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2024 el año más estúpido de la historia de la tecnología

¿Es 2024 el año más estúpido de la historia de la tecnología?

Sinceramente, me encantaría que este título fuera clickbait pero, nada más lejos de la verdad! 2024 se perfila como el año más estúpido del mundo de la tecnología y en algunos años los historiadores escribirán sobre este año usando crayolas y sin parar de reír o de sentir lástima…  

 

La era de las disculpas. 

El escenario se agitó. Todo el mundo estaba feliz, Keanu Reeves salió al escenario habló del nuevo lanzamiento de Cd Projekt Red, Cyberpunk 2077. La emoción era intensa, una de las personas más queridas de Hollywood era ahora la imagen y un personaje del nuevo juego Triple A de  una de las mejores casas desarrolladoras de juegos de la historia. No había como fallar. Y sin embargo, justo en la pandemia, el mejor momento para lanzar un videojuego, sale Cyberpunk 2077 (un juego que amo, por cierto) y es un completo desastre, un absurdo y completo desastre lleno de bugs, problemas e incompatibilidades, no lo pudieron hacer peor. 

Algunos ejemplos de todas las casas desarrolladoras de juegos por sus fracasos y todas prometen lo mismo “arreglarlo después”

Y sin embargo fue en ese momento que nació una de las tendencias más tóxicas, peligrosas y absurdas de este mundo moderno, la excusa y el “lo arreglamos después”. Todas las grandes casas desarrolladoras se dieron cuenta que, si generaban suficiente hype, podían llevar al mercado cualquier porquería y, luego disculparse prometiendo actualizaciones, te estoy hablando a ti Bethesda con tu Fallout 76.  Skull and Bones, Avengers, The Suicide Squad Kills the Justice League, Gollum (ni me hagan hablar de ese desastre), The Last of Us (para PC) y los miles de ports que han salido después de juegos clásicos. Todas las casas desarrolladoras publican y luego arreglan o lo intentan ¿y el usuario?, pues que pague por armarse de paciencia. 

 

Un carro, unas gafas y la una moneda. 

Esto que pudo comenzar en el mundo de los video juegos, se expandió a toda la industria tecnológica. Antes, si un producto era malo, era malo y ya. La historia está llena de fracasos carísimos. El Ford Pinto, el Microsoft Kin, el iPhone 5c, Nokia Lumia y miles y miles de ejemplos que generaron expectativa y luego desaparecieron. Ahora, convivimos con desastres, pero los mantenemos vivos simplemente porque el Hype es más importante que el desempeño y la cotización en bolsa más relevante que la satisfacción del consumidor.

 

Ahora se consigue por menos de 30 dólares (que sigue siendo mucho por un ladrillo).

Gracias Supreme por arruinar el mundo, mostrando que se podía cobrar 1.000 dólares por un ladrillo. Para ejemplo de un producto sostenido por su factor “cool” más que por su desempeño, hablemos de la última camioneta de Tesla. La Cybertruck es una porquería, simplemente lo es. Vale 100.000 dólares (ese precio original de 39.900 dólares nunca llegó a ser verdad), no funciona bien cuando hace frío, no tiene capacidad de arrastre, no puede llevar una bicicleta atrás (no cabe a pesar de que es más grande que una F-150), no se puede cargar si usa un remolque (algo clave para un pick up de ese tamaño), el piloto automático (que vale 20.000 dólares), se cobra pero aún no está disponible, el acero inoxidable se macha, la visibilidad trasera es nula y corta dedos si uno no pone cuidado el cerrar la cajuela. Pero todo el mundo habla de ella como si fuera lo mejor que se ha inventado en el mundo después del aíre. No Elon, no sabes hacer camionetas, como no sabes de muchas otras cosas así opines de todo. “Si tienes un problema con otro carro, y vas en esta camioneta, tu ganarás”, eso dijo Musk en el lanzamiento de la Cybertruck, ¿cuantos años tienes, 10?. 

