólicamente) con la música.

Ecología: menos batería, más conciencia
En tiempos donde cada dispositivo parece traer una batería de litio escondida, los audífonos con cable están ganando un argumento inesperado: el ecológico. No tienen baterías que se degraden, ni componentes electrónicos complejos, ni estuches de carga que terminen en la basura. Solo cable, parlante y conector.
Marcas como Sony incluso están subrayando este punto: su nuevo modelo IER-EX15C tiene empaque sin plástico y carece de batería interna, lo que reduce la huella ambiental y el problema del desecho electrónico.

Y aunque parezca un detalle menor, no lo es. La vida útil de un buen par de auriculares cableados puede duplicar o triplicar la de unos inalámbricos promedio. Y eso se traduce en menos residuos, menos consumo y menos necesidad de reemplazar cada dos años lo que podría durar diez.
Así, el retorno del cable también encaja en la mentalidad de consumo responsable: menos gadgets desechables, más productos duraderos.
El cable como símbolo de identidad
En un mundo donde la tecnología busca hacerse invisible, el cable se ha vuelto visible… y orgulloso. Llevar un par de audífonos con cable hoy es casi una declaración: “No necesito estar conectado a todo para disfrutar”. Es autenticidad, funcionalidad y un poco de rebeldía.
Los fanáticos del audio lo saben, los nostálgicos lo celebran, y las nuevas generaciones lo están redescubriendo. Porque más allá del fetiche tecnológico, hay algo profundamente humano en el acto de conectar, literalmente, un cable para escuchar música.

Así que, mientras los grandes lanzamientos inalámbricos siguen dominando titulares con sus códecs nuevos y algoritmos de cancelación, en la otra esquina del ring, silenciosamente, el cable está ganando terreno.
Los Sony IER-EX15C son solo la punta del iceberg. Detrás vienen los JBL Tune 310c, los Marshall Mode EQ, los clásicos Koss Porta Pro y los eternos EarPods de Apple. Todos recordándonos que a veces no hay que reinventar nada: solo hacerlo bien.
Quizás el futuro del audio no esté en más inteligencia artificial ni más sensores, sino en algo más simple: un cable que conecta a las personas con su música. Y eso, la verdad, suena bastante bien.

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Andrés Felipe Sánchez
@andresfesac