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Puede una máquina tener conciencia Puede una máquina tener conciencia

¿Puede la IA tener conciencia?

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Los avances en Inteligencia Artificial (IA) hacen cada vez más difícil distinguir entre los comportamientos exclusivamente humanos y los que pueden ser replicados por máquinas. Si la Inteligencia Artificial General (IAG) llega con toda su fuerza (una IA que supera a la inteligencia humana), la frontera entre las capacidades humanas y las de las computadoras podrían desaparecer (hasta cierto punto). Si las máquinas de IA desarrollan la capacidad de experimentar la vida de manera consciente, las consideraciones morales y legales que requeriremos darles se volverán rápidamente difíciles de manejar. Tendrán sentimientos que considerar, pensamientos que compartir, así como deseos intrínsecos y tal vez derechos fundamentales como seres recién creados. Por otro lado, si la Inteligencia Artificial no desarrolla la conciencia (y en cambio simplemente la capacidad de pensar mejor que nosotros en todas las situaciones imaginables), podríamos encontrarnos subordinados a una entidad extraordinariamente superior pero sociópata.

Ninguno de estos futuros potenciales parece demasiado acogedor y ambos demandan una respuesta a preguntas excepcionalmente complejas; ¿qué es exactamente la conciencia? así como ¿seguirá siendo un rasgo biológico o podría finalmente ser compartida por los dispositivos de IA que hemos creado?

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Primero que nada, debemos comentar acerca de la conciencia en los ordenadores de Von Neumann. Para ello, debemos señalar que, para que una computadora tenga la capacidad de poder experimentar el vasto repertorio de estados internos accesibles a los seres humanos, su hardware presumiblemente requiere funcionar de manera similar a un cerebro humano. Los cerebros humanos son “dispositivos” analógicos extremadamente eficientes en el uso de la energía y capaces de altos niveles de procesamiento paralelo.

Ordenadores de Von Neumann

Las computadoras modernas, basadas en la arquitectura de Von Neumann, no son ninguna de esas cosas: son máquinas digitales que consumen mucha energía y se encuentran compuestas primordialmente por circuitos en serie.

Los chips de ordenador de Von Neumann separan físicamente la memoria del procesamiento, lo que requiere que se recupere información de la memoria antes de que se puedan llevar a cabo los cálculos.

Cabe acotar que, esta restricción sobre la cantidad de información que se puede transferir en un período de tiempo determinado (y el límite que impone a la velocidad de procesamiento) se conoce como el cuello de botella de Von Neumann. El cuello de botella de Von Neumann imposibilita que nuestros ordenadores actuales igualen (o se acerquen) a la capacidad de procesamiento de un cerebro humano. Debido a ello, muchos expertos creen que es muy poco probable que haya conciencia en los ordenadores modernos.

La conciencia en los ordenadores neuromórficos

Los científicos informáticos se encuentran desarrollando activamente chips neuromórficos que evaden las restricciones de procesamiento de los ordenadores de Von Neumann al aproximarse a la arquitectura de las neuronas. Algunos de ellos combinan unidades de almacenamiento y procesamiento de memoria en un único chip. Otros, por su parte, utilizan elementos de procesamiento especializados y de bajo consumo, como los memristores, un tipo de transistor que “recuerda” estados de voltaje anteriores, para ampliar la eficiencia. Los chips neuromórficos imitan el cableado paralelo del cerebro y los bajos requisitos de energía.

Explorando casos comerciales de la Computación Neuromórfica
Explorando casos comerciales de la Computación Neuromórfica

Si la tecnología neuromórfica se puede desarrollar hasta el nivel necesario para reproducir la actividad neuronal, las computadoras neuromórficas podrían tener un mayor potencial para experimentar la vida de forma consciente en vez de solo calcular de manera inteligente.

Aun así, incluso en un futuro repleto de hardware informático similar al cerebro y el escenario preparado para la conciencia artificial, continúa habiendo una gran pregunta: ¿cómo sabremos si nuestros sistemas de IA están experimentando tristeza, esperanza y la sensación de enamorarse o si solo parecen estar experimentando estas cosas?

¿Cómo sabremos algún día qué ocurre dentro de la mente de una máquina?

Requerimos comprender la conciencia en nosotros mismos antes de tener alguna esperanza de reconocer su presencia en sistemas artificiales. Por lo tanto, antes de sumergirnos profundamente en las complejas consecuencias del silicio sensible e imaginar un futuro colmado de computadoras conscientes, debemos resolver una antigua pregunta: ¿Qué es la conciencia y quién la tiene?

En los últimos años, los neurocientíficos han logrado arrancar esta pregunta milenaria de las garras de los filósofos, reconociendo que la conexión entre la actividad neuronal y la experiencia consciente es incontestable. Existen docenas de teorías neurocientíficas de la conciencia (TdC), tantas, de hecho, que se está llevando a cabo un esfuerzo concertado para reducir la lista a unas pocas que sean manejables.

A pesar de los distintos enfoques, la mayoría de teorías comparten un objetivo común; desentrañar empíricamente la compleja relación entre el tejido cerebral y la experiencia de la vida. Una vez que los neurocientíficos comprendan cómo las redes neuronales producen conciencia, este conocimiento se puede usar para comprender las experiencias conscientes (o la falta de ellas) en las redes inorgánicas.

Puede exisitir la conciencia de las máquinas?
Puede exisitir la conciencia de las máquinas?

¿Es la conciencia informática nada más que un sueño futurista?

Para varios expertos en la materia, la conciencia en nuestros ordenadores actuales es absolutamente imposible. El bombo publicitario que rodea a la conciencia artificial es en vano. El hardware es hardware. No importa lo brillante que sea una máquina jugando al ajedrez, al Go, u otro, al final del día, no sabe que ganó una partida ni ha sentido la montaña rusa emocional de la competencia.

Ahora bien, algunos pronostican que las computadoras con inteligencia artificial no poseen ese “algo” adicional que se requiere para la conciencia (es decir, el poder causal), no descarta la posibilidad de que pronto se acerquen máquinas altamente inteligentes; sistemas de Inteligencia Artificial que superarán a los humanos en sus capacidades computacionales.

 

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