Por años, el universo de los accesorios tecnológicos ha sido el equivalente a ese primo olvidado de la innovación que todo el mundo saber que existe pero, no lo invitan a las fiestas ni lo tienen muy en cuenta para las situaciones importantes. Mientras los smartphones, computadoras y televisores acaparan titulares por su potencia y diseño, cables, cargadores y audífonos parecían no tener mucho que decir más allá de sus especificaciones técnicas pero, la sostenibilidad es fundamental!
Hasta ahora…
En una época en la que los consumidores ya no sólo preguntan cuánto cuesta o cuánto dura, sino también qué impacto tiene, una marca como Belkin está demostrando que incluso los objetos más pequeños pueden ser la punta de lanza de este proceso de cambio que, nos interesa a todos, al fin de cuentas, sólo hay un planeta y es urgente salvarlo!
El accesorio también puede abrazar la sostenibilidad
En lugar de esperar a que los gobiernos impongan regulaciones o que los consumidores exijan cambios, Belkin ha decidido adelantarse y tomar la batuta (el liderazgo). Su meta es ambiciosa pero clara: ser completamente carbono neutral para 2030.
Y no parece ser sólo una promesa bonita de esas que se ven plasmadas en un presentación de marketing, varias cosas parecen indicar que es parte de la estrategia corporativa, con acciones medibles y con resultados visibles: reducción del 89% en plásticos de un solo uso, eliminación de miles de toneladas de desechos electrónicos y una transición profunda hacia materiales reciclados como plástico posconsumo, bioplásticos y plásticos recuperados del océano.
Diseño circular: más que un concepto, una obligación
Pero la verdadera disrupción no está solo en los materiales, sino en la filosofía de diseño. Belkin está apostando por una lógica circular: fabricar pensando en el día después. ¿Qué pasa cuando ese cargador deja de funcionar? ¿Puede ser reciclado? ¿Puede convertirse en otro producto?
Ese pensamiento a largo plazo es el que puede redefinir por completo la manera en que las marcas desarrollan productos. Y lo más interesante es que no compromete el rendimiento, ni la estética ni la funcionalidad. De hecho, lo mejora. Porque los usuarios de hoy no solo quieren dispositivos útiles; quieren dispositivos que reflejen sus valores.
¿Y si toda la industria siguiera este camino de sostenibilidad?
Hoy es Belkin. Mañana podrían ser gigantes como Logitech, Anker, Razer o incluso más Big Tech. Si las marcas líderes en accesorios adoptan un modelo sostenible no como un extra, sino como el nuevo estándar, estaríamos ante una revolución silenciosa pero poderosa:
- Diseños modulares que faciliten la reparación y extiendan la vida útil.
- Materiales reciclados y certificados como la norma, no la excepción.
- Empaques sin plásticos, reemplazados por soluciones compostables o reutilizables.
- Sistemas de recolección y recompra que integren a los consumidores en una economía circular real.
Todo esto no sólo es posible, debería ser una especie de “mantra” de la industria! Belkin ha demostrado que no es un ideal inalcanzable, sino una decisión empresarial viable y alineada con las demandas de un mercado que cambia rápido y que quiere elegir con conciencia.
El accesorio se vuelve protagonista
En un mundo hiperdigitalizado, donde cada hogar tiene más de 20 dispositivos conectados, los accesorios ya no son periféricos: son esenciales y, también, deben ser sostenibles, justos y transparentes. Belkin está demostrando que el futuro no solo se mide en gigabits, sino en gramos de CO₂ evitados, botellas recicladas y emisiones neutralizadas. Y lo mejor es que están invitando a toda la industria a sumarse. No con acusaciones, sino con ejemplo.
