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Este es el primer computador “vivo” de la historia

Todos los detalles que tiene que conocer acerca del primer computador “vivo” de la historia.

Es crucial dar a conocer que la startup FinalSpark, con sede en Suiza, ha afirmado  haber construido un procesador de computadora único hecho de 16 mini cerebros hechos de tejido cerebral humano, comunica Tom’s Hardware, y se encuentran posicionando esta “computadora viviente” como una alternativa a la computación basada en silicio. Y ahora, otros investigadores tienen la capacidad de poder acceder de forma remota a la biocomputadora de la startup, la Neuroplataforma, para efectuar estudios, por ejemplo, sobre Inteligencia Artificial (IA), lo que habitualmente requiere monumentales recursos. ¡En breve todo sobre el primer computador “vivo” de la historia!

Todos los detalles que tiene que conocer acerca del primer computador “vivo” de la historia

“Una de las mayores ventajas de la computación biológica es que las neuronas procesan información con mucha menos energía que las computadoras digitales”, escribió la científica y asesora estratégica de FinalSpark, Ewelina Kurtys, en una publicación del blog de la compañía a inicios de este mes. 

Así mismo añadió, “Se estima que las neuronas vivas pueden utilizar más de un millón de veces menos energía que los procesadores digitales que utilizamos actualmente”. 

Para ser más precisos, la startup toma organoides cerebrales, pequeñas muestras de tejido cerebral humano derivadas de células madre neurales, y las ubica en un entorno especial que mantiene vivos a estos organoides. Posteriormente, conectan estos minicerebros a electrodos especializados para llevar a cabo procesamiento informático y conversiones analógicas digitales para transformar la actividad neuronal en información digital.

Vale la pena señalar que, el concepto de computadoras vivientes existe desde hace bastante tiempo. El año pasado, por ejemplo, los científicos conectaron neuronas a circuitos eléctricos, lo que proporcionó como resultado un dispositivo que tenía la capacidad de  llevar a cabo reconocimiento de voz.

Es crucial señalar que estas máquinas inusuales poseen algunas ventajas notables sobre sus contrapartes basadas en silicio, incluida una huella de carbono significativamente menor.

Kurtys ha afirmado, “Ésta es una de las razones por las que utilizar neuronas vivas para realizar cálculos es una oportunidad tan atractiva. Aparte de posibles mejoras en la generalización del modelo de IA, también podríamos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero sin sacrificar el progreso tecnológico”. 

La startup FinalSpark espera que otras instituciones aprovechen su Neuroplataforma para avanzar en la investigación de biocomputadoras y, al mismo tiempo, posicionar esta herramienta como el siguiente paso en la informática de Inteligencia Artificial (IA).

Lo cierto es que, mientras las empresas de Inteligencia Artificial claman por recursos para los centros de datos, con progresivas preocupaciones sobre las emisiones de carbono y el agua, se trata de un enfoque novedoso que tiene la capacidad de proporcionar sus frutos a largo plazo.

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