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Nintendo Labo – No es sólo jugar

El Nintendo Labo trae a los videojuegos la magia que tienen los Legos y la une con una infinidad de posibilidades. Algunos ejemplos de cómo funciona y por qué estamos enamorados de nuestro Switch y de nuestro Labo

No tengo duda alguna que el mejor regalo que le dimos a Nabih en su vida fue un Lego. Debía tener 4 o 5 años y recuerdo que pasó toda la tarde siguiendo las instrucciones del librito hasta que logró armarlo, con algo de ayuda.

Pasaron los años y vinieron más Legos, más grandes, más complicados. Una navidad duramos 8 días armando una versión de la Estrella de la Muerte de Star Wars con un poco más de 4 mil piezas. Fue maravilloso.

Amo los Legos, pero creo que tienen un problema: una vez armados pierden la mayoría de su atractivo, a menos que se conviertan en una colección, y es poco lo que los niños juegan con ellos.

Esta es la colección de Legos de Nabih

Hablemos ahora de los videojuegos. Cero proceso creativo, cero ensamblaje, puro plug & play.

¿Qué pasaría si uno pudiera unir la magia que tiene el proceso de construir un lego, con la inmersión que ofrecen los videojuegos?

Hola Labo!!

Sólo una compañía tan loca como Nintendo podría haber creado el Labo. Sólo una compañía tan mágica como Nintendo hubiera podido lanzar al mercado unas cajas llenas de láminas de cartón que sirven como accesorio para la consola de videojuegos más importante de los últimos 5 años. Sólo una equipo tan creativo como el que creo el Wii y el Switch hubieran podido unir las cosas mágicas del Lego con las cosas mágicas de un Nintendo.

Y es que en los pocos días en que llevamos jugando con nuestro Labo Variety Kit (y digo llevamos, en plural, porque el Labo es para todos: para niños, jóvenes y adultos) he podido entender propuesta de valor: El Labo tiene la magia de armar algo – al estilo de los Legos – pero no para ahí. Luego de armarlos viene el momento de jugar, de entretenerse. Y cuando ya hemos dominado el tema se puede descubrir.

Make, Play, Discover como dice el propio Nintendo.

Para explicarles lo divertido que es armar un Toy-Con (así se llama cada juego de esta caja de Labos), déjenme les comparto un video de hicimos con Nabih (tranquilos está en cámara rápida para que no aburran):

Al igual que los Legos, armar los Toy-Cons es fácil y divertido y puede tomarle entre 10 mins y 90 mins dependiendo del Toy-Con y de su nivel de experticia. Es extraño lo “fuerte” que se siente, lo bien construido que parece ser. Lo absurdo que debe haber sido el proceso de diseño de cada parte y cada pieza, pero lo bien que encaja y funciona;

Pero es más extraño aún entender que no hay nada más que cartón (y de pronto un par de cauchos) en estos juguetes. Más cuando uno se da cuenta de todo lo que logra hacer. Mire por ejemplo el Piano:

De lo más cool del #NintendoLabo. Un piano de cartón!! #NintendoRocks!

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O mire el “elefante”:

Primer juguete #nintenolabo

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O mire, por último, la unión de lo físico (el Labo) y lo digital (la pantalla del Switch) con esta caña de pescar (fíjese en la cuerda):

Solo uno de los varios juegos de #NintendoLabo

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Las posibilidades son infinitas. La diversión también. Y el proceso creativo es de nunca acabar.

Sé que los “expertos” dirán que el mejor juego del año será Fortnite o God of War, el uno por el engagement que ha logrado y por los millones de usuarios que lo están jugando y el otro por las gráficas y la trama.

Pero la verdad es que el mejor juego del año debería ser el Nintendo Labo por crear una experiencia que va desde lo físico hasta lo digital, por unir el mundo de la creación con el de la diversión, por ser único y disruptivo y por ponernos a soñar con lo que puede venir ahora que Nintendo ha destapado su segunda carta del Switch.

 

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