La semana pasada me encontré con 2 noticias tecnológicas, diametralmente diferentes, que demuestran la doble moral del Gobierno Trump con relación al tema de la privacidad de la gente y al uso de la tecnología.
La primera fue el anuncio del Secretario de Comercio de los Estados Unidos Wilbur Ross, quien informó que el Gobierno Norteamericano se apresta a emitir nuevas limitaciones y restricciones para que compañías norteamericanas puedan entregarle componentes tecnológicos a Huawei.
Las nuevas restricciones se suman al intenso lobby que ha hecho la delegación norteamericana para que gobiernos como el de Francia, Alemania y el Reino Unido no permitan el uso de equipos del gigante Chino en el despliegue de las nuevas redes 5G de sus respectivos países.
La razón del Gobierno Trump sigue estando fundamentada en la posibilidad de que Huawei le ofrezca una “puerta trasera” al Gobierno Chino para que este acceda a todas las comunicaciones que pasan por sus dispositivos, bien sea dispositivos finales como celulares y tabletas o a través de las redes de comunicación en donde haya componentes de Huawei, lo que constituye un “problema de seguridad nacional para los Estados Unidos”.
La palabra importante aquí es “posibilidad” porque a pesar de su insistencia, los gringos no han podido comprobar que dicha puerta trasera exista a pesar de que el equipo de Huawei ha ofrecido entregar el código de sus sistemas y de sus dispositivos para que sea revisado (algo que algunas agencias europeas ya han hecho).
Posición 1 – Que un gobierno tenga un puerta trasera con la cual pueda espiar a la gente es malo.
La segunda noticia tiene que ver con Apple y con la pataleta que han armado el Fiscal General Bill Barr y el Presidente Donald Trump para que Apple desbloquee 2 iPhones relacionados con el tiroteo ocurrido en diciembre pasado en una base militar de Pensacola, FL en la que un ciudadano Saudí mató a 3 personas e hirió a otras 8.
We are helping Apple all of the time on TRADE and so many other issues, and yet they refuse to unlock phones used by killers, drug dealers and other violent criminal elements. They will have to step up to the plate and help our great Country, NOW! MAKE AMERICA GREAT AGAIN.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 14, 2020
El tema es que lo que parece, a simple vista, una “solicitud” perfectamente entendible por parte de las autoridades norteamericanas, es en realidad una exigencia para que Apple cree en los códigos de sus dispositivos, aplicaciones y sistemas operativos puertas traseras por medio de las cuales el gobierno pueda tener acceso a los mismos.
El Gobierno Norteamericano sabe que no es posible desbloquear un iPhone (o 2) sin sus claves porque el sistema operativo encripta su contenido y Apple no tiene una llave maestra para desbloquearlo. La única manera de hacerlo es, entonces, que en las nuevas versiones del sistema operativo Apple desarrolle dicha puerta trasera, la guarde y la use en caso de que el gobierno (solo el norteamericano, porque sería ilógico entregarle esa capacidad a un gobierno como el Chino) se lo pida.
Posición 2 – Es el colmo que una compañía como Apple no le entregue al Gobierno (norteamericano) una puerta trasera para acceder a los dispositivos
¿Si ve la doble moral? Hay que multar a Huawei porque “de pronto” le ha dado al Gobierno Chino esa puerta trasera pero hay que irse en contra de Apple porque no quiere crear dicha puerta trasera para el gobierno Norteamericano.
La privacidad de los usuarios no importa si yo (el gobierno Trump) necesita el control pero es súper importante si quien pide ese control son los Chinos.
El tema de privacidad es extremadamente complejo. Más cuando conocemos – gracias a Edward Snowden– lo que el Gobierno Norteamericano ha hecho en el pasado y como ha espiado en sus propios ciudadanos.
Más cuando sabemos lo que está haciendo en el presente vía las alianzas con compañías como Clearview (nuestra discusión sobre el tema en elcapítulo de DGTal Podcast de la semana salió chévere,lo invito a que la escuche).
Más cuando uno revisa que una y otra vez la ley ha dicho que prima la presunción de inocencia y que el riesgo de abrir dicha “puerta trasera” radica en que así como los gobiernos del mundo la pueden usar para fines legales y para proteger a sus ciudadanos también lo pueden hacer para ir en contra de aquellos que sean críticos de sus actuaciones, como en el caso de Jamal Kashogi y el gobierno de Arabia Saudita ( en el que terminó ahora involucrado Jeff Bezos, el dueño del Washington Post y de Amazon) o de que un hacker se apodere de las misma y haga cuantas maldades quiera sin que nadie pueda detenerlos.
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