Para los usuarios de Android, la vida no es tan fácil!
Aunque muchos dicen no cambiarse por nadie, estar más felices que “mico en un bonsái”; la historia es otra cuando se habla de las actualizaciones del Sistema Operativo! Casi todo el mundo (a excepción de los usuarios del #Pixel y unas pocas marcas como Nokia y las gamas altas de Samsung) empieza a dudar si su teléfono se va a poder actualizar.
Generalmente en las entrevistas, después de las preguntas sobre las actualizaciones de Android, viene todo un desfile de disculpas algunas más creativas que otras, incluso, muchas veces, hasta los mismos voceros de los fabricantes, mágicamente suelen olvidar cuáles son las versiones más recientes y quedarse en algunas más antiguas.
Pero, siendo el abogado del diablo, el operador tiene un gran papel en dicha segmentación dado que suele tomar extensos periodos de tiempo para hacer la validación del producto para que, en teoría, funcione bien y, tal como lo decíamos anteriormente en otro artículo, poder preinstalar aplicaciones (“Bloatware”) con la finalidad de hacer que algunos usuarios terminen usando servicios que no necesitan y así mejorar las estadísticas de ingreso para la empresa.
Aunque esta es una de las muchas prácticas cuestionables de algunos operadores en Colombia y Latinoamérica, no es el foco del presente artículo, pero si una de las razones por las cuales los fabricantes se ven “maniatados” para poder lanzar las actualizaciones sólo en determinados mercados. Todo esto es como una bola de nieve que, a la final, para muchos termina llevando a los usuarios a hacer el root del dispositivo.
Ahora bien, desde hace un tiempo para acá, Google está intentando combatir esta fragmentación con procesos de actualización más sencillos y constantes pero, aún no se ha logrado y los usuarios que más sufren, lastimosamente son los de la gama de entrada y media del mercado.
Antes que nada, es necesario entender un poco el proceso desde los fabricantes (que consideran que es increíblemente costoso y largo implementar dichas actualizaciones), seguido por toda una cadena de actores que hace más difícil la secuencia, hasta que finalmente dicha actualización llega al usuario final! La cadena es la siguiente:
- El equipo de Android publica la última versión del código “open-source” para el mundo.
- Los fabricantes de chipsets evalúan cuáles podrían soportar las actualizaciones y proceden a modificar dicho código para que funcione de manera correcta con su hardware específico.
- Los fabricantes de dispositivos hacen varias rondas de pruebas y ajustes para asegurar la estabilidad del software en el hardware especifico.
- Los fabricantes se aseguran que el software alcance los requerimientos de Android como marca.
- Las marcas que hacen los dispositivos trabajan con los operadores para lograr la validación del producto (y algunos otros proceso que pueden ser cuestionables como la instalación del #Bloatware) en la red de telefonía y datos móviles especifica.
- Finalmente, las marcas fabricantes pueden publicar el código para que los usuarios finales lo reciban.
Aunque el Proyecto Treble de Google que llego hace años al mercado prometía optimizar el proceso en gran medida para los usuarios finales, aún falta mucho por hacer para que los usuarios puedan recibir prontamente (o en algún momento) las actualizaciones (como para en otros si esté más operativos móviles como es el caso de iOS).
En algunos caso el hardware es tan básico que no soporta el proceso pero, aún seguimos viendo fabricantes (marcas) que no se actualizan ni reciben todos los parches de seguridad mensuales por razones desconocidas 🤷🏻♂️.
Peor aún, parece que algunos operadores en gran medida, tienen la potestad de evitar ciertas actualizaciones no sólo por el efecto que estas pueden tener sobre su red sino sobre sus ganancias, al forzar al usuario a adquirir nuevos equipos en lugar de extender la vida útil de los terminales que ya están activos y, que perfectamente, podrían optimizarse por medio de nuevas versiones y parches de seguridad de Android.