Conforme el cambio climático, la degradación del hábitat, así como también las enfermedades y la competencia entre especies amenazan a diversas poblaciones animales, los zoólogos y genetistas buscan con avidez formas de salvaguardar la extraordinaria biodiversidad de la Tierra. ¿Una estrategia disparatada? Conservar cuidadosamente preservados los tejidos de animales en peligro de extinción en la Luna. En un reciente artículo, los investigadores sostienen que la Luna proporciona un lugar ideal para almacenar muestras para el registro biológico y futuros intentos de resurrección genética.
Centro de almacenamiento biológico en la Luna
Vale la pena señalar que, el almacenamiento de muestras de tejido de especies en peligro de extinción o extintas no es algo nuevo. En el año de 2018, museos, zoológicos e instituciones académicas de todo el Reino Unido colaboraron para formar CryoArks Biobank, que almacena millones de muestras biológicas (incluidos tejidos, sangre, ADN, entre otros) con fines de investigación y gestión de la conservación. Por su parte, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (FWS) anunció una iniciativa similar el año pasado; al trabajar con la organización sin fines de lucro Revive and Restore, la organización pudo comenzar a almacenar y catalogar tejidos del lobo mexicano, el murciélago bonete de Florida, el berrendo de Sonora y otras especies en peligro de extinción.
El almacenamiento criogénico de muestras de tejido de esta forma crea una biblioteca para fines de investigación biológica, genética y así mismo, de conservación. Del mismo modo proporciona material para los científicos interesados en la clonación o la resurrección genética de especies extintas, como el mamut lanudo (que algunos investigadores creen que volverá a caminar en esta década) o el bisonte siberiano. Pero todas las bibliotecas de tejidos que existen hoy por hoy, están, para sorpresa de nadie, aquí en la Tierra.
Según investigadores del Instituto Nacional de Biología de la Conservación y Zoológico del Instituto Smithsoniano, el MIT, así como Harvard y la Universidad de Minnesota, las bibliotecas de tejidos de nuestro planeta podrían no ser suficientes. Publicado el pasado miércoles en la revista Oxford Academic’s BioScience, su artículo propone un “biodepósito lunar” que albergaría muestras de especies en peligro de extinción.
Los polos de la Luna, que se encuentran constantemente en sombra, nunca superan los -196 grados Celsius (-321 Fahrenheit), lo que quiere decir que funcionarían como una especie de refrigerador natural. La Luna igualmente está libre de conflictos humanos, así como desastres naturales y cambio climático, que podrían poner en peligro una instalación similar aquí en la Tierra. Estos factores podrían ser ventajosos para una instalación que albergue muestras de tejido durante cientos de años.
“La actividad humana en la Luna en las próximas décadas puede aumentar drásticamente y establecer y mantener una reserva de vida a largo plazo en la Tierra es de un valor científico fundamental”, escriben los investigadores.
Así mismo añaden, “Lo ideal sería que un acuerdo internacional sobre un biorepositorio lunar compartido proporcionara una solución eficaz a largo plazo para proteger la vida”.
El equipo ha señalado que diseñar un transporte de muestras al espacio que proteja los tejidos de la radiación demandará algo de investigación y al mismo tiempo, experimentación. De igual forma, lograr la colaboración internacional también podría ser un desafío, por decirlo suavemente. Aun así, están avanzando a toda máquina; para “asegurar un futuro compartido positivo”, el equipo ya se encuentra lanzando una “convocatoria abierta para participar en este programa que durará décadas”. Quién sabe, posiblemente una vez que los humanos puedan vivir en casas impresas en 3D en la Luna, algunos hurones de patas negras y bonobos estarán listos para unirse a ellos.
