Un intenso debate han generado las declaraciones de la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar acerca de la edad apropiada para que los niños tengan un smartphones. Para Cristina Plazas, a quien respeto y admiro MUCHISIMO, los menores de 14 años no deberían tener un smartphone.
Sus declaraciones han dado para todo, incluso para críticas – casi todas pobres de argumentos – sobre por qué la Directora del Bienestar Familiar se mete con estos temas y no se dedica “a cosas realmente importantes”.
Qué puede ser más importante que la seguridad de nuestros niños? El solo hecho de que existan las críticas demuestran algo que vengo hablando en mis charlas de Ciudadanía Digital para Padres desde hace tiempo:
El mayor riesgo para los niños hoy (en materia de tecnología) es la desconexión y la falta de conocimiento y entendimiento de sus padres con respecto al tema.
El problema, más allá de definir una edad con un número, radica en que el grueso de los padres/madres no hacen un acompañamiento apropiado al proceso de formación digital de sus hijos. Y siempre uso este ejemplo: aprender a navegar en internet (que para los jóvenes es sinónimo de usar dispositivos móviles) es como aprender a nadar.
A qué edad se debe enseñar a nadar a un niño? Es diferente en cada caso por las circunstancias que rodean al menor pero en todos los casos los padres/madres primero se meten al agua con sus hijos; con el tiempo ya no se meten del todo sino que solo meten sus pies, supervisando a los pequeños en el agua; luego de validar el nivel de experticia del menor uno se sienta en un lugar cercano, ya no en el agua pero con fácil acceso a ella y por último (y luego de mucha supervisión) los dejamos nadar solos.
Ese es el mismo proceso que deberíamos seguir como padres/madres con el acceso a los dispositivos moviles y al mundo digital con nuestros hijos. No es un tema de edad, es un tema de acompañamiento.
Es un tema de entender los riesgos – físicos, psicológicos, sociales y de seguridad – de dejarlos entrar a un mundo cada vez más grande, más abierto, más complejo y más rápido sin apoyo y sin ningún tipo de guía. Es “como echarlos al agua” si antes haberles enseñado los riesgos de la actividad.
– – Si siquiera saber mas de los riesgos y de lo que puede hacer para proteger a sus hijos, dele una mirada a nuestro magazine de Ciudadanía Digital en Flipboard siguiendo este link – –
Creo que los 14 años de los que habla Cristina se deben tomar como un referente y en varios casos podrá ser menos. Al fin y al cabo el smartphone es una herramienta cada día más importante en nuestra sociedad. Pero coincido 100% con ella en que el tema es en realidad el acompañamiento y supervisión que como adultos debemos hacer del tema. Y ahí es donde está el problema porque la mayoría de los padres/madres de aquellos que tienen hoy 10 – 15 años en este país no somos “nativos digitales”. No “nacimos con el chip” como dice mi suegra.
Y así muchos de los temas asociados al tema de la tecnología nos son ajenos y desconocidos, incluso y sobretodo aquellos asociados a los riesgos de su uso. Ese gap generacional entre los “inmigrantes digitales” y los “nativos digitales” constituye uno de los mayores riesgos para nuestros niños. Porque perdemos poder, porque perdemos control, porque mostramos que no somos perfectos y que no sabemos todo.
Pero eso es lo importante del proceso de acompañamiento. Que podemos aprender juntos, que podemos compartir, que podemos ser parte de ese mundo que para los niños es cada vez más importante, más presente, más llamativo. El no participar sencillamente nos aisla de ellos. El no participar los deja vulnerables. El no participar abre aún más la brecha digital.
Ese es el secreto: participar, acompañar, guiar, aprender en conjunto, explorar y ser parte de ese mundo.
