Monitores, IEM, Audífonos ¿Cuál es la diferencia?

¿Cuáles son los mejores audífonos para usted?

Cuando alguien dice “necesito unos buenos audífonos”, probablemente no está pensando en lo mismo que un ingeniero de sonido en plena sesión de mezcla, un vocalista en una tarima o alguien que simplemente quiere escuchar su playlist favorita mientras trabaja. Y es que no todos los audífonos son iguales, ni tienen por qué serlo.

En este mar de opciones —circumaurales, IEM, con drivers dinámicos, con cancelación activa, con cables como espaguetis o sin ellos— vale la pena detenerse y entender qué hay detrás de cada tipo. Hoy nos metemos de lleno en tres categorías clave: los audífonos de monitoreo over-ear, los famosos IEM (In-Ear Monitors), que incluyen los famosos Chi-Fi y los clásicos audífonos comerciales que encontramos en cada centro comercial. Es importante que tenga clara esta diferencia, para que su compra, no le suene mal.

De los geniales Sony MDR-MV1 hablaremos dentro de poco.

Over-ear de monitoreo: la cruda verdad del sonido

Estos audífonos son los preferidos en estudios de grabación, salas de edición, cabinas de radio y, sí, también por algunos audiófilos empedernidos. Son grandes, muchas veces cableados y con una misión clara: no engañar. Su sonido es lo más plano posible, lo que significa que no exageran graves ni endulzan agudos.

Un productor los ama porque le permiten escuchar la mezcla tal como es. Si hay un clic, un siseo, o un bajo mal calibrado, se notará. Modelos como los Sony MDR-7506, Beyerdynamic DT770 o AKG K702 son leyendas vivas en este universo.

Los Sony MDR-7506, unos monitores clásicos.

Eso sí, no son los mejores compañeros para llevar al gimnasio o al supermercado. Son voluminosos, poco portátiles y a veces requieren amplificadores si tienen impedancia alta. Pero si tu trabajo (o tu pasión) está en capturar el sonido más fiel posible, este es tu equipo.

IEM: los audífonos que los músicos esconden en el oído

Los In-Ear Monitors no son los típicos audífonos de gomita. Son herramientas de precisión hechas para artistas en escena, ingenieros de sonido móviles, y cada vez más, para audiófilos discretos. Se meten en el canal auditivo (sí, bien adentro), y lo aíslan del mundo exterior con una eficiencia asombrosa.

Aunque su tamaño engaña, algunos modelos tienen más de un driver por oído, lo que les permite separar frecuencias con lujo de detalle. Existen versiones universales y otras hechas a medida del oído del usuario (sí, como un traje de alta costura).

Muchos IEM poseen múltiples drivers.

Ventajas: portabilidad extrema, aislamiento casi quirúrgico y un nivel de detalle que asombra. Desventajas: no todo el mundo se acostumbra a tener algo tan adentro del oído, y en sesiones largas pueden cansar un poco. Pero para los que necesitan moverse, grabar o tocar sin ruido externo que estorbe, son perfectos.

Audífonos comerciales: el placer de sonar bien (aunque no fiel)

Aquí entran los más conocidos: desde los AirPods Max hasta los Beats, los Sony WH-1000XM6 y cualquier modelo diseñado para consumidores. No son neutrales ni pretenden serlo. Están pensados para hacer que la música suene “bonita”, con bajos contundentes, agudos suaves y un sonido envolvente que hace que hasta una nota de voz parezca una producción de Hollywood.

Son ideales para quienes quieren escuchar música en el transporte, trabajar en una cafetería, o simplemente relajarse sin complicaciones. Algunos incluyen cancelación activa de ruido, asistentes virtuales, controles táctiles y demás golosinas tecnológicas.

Hay muy buenas propuestas en el mundo de los audífonos comerciales.

¿El problema? Justamente eso: enmascaran defectos. Si vas a editar audio, mezclar o grabar, lo último que quieres es un audífono que maquilla todo. Pero si lo tuyo es el disfrute, adelante. Son cómodos, bellos, prácticos, y para muchos, más que suficientes.

Entonces… ¿cuál necesitas tú?

La elección depende del objetivo. Aquí va una guía rápida:

Over-ear de monitoreo → Para productores, podcasters, editores, músicos y estudiantes de sonido que necesitan fidelidad y largas sesiones sin coloración del audio.

IEM profesionales → Para músicos en vivo, técnicos de escenario, creadores de contenido móviles o audiófilos que quieren calidad en formato compacto.

Audífonos comerciales → Para usuarios cotidianos, amantes de la música, viajeros frecuentes y cualquiera que valore diseño, comodidad y un sonido cálido antes que la precisión quirúrgica.

No hay un tipo de audífono mejor que otro. Hay uno que se ajusta mejor a ti. Porque al final del día, lo importante es que suene como a ti te gusta… y que no te deje sin batería (o sin tímpano).

En la variedad, está la canción que mejor suena.

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Andrés Felipe Sánchez

@andresfesac

 

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