¿Entonces, porque todo el mundo está hablando de este carro?, porque es un buen contenido, un símbolo de estatus, una declaración de lo innovadores que somos, pero no es un buen vehículo y eso que Tesla con sus problemas de fiabilidad, servicio, páneles desalineaos y software tampoco es que haya dejado la vara muy alta. 

Y ahora hablemos de la Cybertruck del mundo de la tecnología, las Apple Vision Pro. Aunque bueno, quizás la comparación sea injusta, porque, a diferencia de la camioneta, estás gafas si están bien hechas. La calidad, el desempeño, la UI, todo está bien creado y presentado en estas gafas, como bien se los puede decir Samir. ¿Cuál es el problema entonces? Busquen en YouTube encontrarán, de nuevo horas y horas y más horas de contenido hablando de estas gafas y todos esos videos llegan a un punto en el que intentan, (con argumentos dignos de un niño de 9 años que no hizo la tarea pero quiere convencer a su profesor que no le ponga mala nota), de justificar los casos de uso de esa tecnología y el mostrar como es absolutamente práctica y digna de ser usada todo el tiempo… la verdad es que no y muchos otros reseñadores cuentan cómo después de la emoción, simplemente estas quedan relegadas a estar en una mesa esperando a ser usadas… o justificadas.  ¿No aprendimos nada de las Google Glass?.

Ni de chiste me salgan con el argumento de “eso mismo pasaba con el iPad, nadie sabia qué uso darle cuando salió”, lo cual, es una mentira absoluta, pues el mismo Jobs, lo mostró en el lanzamiento, como un necesario dispositivo intermedio entre la pantalla pequeña y poca potencia el iPhone y la gran pantalla, pero mucho peso y poca versatilidad del MacBook Pro. ¿Dónde encajan las Visión Pro en nuestro muy conectado, diverso y hasta saturado ecosistema de hoy?.

Con su habitual talento, Jobs dejó muy claro dónde encajaba el iPad.

Y eso es precisamente el lío, la razón de la actual estupidez humana con respeto a nuestro uso de la tecnología y la verdadera adoración religiosa de los CEO´s de estas grandes corporaciones. Arzobispos de la iglesia del silicio, profetas de apocalipsis que suben acciones y sacerdotes de una economía de las ideas, en misas de TedTalks…

Y si quieren otro ejemplo de esto,  hablemos del genial Sam Bankman-Fried CEO de FTX, el segundo Exchange de Crypto más grande del mundo. Estafador y mentiroso, vendió su imagen como la del CEO y billonario más modesto del mundo y un filántropo. Con su Toyota viejo, su ropa económica, su cabello desarreglado y su apariencia de un nerd con pocas habilidades sociales. Mas allá del caos y fracaso que fue su empresa, hay un detalle de sus historia que, creo demuestra lo verdaderamente estúpidos que podemos ser en el mundo actual. 

Durante las rondas de inversión en FTX un inversionista de alto perfil decidió poner en la compañía más de 200 millones de dólares, después de una reunión en la que Bankman-Fried se la pasó jugando League of Legends, exclamando “Me senté al frente de él, durante nuestra reunión, me ignoró todo el tiempo y luego salí pensando, oh mierda, debe ser realmente bueno este tipo”, ¿es enserio?, ¿200 millones de dólares en un alguien  que estaba jugando LOL?. El “mythos” de Silicon Valley en su máxima expresión. 

Gente, vivimos en un tiempo peligroso, compramos soluciones de ingeniería cuando deberíamos estar comprendo soluciones a nuestros problemas.  Cuando un producto se introduce al mercado hay una curva de aprendizaje. En esta hay un segmento de mercado conocido como “early adopters” un grupo de personas que compran y usan el producto en una etapa temprana arriesgándose a sufrir ciertos problemas de desempeño, pagando un poco más por ser los primeros en vivir la experiencia, antes de que el producto pase a ser masivo con una versión funcional y corregida. Pero, ahora resulta que todos somos Early Adopters, que compramos las “foundation editions” y que pagamos de más por el “privilegio” de la peor experiencia… el mundo al revés y el usuario al final. 

Hablemos en Twitter (otra cosa dañada por Elon) 

Andrés Felipe Sanchez 

@andresfesac

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