Si alguien dijera que cambiar una MacBook Air M1 por una M4 no se siente como un gran salto, probablemente no ha pasado suficiente tiempo con la nueva. Y sí, puede sonar exagerado (porque el modelo con chip M1 sigue siendo una joya capaz de mucho), pero cuando se trata de rendimiento, batería, pantalla y hasta webcam, el Air M4 no solo hace las cosas mejor, sino que las hace más fácil y más fluido.
Este artículo no es una oda ciega a lo nuevo, sino una mirada honesta desde la experiencia de pasar de un Air M1 (modelo 2020, 13 pulgadas) al nuevo Air M4 (modelo 2025, también de 13 pulgadas). Spoiler: sí, vale la pena. Pero también es un tributo a lo bien que hizo las cosas Apple desde el principio con su primer chip de la serie M.

La portátil más confiable del mercado (5 años después de lanzada)
Vamos por partes: el MacBook Air M1 es —todavía en 2025— uno de los portátiles más confiables, eficientes y equilibrados del mercado. Con un rendimiento que para muchos sigue siendo más que suficiente, este equipo se comporta como un campeón en tareas cotidianas: navegar con 30 pestañas abiertas, editar fotos, armar presentaciones o incluso editar video 4K básico.
No tiene ventilador, es silencioso y su batería sigue aguantando una jornada completa sin drama. ¿Diseño? Minimalista, ligero y funcional, icónico me atrevería a decir. Es, en resumen, un computador que envejece con dignidad. Y por eso muchos se preguntan si tiene sentido dar el salto al nuevo M4. Lo único que tengo para criticarle al M1 es lo mismo que le voy a criticar a todo el portafolio actual de Apple, lo extremadamente (imposible dirían muchos), que es actualizarlo y lo muy difícil que es repararlo, gracias, sr Tim Apple (como diría nuestro amigo Trump).

El M4 no grita, pero deslumbra
Lo cierto es que la MacBook Air M4 no hace escándalo para demostrar que es mejor: simplemente lo es. Todo se siente igual, pero distinto. Se ve igual, pero mejor. Se escucha igual, pero más claro.

El nuevo chip M4 es una bestia silenciosa: hasta el doble de rápido que el M1 en tareas exigentes, pero con el mismo comportamiento térmico impecable. Todo esto sin ventiladores, sin calentones y con más batería: hasta 20 horas en pruebas reales, según varios benchmarks. Y aunque eso ya es impresionante, el verdadero cambio está en los pequeños detalles que hacen la diferencia en el día a día.

Pequeños grandes cambios
La pantalla, aunque sigue siendo de 13 pulgadas, ahora es un poco más alta (gracias al formato 16:10), más brillante (500 nits) y con mejor color. Perfecta para trabajar en exteriores, editar contenido o simplemente ver series con más gusto.
La cámara pasó de una modesta 720p a una de 12MP con Center Stage (que siempre te mantiene centrado en la toma) y con una resolución más que necesaria de 1080p, ideal para videollamadas con buena iluminación y los micrófonos, mejorados, hacen que se escuche más claro y natural, incluso en ambientes ruidosos.
Además, hay una ventaja que muchos subestiman: MagSafe 3. Tener un puerto de carga dedicado libera los dos USB‑C para accesorios o monitores, y ya no hay sustos cuando alguien tropieza con el cable, igual si quiere usar algún puerto USB tipo C como puerto de carga, puede hacerlo, sin problema.

Ah, y hablando de monitores: el M4 ahora permite conectar hasta dos pantallas externas, algo imposible con el M1 sin hacer malabares.
Más RAM, más futuro
Otro punto a favor del nuevo modelo: viene con 16GB de RAM como configuración base, lo que se traduce en mejor desempeño en multitarea y más longevidad del equipo. El M1 comenzaba en 8GB (y subirlo implicaba pagar más), lo cual ya en 2025 se puede quedar corto para algunos flujos de trabajo.

Esto no es menor, pues 16 Gigas es lo mínimo que pide Apple Intelligence y si es que algún día llega, este computador estará listo para esta tecnología. Duele que hay que, literalmente, comprar otro computador para duplicar la RAM, pero así opera cupertino estos días.
Entonces, ¿vale la pena cambiar?
Depende. Si el M1 sigue respondiendo bien a lo que se necesita, no hay prisa. Es un equipo que aguanta pelea y lo seguirá haciendo un buen tiempo. Pero si el trabajo implica edición pesada, muchas apps abiertas, llamadas constantes, presentaciones en múltiples pantallas, modelos Off Line de inteligencia artificial o simplemente se quiere lo mejor de lo mejor sin llegar a un MacBook Pro, entonces el M4 es una actualización que se siente y se agradece.

No es solo más rápido. Es más inteligente, más versátil, más preparado para lo que viene. Y lo mejor: sigue siendo delgado, silencioso, portátil y —sí— igual de bonito, aunque el azul que tengo deja huellas por todas partes.
Para quienes buscan potencia sin complicaciones, diseño sin pretensiones y rendimiento sin excusas, el MacBook Air M4 se perfila como el nuevo estándar del portátil perfecto.
¿Lo mejor? Cuesta lo mismo que el M1 cuando salió. Solo que ahora viene con más memoria, mejor cámara, mejor pantalla, más batería… y más futuro.

¿Quién diría que Apple podía mejorar algo que ya era casi perfecto?
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Andrés Felipe Sánchez