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Culto a la IA Culto a la IA

Deberíamos rendirle culto a la IA?

¡Hablemos de la IA!

Aunque las tecnologías que sustentan la IA existen desde hace algún tiempo, recién a fines de 2022, con la aparición de ChatGPT de OpenAI, la tecnología que se acercaba a la inteligencia parecía estar mucho más cerca. En un informe del pasado año 2023 de Microsoft Canadá, el presidente Chris Barry proclamó que “la era de la IA está aquí, marcando el comienzo de una ola transformadora con potencial para tocar cada faceta de nuestras vidas”, y que “no es solo un avance tecnológico; es un cambio social”. Esa es una de las reacciones más sensatas. Los artistas y escritores están entrando en pánico por la posibilidad de quedar obsoletos, los gobiernos se apresuran a ponerse al día y regular, y los académicos se encuentran debatiendo furiosamente.

Las empresas se han apresurado a subirse al tren de la moda. Algunas de las empresas más grandes del mundo, incluidas Microsoft, así como Meta y Alphabet, se encuentran apostando con todas sus fuerzas por la IA. En un evento en la Universidad de Stanford hace un tiempo, el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, señaló que realmente no le importaba si la empresa gastaba 50.000 millones de dólares al año en IA.

 

Lo que es de la IA y del ser humano!

Hoy en día, la IA puede tomar cosas que antes no tenían relación, incluso cosas aleatorias, como el paisaje urbano de Bogotá o Lima y el estilo de los Cubista, y unir lo anterior para crear algo que no existía antes.

Parece que la promesa de la Inteligencia Artificial (IA) reside en manejar conjuntos de datos que existen a una escala en la que los humanos simplemente no pueden operar. Las máquinas de reconocimiento de patrones utilizadas en biología o física posiblemente producirán resultados fascinantes y útiles. Los otros usos de la IA parecen más mundanos, al menos por ahora: tomar estados financieros y conciliar cifras, transcribir y resumir reuniones, clasificar correos electrónicos de manera más eficiente, así como facilitar el acceso a cosas simples como itinerarios de viaje.

Sin embargo, eso no quiere decir que la IA sea algo benévolo. Un modelo de IA tiene la capacidad de poder entrenarse con miles de millones de puntos de datos, pero no puede decirnos si alguna de esas cosas es buena o si tiene valor para nosotros, y no hay motivos para creer que lo tendrá. Llegamos a evaluaciones morales no a través de acertijos lógicos, sino mediante la consideración de lo que atribuible solamente al ser humano: subjetividad, dignidad, razonamiento interno y muchas otras cualidades que la IA no tiene.

Lo que la IA no tiene
Lo que la IA no tiene

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