Ilustración hecha con IA acerca de los casos de suo de la computación cuántica Ilustración hecha con IA acerca de los casos de suo de la computación cuántica

Del laboratorio al mundo real: la revolución cuántica ya comenzó!

La computación cuántica pasa del laboratorio a la realidad: qubits, corrección de errores, simetría molecular, criptografía y optimización redefinen ciencia e industria en 2025.

La idea de la computación cuántica, alguna vez confinada a laboratorios y novelas de ciencia ficción, poco a poco está dejando de ser una especie de quimera para convertirse en una herramienta tangible con el potencial de transformar múltiples áreas (ya hemos hablado al respecto en TECHcetera anteriormente). Tan es así, que la UNGA (United Nations General Assembly) ha reconocido al 2025 como el “Año Internacional de la Ciencia y Tecnología Cuánticas”, un reflejo del compromiso global por impulsar esta disciplina —una señal clara de que lo que apenas era una promesa está dando pasos firmes hacia la realidad.

A diferencia de la computación clásica, que opera con bits binarios (0 o 1), los ordenadores cuánticos emplean qubits, que habitan en una superposición de estados y pueden entrelazarse. Esta combinación —superposición y entrelazamiento— multiplica exponencialmente su capacidad de resolución. Lo que a un superordenador clásico le tomaría siglos, a un ordenador cuántico podría completarlo en minutos o incluso segundos, especialmente en problemas complejos de simulación o optimización.

Especialistas explican que detrás de este avance hay una batalla clave: la corrección de errores cuánticos. Los qubits son extremadamente sensibles; cualquier mínima interferencia puede colapsar su estado cuántico. Sin embargo, recientes progresos en técnicas de corrección están ampliando la estabilidad y fiabilidad de estos sistemas.

Ese progreso no es solo teórico. Como verán a continuación, hay bastantes caso de uso actuales, como por ejemplo: el ámbito de la física médica, la capacidad para simular interacciones moleculares con precisión cuántica abre la puerta al desarrollo de nuevos fármacos o materiales. En criptografía, el desafío es doble: los ordenadores cuánticos podrían vulnerar los sistemas actuales, pero también inspiran nuevas técnicas resistentes al ataque cuántico (criptografía post-cuántica). En logística y finanzas, la capacidad de resolver problemas de optimización a gran escala con rapidez, podría transformar rutas de transporte, mercados de inversión y cadenas de suministro.

La investigación práctica no se queda atrás. Empresas como IBM, AWS y Microsoft están llevando prototipos al público general: Microsoft incluso habría logrado avances con partículas de Majorana para qubits más estables contra el ruido.

No obstante, queda camino por recorrer. La escalabilidad —aumentar el número de qubits sin perder coherencia— y la accesibilidad —hacer que esta tecnología esté al alcance de empresas y centros de investigación— son retos aún pendientes. Sin embargo, con inversión, impulso global y avances constantes, la transición hacia una era cuántica —marcada por la potencia de estas máquinas— parece no solo viable, sino inminente.

Así las cosas, muchas cosas parecen indicar que en este momento de la historia, es crucial que la sociedad comprenda estos avances, debata su aplicación ética, fortalezca las medidas de seguridad y prepare marcos regulatorios adecuados para no crear tanto ruido en el ambiente (como pasó con la IA). La computación cuántica no es sólo un fenómeno técnico, es la próxima gran transformación en la forma en que resolvemos problemas, protegemos información y concebimos el futuro de la ciencia.

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