El PC no morirá de la noche a la mañana. No será por cuenta de un infarto. Su muerte será lenta, olvidada, aburrida. Será como un anciano a quien mandan a un hogar geriátrico para que no estorbe, para que mire qué se pone a hacer, para que muera en paz y en silencio.
Así es la muerte del PC. Una muerte desdichada. Una muerte que lleva 3 años andando y que a pesar de pequeños estallidos de rejuvenecimiento derivados de la llegada de Windows 8 y 8.1, de nuevos modelos y form factors y del lanzamiento de modelos híbridos y novedosos, sigue un curso cada vez más acelerado hacia sus días finales.
Luego de un 2012 perverso, en el que la categoría se contrajo un poco más de 3.5% con respecto al 2011, los principales analistas de la industria esperaban un repunte, así fuera pequeño. IDC, por ejemplo, comenzó el año con expectativas de crecimiento de 3.2%; expectativas que rápidamente se evaporaron y que dieron paso a un escenario de contracción de cerca del 9.5%.
A tan sólo 4 semanas de cerrar el año, la compañía ha tenido que corregir nuevamente ese estimado, gracias a las bajas ventas de PCs en lo que va corrido del año y la falta de tracción que tuvo la categoría en el fin de semana de Thanksgiving, Black Friday, Cyber Monday.
IDC espera que el mercado de PCs caiga durante el año 10.1% con respecto al 2012, completando así 11 trimestres de caída y volviendo a los niveles de ventas del 2008 cuando el mercado de los smartphones apenas despegaba y el iPad estaba aún en pruebas y diseño.
La falta de nuevas funcionalidades, de killer features, ha llevado a los usuarios a alargar la vida de sus equipos viejos y a explorar alternativas como los Tablets que, gracias a los avances de la tecnología de comunicaciones móviles, han entrado a complementar y reemplazar las necesidades de un nuevo PC.