En audio hay una cosa que uno aprende con el tiempo: no siempre se trata de comprar “lo más caro”, sino de encontrar esos productos que nos hacen sentir que cada peso gastado valió la pena. Los CMF Headphone Pro van justo por ahí. Son audífonos sencillos, sin pretender ser un objeto de lujo, pero con una mezcla bien pensada de diseño, funciones y sonido que, por el precio ( y varios niveles más arriba), es difícil de igualar.

Y además, se ven bien. CMF (la marca “accesible” de Nothing) tiene ese talento de darle personalidad a productos que en otros lados serían genéricos. Estos over-ear no gritan, pero sí tienen estética: un look limpio, moderno y con identidad. Son de esos audífonos que uno se pone y no siente que lleva “unos cualquiera”.
Lo que más convence, en el uso real, es que no se complican con lo que no importa y sí le apuestan a lo que uno usa todos los días. Que tengan controles físicos es un acierto. En la calle o trabajando, los botones y la rueda suelen ser más confiables que los paneles táctiles: menos toques accidentales, menos gestos raros; funciona y ya. Esa filosofía se repite en toda la experiencia: es un producto hecho para vivir en su rutina.

En el sonido, CMF no intenta hacer unos audífonos para “audiófilos de laboratorio”. La afinación está pensada para disfrutar: un perfil con cuerpo, con graves con pegada, medios agradables para voces y un resultado que funciona bien para pop, urbano, electrónica, rock moderno, podcasts y series. En cristiano: suenan muy bien en el día a día.
Y aquí entran dos datos técnicos que explican buena parte del porqué. Primero, la batería: la marca habla de hasta 100 horas sin ANC y alrededor de 50 horas con ANC (la cifra real depende del volumen y del códec). Más allá del número exacto, la sensación es simple: a uno se le olvida que hay que cargarlos. Segundo, los códecs Bluetooth: además de SBC/AAC, incluyen LDAC, que en Android puede dar un extra por mayor ancho de banda. En iPhone, como casi siempre pasa, uno se queda en AAC.
La cancelación activa de ruido (ANC) también cumple. No es el silencio absoluto de los modelos premium que cuestan mucho más, pero sí baja de forma clara el ruido constante de oficina, ventiladores, calle y transporte. Y eso, combinado con el sello típico de un over-ear, ayuda a que la música se sienta más presente sin tener que subir tanto el volumen.

Otro detalle que suma en el día a día es el multipunto (dual connection). Si uno pasa del computador al celular todo el tiempo (llamada, reunión, música), esto hace la vida más fácil y se agradece tenerla.
La app Nothing X termina de cerrar el paquete. Es un app sobria, pero muy capaz con EQ con presets y modo personalizado, modos de ANC, audio espacial y actualizaciones de firmware. ¿Hay cosas que podrían mejorar? Claro: el ecualizador no es el más “quirúrgico” y quien sea muy exigente con ajustes finos va a querer más control. Pero para la mayoría, cumple y sorprende con todo lo que permite hacer.

Ahora, siendo justos: hay puntos de mejora. La sensación de materiales no es “premium”, porque el producto no juega en esa liga. Y si es muy obsesivo con detalle y brillo en agudos, probablemente encuentre opciones más refinadas… pagando bastante más. Pero ahí está la gracia: los CMF Headphone Pro no intentan impresionar con promesas; intentan ser buenos en lo importante. Y lo logran.
Al final, estos audífonos son para la gente que quiere una experiencia completa sin romper el bolsillo: batería enorme, ANC competente, LDAC (en Android), multipunto, una app funcional y un diseño con gusto. ¿Recomendados?, infaltables, diría yo.

Hablemos en Twitter
Andrés Felipe Sánchez





