Debe saber que expresiones como; “solo hay una localidad disponible” o “reserva ya” son informaciones que alertan al usuario sobre la urgencia de cerrar aquella acción, hacer una reserva o incluso, comprar algún servicio. Es lo que se conoce como “patrón oscuro” (o dark patterns). La cual viene siendo una técnica de diseño que busca manipular la decisión del usuario en beneficio de la empresa que proporciona el servicio.
La jornada sobre patrones oscuros, organizada por los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y el grupo de investigación Mediaccions, exploró el fenómeno de los dark patterns con una mirada crítica y enfocada al papel ético del diseño. A continuación, le traemos todos los detalles al respecto.
¿Qué son los patrones oscuros o dark patterns?
Los dark patterns vienen siendo estrategias de diseño que condicionan o manipulan a los usuarios para que los mismos hagan acciones que posiblemente no habrían elegido si hubieran dispuesto de toda la información de forma clara e imparcial. Harry Brignull, diseñador británico, acuñó el término para referirse a las técnicas poco éticas en el diseño digital que inducen a error o aprovechan los sesgos de los usuarios. Un ejemplo de ello es la dificultad para darse de baja de un servicio o de una suscripción, con botones de cancelación difíciles de hallar o que requiere varios pasos complejos. Según los expertos, este tipo de prácticas son usuales y, a pesar de que parecen inofensivas, tienen la posibilidad de llegar a perjudicar emocional o económicamente a las personas usuarias.
Tipologías de dark patterns
Vale la pena destacar que los expertos describieron diferentes tipos de patrones oscuros y cómo se infiltran en la vida cotidiana digital. Por ejemplo, en la reserva de un servicio se usa el patrón de la prisa, un dark pattern que crea una urgencia artificial y una microansiedad que empuja a tomar decisiones rápidas. Otro tipo son las páginas laberínticas, las cuales se encuentran diseñadas para que el usuario se confunda y acabe comprando o subscribiéndose a un servicio, frecuentemente con botones de cancelación escondidos. Y otro de ellos, es la confirmación obligatoria, en que el usuario se ve obligado a hacer clic en múltiples botones para rechazar ofertas o para desmarcar opciones que no desea.
Ahora bien, Maria Petit, persona ciega y profesional del diseño, explicó que la falta de accesibilidad digital puede actuar como un patrón oscuro que excluye a las personas con diversidad visual, limitando su autonomía en el uso de la tecnología. A pesar de que algunas compañías como; Apple, han implementado sistemas como el lector de pantalla VoiceOver, su uso se encuentra limitado a causa de los precios inaccesibles para muchos usuarios, lo que provoca una barrera económica que agrava la discriminación.
Por otro lado, Alicia de Manuel, quien es experta en ética de la Inteligencia Artificial (IA), señaló que los patrones oscuros también se reproducen en los sistemas de IA. Puso como ejemplo el caso COMPAS, un algoritmo usado en los Estados Unidos que mostró sesgos raciales en sus recomendaciones judiciales.
“Cuando se utilizan patrones históricamente sesgados para entrenar una IA, esta puede perpetuar las discriminaciones, afectando la vida de las personas de una manera que ellas no pueden controlar ni cambiar”, explica.
El rol del diseño y de los profesionales de la UX en estas técnicas
Por si no lo sabía, el diseño tiene el poder de transformar la experiencia digital, bien sea para bien o para mal. Pero ¿qué papel deben tener los diseñadores ante los patrones oscuros? La ética en el diseño, especialmente por parte de los profesionales de la experiencia de usuario (UX), es realmente fundamental para poder evitar que se diseñen interfaces que exploten las vulnerabilidades de los usuarios.
Joan Caballero, de la cooperativa Som Connexió, describió que, en el sector de las telecomunicaciones, estas prácticas no éticas son habituales y las mismas favorecen las grandes corporaciones, que priorizan el beneficio económico por encima del interés de las personas usuarias. Por el contrario, su cooperativa apuesta por un modelo ético que respeta al consumidor y al mismo tiempo, evita presionarlo para que contrate servicios innecesarios.
“Los diseñadores tienen una gran responsabilidad para entender que su trabajo impacta en la sociedad y crear modelos que se basen en la ética y el respeto a la diversidad de los usuarios. Un diseño ético permite desarrollar interfaces adaptadas para todos los públicos, incluyendo a personas con diversidades o a aquellas que pueden sufrir ansiedad por culpa de ciertos mensajes de alerta”, explica Caballero.
¿Cómo se puede avanzar hacia un diseño ético?
Los expertos recalcan la necesidad de reflexionar críticamente al momento de desarrollar la tecnología, priorizando la privacidad, así como el medio ambiente y la inclusión.
“Una estrategia efectiva para evitar caer en patrones oscuros es priorizar el diseño de código abierto y accesible, que permita a los usuarios ejercer el control sobre la tecnología que utilizan”, explica Efraín Foglia, profesor de la UOC y coordinador científico del Media Lab.
La regulación tiene la capacidad de poder tener un papel fundamental para establecer límites claros sobre el uso de dark patterns y garantizar que las compañías cumplan estándares éticos en el diseño de sus interfaces digitales. En Europa, por ejemplo, los marcos legislativos tienen como objetivo asegurar que las tecnologías se desarrollen con un enfoque humanista, que respete la dignidad y así mismo, los derechos de los usuarios. Un enfoque que promueve la sostenibilidad en vez de la explotación y el respeto a la diversidad, tanto en las grandes corporaciones como en las pequeñas empresas y las cooperativas.
Por último y no menos importante, debemos señalar que según los expertos, los dark patterns en el diseño digital son una realidad que pone en peligro la confianza de los usuarios y perpetúa dinámicas de exclusión y manipulación. Los diseñadores, acompañados por regulaciones más estrictas, tienen la oportunidad y la responsabilidad de crear entornos digitales inclusivos y respetuosos que optimicen la experiencia del usuario y que también contribuyan a una sociedad más justa.