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2026: El año que la ciberseguridad cambiará según Kaspersky

Descubre las tendencias en ciberseguridad para 2026: desde malware en móviles y deepfakes hasta ataques por NFC o dispositivos IoT comprometidos.

La ciberseguridad deja de ser un tema del futuro para convertirse en una urgencia del presente. Kaspersky advierte que 2026 marcará un punto de inflexión: nuevas tácticas, innovaciones tecnológicas y viejos errores humanos combinados de formas que muchos aún no terminan de anticipar.

Lo que sigue no es un guion de ciencia ficción, sino un llamado para estar atentos. Porque las amenazas cambian, se adaptan y, en muchos casos, van con uno: en el bolsillo, en el auto, en la casa inteligente, en la vida conectada.

Móvil, mensajería y malware: el peligro lo acompaña a donde vaya

Los smartphones han dejado de ser “menos riesgosos” que un computador; hoy son objetivos prioritarios. En 2025, los ataques dirigidos a dispositivos móviles crecieron cerca de un 29 %, según cifras de Kaspersky. Ese aumento evidencia que los atacantes ya no distinguen entre plataformas: lo que importa es dónde están los usuarios.

Dentro de ese arsenal de amenazas, se destacan los ataques a través de aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp. La estrategia ya no requiere sofisticación extrema: basta con la confianza (la ingeniería social). Un mensaje de un contacto conocido —que invita a descargar un archivo, a abrir un enlace o participar en un concurso— puede ser suficiente para propagar malware.

Ese tipo de engaño, basado en la vulnerabilidad del factor humano, podría traducirse en un aumento notable de infecciones a teléfonos personales, lo que pone en riesgo tanto información privada como profesional.

Malware potenciado por IA: cuando el ataque aprende de uno

Una de las predicciones más inquietantes de Kaspersky es el auge del malware potenciado por inteligencia artificial. Este nuevo tipo de amenaza puede adaptarse en tiempo real, evadir medidas de seguridad tradicionales y modular su comportamiento según el entorno en que se encuentra.

Algunas variantes de este malware se presentan como programas inocuos —una app de utilidad, una extensión o un archivo aparentemente inofensivo—, mientras en segundo plano recaban datos sensibles, abren puertas traseras o instalan cargas maliciosas.

Esto significa que los métodos clásicos de defensa —antivirus estáticos, filtros antimalware convencionales— podrían no ser suficientes. La seguridad requiere hoy estrategias más dinámicas, supervisión activa y conciencia permanente.

Malware
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NFC, pagos móviles y la exposición de lo digital a lo físico

El avance de los pagos digitales y las transacciones sin contacto con tecnologías como NFC trae comodidad, pero también riesgo real. Expertos prevén un aumento en ataques dirigidos al protocolo NFC, en los que se busca clonar datos de tarjetas de pago por proximidad, especialmente en espacios públicos o aglomeraciones.

Este escenario podría generar un incremento de fraudes con tarjetas de crédito y débito, así como una desconfianza creciente hacia los métodos de pago sin contacto. Por ello, cada transacción móvil debe considerarse una operación delicada, que merece atención, protección y verificación.

Deepfakes e IA al servicio del engaño: la credibilidad bajo ataque

La combinación de inteligencia artificial con técnicas de ingeniería social abre el camino para un fenómeno preocupante: los deepfakes. Estos recursos digitales pueden generar audios, videos o imágenes falsos pero convincentes, con el propósito de desinformar, manipular, estafar o suplantar identidades.

Cuando un mensaje urgente, un video “oficial” o un audio aparentemente verídico puede ser fabricado, la seguridad deja de ser solo técnica: se convierte en un asunto de confianza y verificación. Detectar la verdad ya no depende solo del sentido común: requiere alfabetización digital.

Dispositivos IoT: lo que parecía cómodo puede ser una puerta trasera

Esa cámara de seguridad, ese asistente de voz, ese dispositivo “inteligente” comprado por internet… todos pueden esconder vulnerabilidades. Para 2026, Kaspersky vuelve a alertar sobre la proliferación de dispositivos IoT con software inseguro, contraseñas por defecto o sin parches de seguridad.

Un equipo aparentemente inocente puede transformarse en punto de entrada para redes de bots (botnets), robo de información, espionaje o ataques dirigidos a hogares o empresas. La advertencia es clara: tener “lo último en tecnología” no garantiza seguridad automática. Es responsabilidad del usuario revisar, configurar y exigir transparencia.

¿Cómo prepararse para un entorno digital cada vez más hostil?

Este panorama puede parecer sombrío. Pero conocerlo ya es un gran paso. Algunas prácticas recomendadas:

  • Mantener todos los dispositivos actualizados: sistema operativo, apps, firmware. Cada parche puede ser la diferencia entre seguridad y vulnerabilidad.
  • Ser cauteloso con enlaces y archivos, incluso cuando provengan de contactos conocidos. Verificar antes de abrir sigue siendo la defensa más efectiva.
  • Instalar herramientas de seguridad confiables: antivirus, antimalware, firewalls móviles. Y revisar permisos y comportamientos inusuales.
  • Proteger los pagos móviles y tarjetas: habilitar autenticación fuerte, revisar movimientos con frecuencia, y usar apps oficiales.
  • Desconfiar de lo “perfecto” en redes sociales: vídeos, audios o publicaciones que parecen reales pueden estar manipulados. Verificar fuentes y contextos antes de compartir.

Cuestionar la seguridad de dispositivos IoT: cambiar contraseñas, limitar accesos, desconectar lo que no se usa.

La nueva guerra digital no es técnica: es de conciencia, vigilancia y acción. Para navegarla, se necesita algo más que herramientas: decisiones informadas, hábitos responsables y una mirada crítica.

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